Tercer día del Festival. Películas vistas: The World's End, American Jesus y Proxy
Hoy el actor británico Charles Dance ha estado en Sitges para presentar dos de sus últimos trabajos y recibir el premio Màquina del Temps. Por la tarde, Dance ha acudido a la proyección del capítulo Las lluvias de Castamere de la serie Juego de Tronos en sala Tramuntana, donde interpreta con su habitual solvencia al frío y cruel Tywin Lannister. El público que llenaba por completo la sala ha ovacionado al actor y al final de la proyección ha podido dirigirle sus preguntas.
Más tarde en el Auditori se ha proyectado Patrick, un remake de la película homónima de 1978 dirigida por Richard Franklin y Everett de Roche. Antes de la proyección se ha entregado el premio Màquina del Temps a Charles Dance. Su director Mark Hartley, la actriz Sharni Vinson y el compositor Pino Donaggio también están en Sitges para presentarla. Este último ha recibido también la Màquina del Temps por su larga trayectoria en el mundo del cine. Donaggio, colaborador habitual de Brian de Palma, firma la banda sonora de Passion, su último trabajo, también en la programación del Festival.
Yo empiezo el día temprano viendo el pase de la mañana de The World's End, de Edward Wright (sección Oficial Fantàstic Gales). The World's End es la tercera colaboración entre el director y guionista Edward Wright, el actor y guionista Simon Pegg y el actor Nick Frost. Crearon Zombies party en 2004, un momento en que los zombies aún no estaban de moda como ahora, combinando la comedia y el terror de manera que ambos géneros convivieran bien (algo ciertamente complicado). En Arma Fatal (2007) realizaron un homenaje a las películas de acción de los ochenta protagonizadas por desiguales parejas de policías, en clave de comedia con toques de parodia amable, trasladando los tópicos de esas cintas de forma ingeniosa a la Gran Bretaña. En The World's End mezclan la comedia con la ciencia-ficción, firmando un guion que además se preocupa de mimar a sus personajes, a los que dan vida un excelente conjunto de actores.
Los protagonistas de la película son un grupo de cinco amigos que veinte años atrás intentaron una hazaña épica de bebedores en Newton Haven, su pueblo natal: recorrer sus doce pubs uno por uno, tomando cinco pintas de cerveza en cada uno hasta llegar al último, The World's End. No lo consiguieron, y ahora uno de ellos, Gary King (Simon Pegg), decide que es momento de volverlo a intentar. Pero primero tendrá que convencer a sus amigos, cuyas vidas son más convencionales y "adultas". El grupo está formado por Oliver (Martin Freeman), agente inmbiliario con un receptor Bluetooth pegado a la oreja todo el día; Steven (Paddy Considine), arquitecto, que años atrás compitió con Gary por el afecto de Sam (Rosamund Pike), la hermana de Oliver; Peter (Eddie Marsan), que de joven sufría las burlas de todo el mundo y ahora vende coches en el negocio de su padre; y Andrew (Nick Frost), abogado, quien no quiere saber nada de Gary. Finalmente éste logra convencerlos para intentarlo de nuevo, pero cuando vuelven al pueblo y empiezan la ronda, se dan cuenta que algo gordo está sucediendo.
La primera parte de The World's End funciona perfectamente como agridulce de reunión de amigos que observan cómo les ha tratado el tiempo, cómo les ha domesticado y cambiado sus expectativas y sueños de juventud. Gary, un alcohólico y drogadicto semifuncional, hace lo imposible por reunir a sus amigos y, repitiendo la épica noche de borrachera juvenil, de alguna forma volver a un tiempo en que todo le parecía posible. La segunda parte de la película introduce una trama de ciencia-ficción y acción que tiene como referente La invasión de los ladrones de cuerpos. Recubriendo ambas partes está el omnipresente humor en forma de fantásticos diálogos y gags divertidísimos. El guión de Simon Pegg y Edward Wright es fantástico; en un todo homogéneo logra que convivan una comedia, una historia de maduración, una sátira sobre la creciente homogeneización del mundo, con las cadenas adquiriendo todos los negocios individuales y una historia de ciencia-ficción.
El reparto de la película es simplemente perfecto; los actores aprovechan al máximo el buen guión para dotar de vida a unos personajes muy buenos y crear una sensación de complicidad entre ellos. Simon Pegg realiza una de sus mejores interpretaciones, mostrando tanto su evidente y ya conocido talento para la comicidad como una veta dramática que suele prodigar menos. Nick Frost realiza otra interpretación memorable, incorporando a su personaje una fisicidad a lo John Goodman.
