TANGERINE

Una Navidad en el Los Angeles más sórdido

Cuando Mark Duplass, productor, guionista, director, actor y unos de los nombres propios del cine independiente estadounidense le propuso al cineasta Sean Baker filmar alguna de sus ideas, Baker pensó en una historia que se le había ocurrido en una tienda de donuts de su barrio en Hollywood. El proyecto continuó adelante con la producción de los hermanos Duplass pero un presupuesto muy bajo, hasta el punto que el director y el director de fotografía decidieron que para el tipo de tomas que querían grabar sería mucho más económico y no perderían mucha calidad haciéndolo con smartphones. Al final la película se rodó usando tres iPhone 5s con algunas lentes externas para las tomas en widescreen y una app especial para la captura de video y así se dispuso de más dinero para extras y localizaciones adicionales. El proyecto resultante, Tangerine es una mezcla de comedia y drama urbano ambientado en el Hollywood menos glamouroso.

El día de Nochebuena, Sin-Dee Rella (Kitana Kiki Rodriguez), una prostituta transexual acaba de ser liberada de su condena de 28 días de prisión. Se encuentra con su amiga Alexandra (Mya Taylor), también prostituta transexual en bar de donuts Donut Time de su barrio. Alexandra informa a Sin-Dee que su novio y chulo Chester (James Ransone) le ha puesto los cuernos con Dinah (Mickey O'Hagan) una mujer blanca que también trabaja para él. Furiosa, Sin-Dee empieza a recorrer el barrio buscándolos. Mientras, Alexandra se prepara para su actuación en un local de West Hollywood, donde va a cantar esa noche. Razmik (Karren Karagulian), un taxista armenio, trabaja larguísimas horas para mantener a su esposa e hija y además conseguir algo de dinero para gastar en Alexandra y Sin-Dee, procurando que no se entere nadie, especialmente su molesta y metomentodo suegra.

Casi toda la acción transcurre en un grupo de manzanas muy poco recomendables de Los Angeles, con altas tasas de criminalidad y donde se desarrolla una industria sexual centrada en la prostitución realizada por transexuales. Los personajes y las situaciones dan una impresión de realismo total, sacando provecho a las anécdotas y vivencias que los cineastas han recopilado de los auténticos habitantes y trabajadores del barrio tanto como del formato de rodaje. Las dos protagonistas, Sin-Dee y Alexandra, amigas en la vida real, tienen una gran química en pantalla. Sin-Dee tiene un carácter explosivo y no se arredra ante nada; cuando descubre que la han engañado remueve cielo y tierra hasta encontrar a Dinah y (literalmente) arrastrarla media ciudad hasta encontrar a Chester. Alexandra, más amable y tranquila, tampoco se arredra cuando un cliente no quiere pagar, pero aún tiene la ilusión y el sueño de poderse dedicar a la canción. Se pasa el día intentando promocionar su actuación de la noche, un acontecimiento central en su vida. La trama tiene gran vivacidad, siguiendo a los diferentes personajes y cruzándolos en las dos escenas cumbre de la cinta; la actuación de Alexandra y la tragicómica confrontación de todos los personajes en el Donut Time, donde chocan minorías étnicas, raciales y sexuales de una forma explosiva pero también curiosamente esperanzadora.

Una cosa que me gustó mucho del tratamiento de los personajes es que se les retrata con naturalidad y humanismo; tienen obvios problemas, sus vidas son duras, tienen defectos, pero también virtudes, sueños y algunos de ellos conocen el amor y la amistad. Paradójicamente tanto Dinah como en cierto modo Razmik están más aislados y tirados que las dos transexuales, las teóricas parias totales. Esto crea al sensación de estar contemplando un pedazo de realidad.

A pesar del tema, la película evita caer en las imágenes explícitas sin sacrificar un ápice de realismo ni dejar de contar nada de lo que suele pasar en el barrio. Me pareció un recurso muy inteligente y visual tapar la única escena de sexo de la cinta, que tiene lugar en el interior de un taxi, con los cepillos de un autolavado de coches.

La dirección y la fotografía me han parecido muy buenas. El sistema de grabación da a las imágenes una cualidad de inmediatez, de espontaneidad, que juntado a la clara luz de los inviernos californianos da a la película un aspecto tan bueno como realista. También otorga a los cineastas una gran libertad de movimientos, que aprovechan siguiendo a los protagonistas durante toda la jornada mientras se mueven por la ciudad.

Tangerine me ha parecido una muy buena película, que dado el tema que trata podría resultar terriblemente sórdida, pero que sin ocultar ni maquillar la realidad construye unos personajes que acaban resultando cercanos por su humanidad.

(c) 2015 Jordi Flotats