BIRDMAN

Inspiradísimo giro a la comedia negra de Alejandro González Iñárritu

El director mexicano Alejandro González Iñárritu no se ha prodigado demasiado desde su debut en 2000 con la película Amores perros, un magnífico thriller separado en tres líneas de acción que se entrecruzan y muestran una sección de la sociedad mexicana. La película tuvo mucho éxito y le permitió a su director dar el salto a Estados Unidos. Sus siguientes trabajos, 21 Grams (2003), Babel (2006) y Biutiful (2010) han contado con grandes actores con el favor de la crítica. Personalmente me pareció que las películas se toman demasiado en serio a sí mismas, son demasiado trascendentes y algo pretenciosas. Con su último trabajo, Birdman, el director ha dado un vuelco completo, ofreciendo una comedia negra, con un guión endiabladamente bueno y una factura visual tan impactante como original.

El protagonista de la película es Riggan (Michael Keaton), un actor que se hizo muy popular en la década de 1990 interpretando a Birdman, un superhéroe disfrazado de hombre-pájaro capaz de volar. Ahora está en horas bajas, divorciado amigablemente de Sylvia (Amy Ryan) y con una hija, Sam (Emma Stone), que acaba de salir de rehabilitación. Desesperado por conseguir atención y reconocimiento, se ha encargado de adaptar para el teatro la obra de Raymond Carver De qué hablamos cuando hablamos de amor y la está dirigiendo y protagonizando en un teatro de Broadway. A tres días del estreno uno de los tres restantes actores queda fuera de juego tras sufrir un accidente en un ensayo. Las otras dos actrices son Laura (Naomi Watts), una veterana que debuta en Broadway y Leslie (Andrea Riseborough), con quien mantiene una relación. El actor lesionado es sustituido por un veterano del teatro con gran prestigio pero carácter muy volátil, Mike (Edward Norton). Riggan está sometido a un terrible stress, se juega todo con la obra y la producción tiene bastantes problemas. Por si fuera poco está empezando a tener lo que parece una brote psicótico.

El guión de la película, firmado por Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris y Armando Bo, me ha parecido brillante; una sátira de la industria de Hollywood, del teatro de Broadway y del show business en general, llena de metareferencias y con muchos momentos memorables. Iñárritu abandona del todo la solemnidad trascendente que lo caracterizaba en sus últimas películas para firmar un guión enojado y amargo pero lleno de humor. A los guionistas claramente no les gusta una industria que acaba provocando que los actores de más talento acaben disfrazados de superhéroes; que el éxito o el total fracaso de una obra de teatro dependa de una crítica del día siguiente del estreno o la celebridad fácil y banal que proporcionan las redes sociales. Pero todo esto, lejos de ser una cascada de reproches, se convierte, gracias a unos diálogos precisos y afilados y a algunos gags antológicos en una película divertidísima, imaginativa, que pasa en un suspiro.

Michael Keaton, que consiguió su fama por interpretar a Batman en los noventa, reintenta y reverdece su carrera gracias a un personaje pensado a medida para él. Keaton realiza un trabajo soberbio, enorme; no duda en reirse de sí mismo sin complejos y sin ninguna piedad, componiendo un personaje complejo; egoísta, obsesionado con la celebridad y el estrellato, ridículo a veces, conmovedor otros momentos. Un trabajo de demolición de ego a la altura de Como ser John Malkovich. Edward Norton le da la réplica de forma brillante interpretando a un actor de mucho prestigio y poca fama; un tipo aire de prima donna obsesionado con el realismo de la interpretación y convencido de su propia importancia. Olvidando su breve paso por la franquicia de Hulk, Norton también juega con sentido del humor con la fama que lo acompaña. La película contiene algunos duelos impresionantes entre él y Keaton.

El resto del reparto es también fantástico. Naomi Watts da vida con su habitual naturalidad a una actriz ya veterana y algo insegura que siempre ha soñado con actuar en Broadway. Andrea Riseborough interpreta a una actriz de teatro más joven y mucho más excéntrica. Emma Stone hace un buen trabajo en el papel de hija de una celebridad, una chica que pertenece a la generación completamente ajena a la de su padre. Amy Ryan está (como siempre) espléndida dando vida a la mucho más tranquila y reposada exmujer del protagonista. Me sorprendió también la contenida interpretación de Zach Galifianakis en el papel de manager y abogado.

Con su gran guión y faboluso casting, lo que acaba de convertir a Birdman en una de las películas del año es su original factura visual. Emmanuel Lubezki (ganador de un Oscar por Gravity) fotografía una película estructurada en un solo plano secuencia creado digitalmente. La cámara se pega a los actores y a las paredes de un teatro que es como un personaje más de la película, provocando una gran inmersión del espectador y dándole una gran intensidad a la narración. No me extrañaría que Lubezki ganara su segundo Oscar por este trabajo. Para acabar de darle intensidad a la narración está la banda sonora de Antonio Sanchez, compuesta por un larguísimo solo de batería. Es una elección arriesgada pero en mi caso funcionó; la percusión marca un ritmo narrativo alto, acentúa la sensación de narración en tiempo real y pega perfectamente con la particular fotografía de la cinta.

En conjunto Birdman me ha parecido una película espléndida; divertida, original y con una dirección impresionante. Un film original y bien realizado en todos sus aspectos, sin duda uno de las películas del año.

(c) 2014 Jordi Flotats