Venganzas y guerra de mafias en una helada Noruega
El director noruego Hans Petter Moland. Moland ha compaginado siempre cine con publicidad, donde ha acumulado numerosos premios. Debutó en el cine en 1993 con The Last Liutenant, pero se ha prodigado relativamente poco. Desde entonces ha dirigido sólo cinco films; Zero Kelvin (1995), Aberdeen (2000), su trabajo más conocido, The Beautiful Country (2004), Comrade Pedersen (2006) y A Somewhat gentle man (2010), nominada al Oso de Oro en el Festival de Berlín. Su amistad con el magnífico actor sueco Stellan Skarsgard ha cristalizado en cuatro fructíferas colaboraciones, la última de ellas el thriller In order of disappearance.
El protagonista de In order of disappearance es Nils Dickman (Stellan Skarsgard), un sueco que vive en un pequeño pueblo de Noruega, donde trabaja como quitanieves. Es un ciudadano ejemplar, hasta el punto de haber ganado el premio al Ciudadano del Año. Todo cambia cuando su hijo, que trabaja en el pequeño aeropuerto local, muere, en apariencia de sobredosis. La policía decide no darle más vueltas al caso, a pesar de que él insiste en que su hijo no era adicto. Absolutamente destrozado, se aparta de su esposa y se abandona a la desesperación, hasta que un día recibe pruebas que su hijo fue asesinado por unos traficantes de droga que creían que les había robado. Con total determinación, decide vengarse de ellos pase lo que pase. El jefe de la banda criminal es El Conde, un gángster de segunda generación que heredó sus turbios negocios de su padre; divorciado y con problemas de custodia de su hijo. Cuando Nils empieza a atacar a miembros de su organización, sospecha que los responsables son un grupo de serbios liderados por Papa (Bruno Ganz), con los que hasta el momento mantenía una tregua. Pronto esta volátil situación estallará y los cuerpos empezarán a apilarse.
In order of disappearance es una mezcla muy bien medida de thriller y comedia negra, cuyas influencias son evidentes pero no molestas. Es claramente deudora de Fargo, la obra maestra de los hermanos Cohen, por su ambientación en parajes helados y blancos, por el humor algo marciano de algunas escenas, por la mezcla de estupidez y codicia de algunos personajes y por la frialdad con la que muestra la violencia y sus consecuencias. También le debe mucho a Tarantino por lo absurdo de algunos de sus ingeniosos diálogos; como en sus películas, los gángsters, a diferencia del taciturno protagonista, hablan por los codos. La película no oculta esas influencias, a través de ellas es capaz reinvindicar una personalidad propia, muy ayudada por el particular sentido del humor del guion y por el espléndido trabajo de su protagonista. El humor de la película es negrísimo, empezando por mostrar una esquela cada vez que muere alguien y terminando con un chiste macabro alrededor de la máquina quitanieves. También tiene un punto absurdo, especialmente cuando se acerca a la vida cotidiana de los gángsters y su entorno.
La realización del film es impecable. Su fotografía es magnífica, aprovechando al máximo los parajes helados y nevados de una Noruega invernal y regalando algunos planos preciosos con la máquina quitanieves del protagonista avanzando por paisajes blancos lanzando altísimos chorros de nieve y hielo. Hans Petter Moland imprime a la narración un ritmo bastante pausado, que va incrementándose a medida que avanza el metraje y la película se acerca a su clímax final. Las escenas de acción están muy bien rodadas, usando de forma inteligente los recursos disponibles y sin recrearse demasiado. La violencia que aparece en la película es seca, retratada de una forma bastante fría, a juego con la ironía que impregna el guion.
El muy buen reparto de la cinta es básico para que funcione tan bien como lo hace. Stellan Skarsgard derrocha carisma interpretando al reservado y desesperado padre vengador; es capaz de transmitir mucho con los mínimos gestos faciales y sirve perfectamente como contrapunto serio a muchos de los momentos de humor de la película. Bruno Ganz, en un papel pequeño pero importante, también hace valer su carisma y su gran talento para parecer paternal, triste o muy peligroso en la misma escena. Me gustó la vis cómica de Pal Sverre Hagen interpretando a una mezcla entre capo mafioso y snob rico consentido.
En conjunto In order of disappearance me parece una buena película. No puede decirse que sea original, pero sí que logra ser personal. Gracias a su inteligente realización, su humor y a que logra escenificar una trama muy propia del cine norteamericano en Noruega, incorporando la forma de vivir y las señas de identidad de sus habitantes. Personalmente me divertí de lo lindo viéndola.
(c) 2014 Jordi Flotats
Ficha Técnica:
- Título original:Kraftidioten.
- Año: 2014.
- Duración: 116 min.
- País: Noruega, Suecia, Dinamarca.
- Director: Hans Petter Moland.
- Guion: Kim Fupz Aakeson.
- Productor: Roy Anderson, Jessica Ask, Jessica Balac, Per Henry Borch, Geir Henning Eikeland, Madeleine Ekman, Peter Garde, Finn Gjerdrum, Stig Hjerkinn Haug, Peter Aalbæk Jensen, Sisse Graum Jørgensen, Stein B. Kvae, Hans Petter Moland, Charlotte Pedersen, Erik Poppe, Stellan Skarsgård.
- Productora: Paradox, Paradox Film 2, Film i Väst.
- Música original: Brian Batz, Kaspar Kaae, Kåre Vestrheim.
- Fotografía: Philip Øgaard.
- Montaje: Jens Christian Fodstad.
- Reparto: Stellan Skarsgård, Birgitte Hjort Sørensen, Kristofer Hivju, Bruno Ganz, Jakob Oftebro, Pål Sverre Hagen, Sergej Trifunovic, Goran Navojec, Tobias Santelmann, Peter Andersson, Anders Baasmo Christiansen, Stig Henrik Hoff, David Sakurai, Atle Antonsen, Jon Øigarden, Miodrag Krstovic, Jan Gunnar Røise, Arthur Berning, Kåre Conradi, Gard B. Eidsvold, Hildegun Riise, Bjørn Moan, Leo Ajkic, Martin Furulund, Nils-Fredrik Tveter, Damir Babovic.
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