THE SIGNAL

Visualmente impactante historia de ciencia-ficción con reminiscencias de la Dimensión Desconocida

William Eubank debutó en el cine con Love (2011), una críptica película de ciencia-ficción con aspecto visual impecable que homenajeaba sin complejos a Stanley Kubrick y proponía una trama un tanto impenetrable presidida por una omnipresente banda sonora compuesta por el grupo norteamericano Angels & Airwaves. Sus admiradores destacaron los inspirado de la realización y el fondo de ciencia-ficción humanista de la historia; sus detractores dijeron que era un largo videoclip excelentemente ejecutado. Con su segundo trabajo, The Signal, Eubank se ha mantenido en el terreno de la ciencia-ficción para crear un thriller lleno de giros de guion con el que continúa demostrando que es capaz de crear un trabajo visualmente excelente con un presupuesto más que ajustado.

The Signal arranca con tres jóvenes estudiantes universitarios que realizan un viaje en coche. Son Nic (Brenton Thwaites), un joven que va en muletas debido al progreso de su enfermedad degenerativa; su mejor amigo Jonah (Beau Knapp) y su novia Haley (Olivia Cooke). Nic y Jonah la están acompañando a su nueva universidad en California. Nic teme que la distancia, sumado al progreso de su enfermedad los termine alejando. Él y su amigo son hackers aficionados, y durante el viaje han contactado con Nomad, otro hacker al que no conocen que parece tener un gran talento. Nomad les demuestra que puede localizarlos y entrar en sus ordenadores, y ellos, picados, logran obtener una localización física donde creen que podrán encontrarlo en persona. Con alguna dificultad, convencen a Haley de realizar un desvío en el camino para ir al sitio, que termina resultando ser una casucha en medio del desierto de Nevada. Cuando la exploran parece vacía, pero luego algo sucede cuando salen, porque Nic despierta en una instalación aparentemente subterránea sin recordar cómo llegó allí. En la instalación hay gente vestida con trajes de astronauta que parece realizar tareas médicas. A él lo interroga un hombre que se presenta como Damon (Laurence Fishbourne). A cambio no le cuenta casi nada, sólo que podría haber sido la víctima de una EBE (Entidad Biológica Extraterrestre). A partir de este punto es mejor no contar mucho más para no estropear ninguna sorpresa, pero el argumento continúa ofreciendo eventos extraños y de difícil explicación y giros inesperados.

El guion, firmado por el propio director, Carlyle Eubank y David Frigerio, presenta una historia que me recordó (en el buen sentido) a un capítulo de The Twilight Zone. Llena de giros, sorpresas y acontecimientos inexplicables, buena parte de ellos quedan aclarados en los últimos cinco minutos de película en su giro final y clímax, mostrando que existía una lógica interna. La explicación, aunque coherente, no me pareció la más pulida, podría tener un poco más de miga. Eso hace que al final no me quedara tan buena sensación como debería, porque la película hasta ese punto me estaba gustando mucho. Los personajes, bien interpretados por un conjunto de actores poco conocidos (exceptuando a Lawrence Fishbourne), no están muy desarrollados, con la sola excepción del protagonista, Nic. A través de ese personaje el guion canaliza los temas principales que subyacen en la historia; la superación, y la realización final que había dejado que las emociones, el enfado y en en especial el amor, quedaran demasiado subeditadas por la lógica de las situaciones (su enfermedad o la dificultad de huir de su cautiverio). En un clímax visualmente impactante, Nic decide romper con la lógica y abandonarse a lo que siente, logrando así una liberación personal y una explicación final de cómo son realmente las cosas. Por desgracia, todo los buenos detalles que ayudan a crear el personaje de Nic están ausentes en los demás; Jonah es el amigo de Nic, y poco más sabremos de él; Haley es su novia y no sabremos absolutamente nada de ella, su papel es meramente funcional, existe para que Nic ame a alguien.

Visualmente la película es impresionante. William Eubank ha logrado una película que parece haber costado mucho más de cuatro millones de dólares gracias a unos efectos logradísimos. La película está claramente dividida en dos mitades visual y temáticamente muy distintas. La primera tiene formato de road-movie y en ella se introduce a los personajes y sus relaciones; la segunda sucede en instalaciones subterráneas y exteriores desérticos. Están inteligentemente separadas por una secuencia que tiene el formato de "material encontrado" estilo Blair Witch Project o Catfish en la que los chicos exploran la casa donde se esconde el hacker que buscan mientras lo graban con una cámara. Cada parte tiene su propia iluminación y estilo de fotografía, pero comparten su atención a los detalles. La película no puede calificarse como de acción, pero hay un par de secuencias espectaculares, especialmente una que involucra a un gran camión que me pareció antológica. La banda sonora de Nima Fakhrara, compositora y diseñadora de instrumentos musicales, me pareció curiosa y muy adecuada para la narración.

En conjunto The Signal me ha gustado, me ha parecido muy entretenida y un placer para la vista. El argumento no está mal, pero el desarrollo del guión podría haber sido mejor. De todas maneras es de agradecer ver que de vez en cuando alguien hace películas de ciencia-ficción que se salen un poco de la norma. William Eubank ha vuelto a demostrar su talento en la realización y su capacidad de aprovechar cada dólar del presupuesto, logrando un resultado final espectacular.

(c) 2014 Jordi Flotats