Película irregular con momentos magistrales, actores fantásticos y una animación muy buena
The Congress es el último trabajo del director israelí Ari Folman. Folman se dio a conocer internacionalmente con el documental de animación Vals con Bashir en 2008. La película relataba sus experiencias en el ejército israelí, cuando estando destinado en Líbano presenció la matanza de Sabra y Chantilla. The Congress se basa muy libremente en la novela Congreso de Futurología, del escritor polaco Stanislaw Lem
The Congress tiene dos partes muy diferentes, que casi funcionan como películas independientes. Ambas giran alrededor de la rapacidad corporativa de la industria de Hollywood. La primera parte es en imagen real y nos introduce a Robin Wright, que interpreta una versión ficcional de sí misma. Su carrera está en declive debido en parte a su exceso de personalidad y en parte a sus malas decisiones a la hora de elegir los papeles. Su agente, interpretado por Harvey Keitel, le organiza una reunión con un directivo del estudio (Danny Huston). Éste le ofrece escanearla para crear su versión digital, tal como están haciendo con casi todos los actores. Esto conlleva que el estudio tendrá el control absoluto sobre su réplica digital durante veinte años, durante los cuales ella no podrá actuar. El directivo plantea el escaneo como una liberación para todas las partes. Ella se llevará el dinero como si hubiera seguido trabajando y el estudio no tendrá que aguantarla a ella, ni a los demás actores. El escaneo de los actores, según el directivo, liberará a los estudios de los plantes, adicciones, depresiones, divismos y neuras varias que han tenido que soportar durante años. Se quedarán con la mejor parte: la belleza, el talento y el carisma. Aunque duda, Robin finalmente acepta para poder estar más con sus dos hijos, especialmente el más pequeño, afectado por una enfermedad que progresivamente le va dejando ciego y sordo.
Esta primera parte me ha parecido redonda, fantástica. Robin Wright, Harvey Keitel y Danny Huston están espléndidos y aprovechan al máximo unos diálogos muy buenos. Aunque el ritmo narrativo es lento, en ningún momento se me hizo pesado, los personajes son sólidos y el tema de fondo es interesante. ¿Podrían realmente sustituirse los actores por réplicas digitales? ¿Es posible separar el trabajo del actor de la persona que es? La magistral escena en que escanean a Robin, con un Harvey Keitel en estado de gracia, deja claro que los autores de la película no lo creen así.
La segunda mitad de la película transcurre veinte años más tarde; la versión digital de Robin se ha hecho muy famosa gracias a una franquicia de películas de ciencia-ficción. Por este motivo ha sido invitada por el estudio al Congreso de Futurología que han organizado para presentar la siguiente revolución en el mundo del entretenimiento. El Congreso se realiza en una 'zona animada', una especie de realidad virtual compartida a la que se accede inhalando una sustancia química. Allí, el mismo ejecutivo del estudio revela a la actriz que el siguiente gran paso consiste en eliminar a los molestos técnicos de animación, guionistas con ínfulas y en general todo el personal que genera las películas; la gente podrá absober químicamente la esencia de un actor, transformarse en él y recrear el tipo de historia que desee. Tras presentar esta revolución, el Congreso es atacado, y Robin queda afectada por una sustancia que la deja a merced de sus alucinaciones.
La segunda mitad de la cinta es casi por completo de animación, exceptuando dos pequeños fragmentos. Ari Folman rompe por completo con el estilo sobrio de su anterior Vals con Bashir y opta por el colorismo, en un estilo casi de cartoon que remite al estilo de Max Fleisher y a los momentos más psicodélicos de Yellow submarine que funciona perfectamente con la narración. Por desgracia, aunque visualmente esta parte de la cinta sea magnífica, para mi gusto argumentalmente descarrila sólo empezar. Su inicio continua con el tema de fondo de la película, pero a partir de cierto momento se pierde la pista de lo que está sucediendo; tanto podría ser una larga alucinación como una historia con demasiados agujeros lógicos para ser tomada en serio.
En conjunto The Congress me pareció una película interesante; sus dos tercios iniciales son magníficos aunque su último tercio sea un descalabro. En ella hay escenas de las que se quedan en la memoria, unos actores tan geniales como Robin Wright y Harvey Keitel en papeles a su altura y muchos momentos de animación visualmente cautivadores. Sólo por eso, y por el amor al cine que transmite ya merece la pena.
(c) 2013 Jordi Flotats
Ficha Técnica:
- Título original: The Congress.
- Año: 2013.
- Duración: 122 min.
- País: Israel, Alemania, Polonia, Luxemburgo, Francia, Bélgica.
- Director: Ari Folman.
- Guion: Ari Folman basándose en la novela Congreso de futurología de Stanislaw Lem.
- Productor: Reinhard Brundig, Sébastien Delloye, Piotr Dzieciol, Diana Elbaum, Ari Folman, David Grumbach, Eitan Mansuri, Ewa Puszczynska, Jeremiah Samuels, Robin Wright.
- Productora: Bridgit Folman Film Gang, Pandora Filmproduktion, Opus Film, Paul Thiltges Distributions, Entre Chien et Loup, Liverpool.
- Música original: Max Richter.
- Fotografía: Michal Englert.
- Montaje: Nili Feller.
- Reparto: Robin Wright, Harvey Keitel, Jon Hamm, Paul Giamatti, Kodi Smit-McPhee, Danny Huston, Sami Gayle, Michael Stahl-David, Michael Landes, Sarah Shahi, Ed Corbin, Christopher B. Duncan, Evan Ferrante, Frances Fisher, Jill Maddrell, Jörg Vincent Malotki, Don McManus, Kevin Thompson, Cooper Thornton, August Wittgenstein, Matthew Wolf.
- Sitio web: http://thecongress-movie.com/