The World's End es una película fantástica, me he reído a gusto con la comedia y he conectado con sus partes dramáticas. El equipo creativo que forman Edward Wright y Simon Pegg demuestra estar en plena forma y no dar síntomas de cansancio. Han firmado tres excelentes películas que sólo comparten entre ellas su particular sentido del humor y la comedia y su amor por el cine de género. Espero que la asociación continúe y entregue más obras como éstas.
Por la tarde me voy al Casino Prado para ver American Jesus, de Aram Garriga (sección Noves Visions - No ficció). El director y el equipo estuvieron en la sala para presentarla junto a Ángel Sala, el director del Festival. American Jesus es un documental de producción española sobre las diversas facetas del cristianismo evangélico en Estados Unidos. Garriga emprende un viaje en el que conoce y entrevista a muchos personajes diferentes, algunos tan pintorescos como motoristas, surferos, luchadores o cowboys cristianos, pastores del Apocalipsis y defensores a ultranza del creacionismo.
El documental, rodado en Estados Unidos, tiene una primera parte en la que muestra a diversos personajes pintorescos, pastores evangélicos que llevan su fe a su afición o profesión, como los motoristas o los cowboys. La segunda mitad muestra cómo el radicalismo religioso se infiltra y contamina la educación con las teorías creacionistas o cómo influye en las élites de la política, llegando a favorecer alianzas con Israel sólo por motivos religiosos. Esta parte me pareció mejor que la primera, más relevante, puesto que las absurdas teorías sobre el inminente (y peor aún, deseable) Apocalipsis, que llegaría en forma de guerra mundial son compartidas por mucha gente, alguna de ella en posiciones influyentes.
American Jesus es un documental de visitando entretenido pero un poco superficial para mi gusto. Me gustó más su parte final que la inicial, pero todo y así eché de menos un poco más de profundidad, porque el tema la merece. El radicalismo religioso se ha infiltrado en las alas más conservadoras de la política estadounidense, en posiciones de poder, un hecho preocupante sobre el que estaría mejor saber más.
Termino el día yendo al Casino Prado para ver Proxy, de Zach Parker (sección Noves Visions - Ficció). El director y la actriz Kristina Klebe han estado en la sala para presentarla. En Proxy, Esther Woodhouse (Alexia Rasmussen), una mujer embarazada a punto de dar a luz sufre un brutal ataque y pierde a su hijo. Tras la pérdida, encuentra consuelo en un grupo de apoyo de víctimas de tragedias similares, donde hace amistad con Melanie Michaels (Alexa Havins), hasta el punto de obsesionarse un poco con ella. Cuando un día la sigue, acaba descubriendo que las cosas no son lo que parecen.
Proxy es un thriller psicológico con momentos de violencia muy extrema que presenta a mujeres dañadas, que disfrutan de las atenciones que la gente suele tener con personas en situaciones especiales, como el embarazo o la gente que ha perdido a un hijo. La cinta también explora la pérdida de seres queridos a través del marido de Melanie, interpretado por el siempre excelente Joe Swanberg. La película tiene una historia interesante, que va mostrando sus cartas poco a poco al espectador.
La cinta me pareció muy influenciada por el cine de Alfred Hitchcock, por la forma en la que gestiona las sorpresas de la trama, su ritmo narrativo pausado y por su banda sonora, claramente influenciada por el trabajo de Bernard Herrman. El problema es que en mi opinión faltan mimbres a todo el equipo para lograr algo a la altura de las influencias. Zach Parker no me parece mal director, pero no está a la altura de Hitchcock, lo que provoca que alguna de las escenas resulte tediosa, especialmente las largas secuencias en que un personaje sigue a otro. La música, sin resultar mala, no merece el exceso de protagonismo que se le da. Tampoco me acabó de convencer el reparto; Alexia Rasmussen está un poco demasiado inexpresiva, su interpretación resulta completamente opaca; Alexa Havins me pareció directamente una mala actriz, su interpretación tiene el nivel de telefilm de sobremesa. Kristina Klebe pone mucha agresividad y carisma a su personaje, pero por desgracia es algo estereotipado. Joe Swanberg realiza una interpretación notable de un padre destrozado por la pérdida y desorientado por la revelación de que su esposa no es la mujer que él creía.
En conjunto Proxy me gustó bastante; la historia es interesante y tiene buenas ideas, pero está lastrada por un exceso de ambición a la hora de dirigirla y por un casting que en algunos casos no está a la altura.
(c) 2013 Jordi Flotats