HEADSHOT

Muy buen ejercicio estético de cine negro

Pen-Ek Ratanaruang es uno de los directores de cine tailandeses más reconocidos internacionalmente, con una trayectoria muy anclada en el cine independiente. Su trabajo más notorio hasta la fecha ha sido Last Life in the Universe (2003), interpretada por el gran actor japonés Tadanobu Asano. Headshot, su última película es un ejercicio de cine negro con una estructura narrativa y aspecto visual muy personales, que incorpora muchos otros elementos en su trama.

La cinta se basa en una novela del escritor tailandés Win Lyovarin. Su protagonista es Tul (Nopachai Jayanama), un policía honesto que se niega a aceptar un soborno para liberar al pariente de un pez gordo de un cargo criminal. Debido a eso, le tienden una trampa para chantajearlo y al negarse a entrar en el juego, acaba en la cárcel. Este hecho, sumado a otros, le convencen de la inutilidad de intentar hacer cumplir la ley, lo que le lleva a aceptar la oferta de una organización que se dedica a asesinar a delincuentes de nivel medio y alto. En una de sus misiones recibe un tiro en la cabeza; sobrevive, pero pasa unos meses en coma. Cuando despierta, descubre que lo ve todo invertido y ese hecho le acaba de ayudar a ver lo inútil y dañino del ciclo de violencia que está ayudando a alimentar, por eso decide dejar la organización. Pero cambiar de vida no va a ser fácil, nadie, ni sus enemigos ni sus supuestos amigos, está dispuesto a dejarle en paz.

Headshot cuenta en clave de cine negro una historia que, por un lado sigue las convenciones del género, con un antihéroe como protagonista, un jefe misterioso y mujeres fatales. Pero también muestra sin tapujos la corrupción que empapa todos los estamentos de la vida en Tailandia, y la impunidad de los poderosos y realiza una reflexión, que enlaza con la filosofía budista, sobre la inutilidad de los ciclos de violencia y lo difícil que resulta alcanzar la redención personal. Sus personajes, aunque algo esquemáticos, están bien trazados y resultan creíbles; su argumento está muy bien planteado y carece de agujeros.

Destaca de la película su aspecto visual; la fotografía de Chankit Chamnivikaipong es espléndida, retratando con luz casi siempre tenue unos ambientes urbanos decadentes y grises. El recurso de mostrar el punto de vista invertido del protagonista se usa en los momentos justo, de forma acertada y con moderación. Me gustó Nopachai Chaiyanam, el actor protagonista de la película, por componer con contención un personaje torturado, un antihéroe que comprende lo negativo de sus accciones sin poder evitar llevarlas a cabo. La dirección de Pen-ek Ratanaruang también me pareció muy buena; mantiene un ritmo más bien lento y propone una forma de narrar toda la historia con flashbacks que van aclarando cómo se han desarrollado los hechos, dando una dimensión extra a una historia que no tiene nada de original. Headshot me ha parecido un trabajo notable, con una buena realización y visualmente espléndido. Muy recomendable para los amantes del cine negro.

(c) 2012 Jordi Flotats