RELATOS SALVAJES

Antología argentina de seis historias con un humor negro como el carbón

Daniel Szifron es conocido en su Argentina natal por haber creado la serie de televisión Los Simuladores (2002-2003). La serie, mezcla de suspense y humor, es considerada por muchos como la mejor serie producida en ese país. Su éxito propició la creación de remakes en otros paises, entre ellos España. Debutó en el cine en 2001 con la comedia negra El fondo del mar, a la que siguió Tiempo de valientes en 2005. Para su tercer largo, Relatos salvajes, Szifron usó seis relatos breves que escribió. Al juntarlos se dió cuenta de que tenían una cierta unidad en los temas y rodó seis cortos que juntó en una antología. La película cuenta con la producción de la compañía El Deseo, encabezada por los hermanos Almodóvar, que al parecer llevaban tiempo con ganas de colaborar con el director. Estrenada en el Festival de Cannes con muy buena acogida, ha cosechado gran un éxito de taquilla en su país y ha sido seleccionada para representarlo en los premios Oscar.

Relatos salvajes es una antología de seis cortos independientes que presentan seis historias autoconclusivas. Todas las historias presentan situaciones y conflictos comunes, muy cotidianos en los que la gente acaba reaccionando de forma extrema. En Pasternak se plantea una situación en la que alguien reúne en un mismo sitio a todas las personas que le han agraviado y han contribuido a su infelicidad. En Las ratas, una camarera (Julieta Zylberberg) de un restaurante de carretera vacío se ve obligada a atender al empresario y prestamista (Cesar Borbon) que arruinó a su familia y provocó el suicidio de su padre. En El más fuerte un conductor al volante de un flamante Audi (Leonardo Sbaraglia) que circula por una carretera desértica se cruza con otro (Walter Donado) que conduce una antigualla y lo insulta cuando éste no le deja adelantar; quilómetros más adelante pincha una rueda y mientras termina de cambiarla se vuelve a encontrar con él. Bombita cuenta cómo un ingeniero experto en demoliciones (Ricardo Darín) ve como su vida se va al traste porque la grúa se lleva su coche de donde estaba estacionado, a pesar de que la pintura que avisaba de la prohibición estaba completamente borrada. En La propuesta el hijo de un hombre muy rico atropella a una mujer embarazada y huye. El padre (Oscar Martínez) intenta que su hijo se libre de la acusación pagando a su jardinero (Germán de Silva) para que se haga responsable del crimen. En Hasta que la muerte nos separe, en medio de un gran festejo de boda, la novia (Erica Rivas) se da cuenta que su ahora marido (Diego Gentile) la ha estado engañando con una compañera de trabajo que encima está entre los invitados.

La película cuenta con un guion del mismo Daniel Szifron que vale su peso en oro. Las historias que cuenta están recortadas a la mínima expresión; cada una cuenta justo lo que quiere contar, sin un gramo de grasa a la hora de narrar. Todas presentan situaciones injustas pero frecuentes, humillaciones públicas o privadas en las que las víctimas llegan al límite de su aguante y reaccionan de forma extrema. En cierta forma, muestra, tal como el mismo director ha comentado públicamente, el placer de perder el control. El humor también está presente, de una forma u otra, en todas las historias. La película no puede arrancar mejor con una muestra de humor absurdo y una forma de narrar escueta y enérgica. En la siguientes dos historias se hace gala de un humor muy macabro con un toque pulp (más en el tercer fragmento). Las dos siguientes son más largas, elaboradas, de tono más contenido pero mucha mayor carga crítica. La última muestra con grandes dosis de ironía y humor negro la deconstrucción de un bodorrio, una ceremonia que empieza con todos los tópicos y convencionalismos y que termina de forma caótica y salvaje.

Relatos salvajes es divertida, el humor presente en cada historia funciona, pero también es crítica con los males de la Argentina de hoy en día (perfectamente extrapolables a España), incluso quizá desesperada. Muchas de las historias muestran lo mal que van las cosas; la corrupción y las injusticias cotidianas que tenemos que soportar: prestamistas sin escrúpulos que se presentan a alcaldes, ricos que compran culpables para librar a sus vástagos de las consecuencias de sus errores o empresas privadas explotando a los ciudadanos con la connivencia del gobierno. Los personajes protagonistas se sienten indefensos, impotentes frente a todo esto, hasta el punto que la única forma que encuentran de darle salida es hacer pagar a los responsables de un forma extrema, sin duda injusta, pero oscuramente satisfactoria, tal como muestra la beatífica expresión del personaje de Ricardo Darín (¡que gran actor!) cuando pone en marcha su venganza. También hay que destacar que muchos de los personajes que sufren las injusticias tampoco son ellos mismos grandes personas; en cierto sentido la película no demuestra poner mucha fe en el género humano.

Técnicamente la película está a la altura de su magnífico guion. Szifron imprime a cada historia el ritmo narrativo correcto, que gracias a un gran montaje logra ser bastante homogéneo. También carece de "grasa"; a la película no le sobra ni un minuto, las historias están limadas para contar justo lo que quieren contar sin permitirse ninguna digresión. El trabajo de fotografía de Javier Julia es excelente, con algunos ángulos de cámara poco convencionales. La banda sonora de Gustavo Santaolalla, con aire de spaghetti western, también es muy protagonista en algunos momentos. Estos detalles, sumados a otros como los magníficos créditos que asocian un animal salvaje a cada nombre (el director se ha reservado el zorro), dan a la película un aire muy personal.

El reparto es otro de los puntos fuertes de la película. Todos los papeles, principales y secundarios están cubiertos por actores contrastados, y todos están perfectos en el papel asignado. Los aficionados al cine argentino no tendrán problemas para reconocer casi todas las caras que aparecen en pantalla.

Relatos salvajes me ha parecido una película brillante, una combinación espléndida de guion, dirección, reparto, montaje y fotografía que la convierten en uno de los mejores títulos que he podido ver este año.

(c) 2014 Jordi Flotats