MELANCOLÍA

El apocalipsis de Lars von Trier

Lars von Trier es quizá el director de cine danés más relevante de la actualidad. A lo largo de una filmografía personal y algo extraña en ocasiones, ha demostrado su gran capacidad como director. Películas como Europa (1991), Rompiendo las olas (1996), Bailar en la oscuridad (2000) o Dogville (2003) demuestran sin lugar a dudas su talento. Su carácter complicado también suele levantar polémica. Unas desafortunadas declaraciones en el último festival de Cannes, donde afirmaba de forma completamente irresponsable comprender a Hitler, le valieron la expulsión del certamen y que su película, Melancolía, quedara en segundo plano, aunque Kirsten Dunst se llevara el premio a la mejor actriz.

Las protagonistas de Melancolía son dos hermanas, Justine (Kirsten Dunst) y Claire (Charlotte Gainsbourg). La primera es una publicista de éxito que está a punto de casarse, la segunda está casada con un hombre muy rico y aficionado a la astronomía, John (Kiefer Sutherland) y tiene un hijo. Claire y John viven en una gran mansión en el campo, donde se celebra la boda de Claire. Pero Claire está bajo los efectos de la depresión, pasando de la exaltación al más completo abatimiento en momentos. Poco después de la boda se descubre al planeta errante Melancolía, cuya trayectoria pasará muy cerca de la Tierra, tan cerca que hay quien tiene dudas sobre si llegará a impactar contra ella.

La película arranca con una hermosísima secuencia en la que suena la música de Wagner del preludio de Tristán e Isolda en la que Von Trier resume en unas imágenes preciosas y tristísimas todo lo que será la cinta. A partir de ese punto se divide en dos fragmentos; el primero dedicado a la boda de Justine, donde vemos a toda su familia, su madre amargada (Charlotte Rampling), su irresponsable y hedonista padre (John Hurt), su sobrino Leo (Cameron Spurr) y su prepotente jefe (Stellan Skarsgård). Y naturalmente a su desconcertado novio Michael (Alexander Skarsgård), que no sabe cómo interpretar su creciente depresión. Claire y su marido Jack se esfuerzan para que la ceremonia sea perfecta y por mantener a raya a los miembros más excéntricos de la familia y a la propia Claire. Esta parte es tensa y agobiante, haciendo partícipe al espectador de lo horrible que puede parecer una boda a alguien que no tiene el humor de ser el centro de la fiesta. El segundo fragmento también transcurre en la mansión de Clare un tiempo después de la boda, donde Justine, completamente deprimida, ha ido a pasar una temporada y la amenaza de Melancolía se cierne sobre la Tierra. En esta parte Von Trier estudia las distintas reacciones de la gente ante una tragedia inminente, que van desde la tranquila aceptación al intento de ignorarla, pasando por el autoengaño.

Técnicamente Melancolía me pareció soberbia. La fotografía es fantástica, la localización de la cinta y las imágenes que plantea son tan poderosas como bellas, bien acompañadas por una música que le va como anillo al dedo. Los personajes son bastante extremos, de hecho un pelín demasiado para mi gusto, lo que provocó que no acabara de empatizar con ellos. Aparte de ese hecho, los actores están muy bien elegidos y sus interpretaciones son impecables. Kirsten Dust está espléndida, brillando en todas sus escenas; transmite a la perfección tanto la desesperación, el desánimo y la vulnerabilidad de su personaje como sus ocasionales momentos de alegría desbordante. Al parecer Von Trier escribió el papel para Penélope Cruz, pero ésta finalmente no lo aceptó, pero Dust realiza una interpretación tan buena que me resulta imposible pensar en alguien más adecuado para el papel. Charlotte Gainsbourg también destaca en su papel de hermana centrada, de mujer responsable.

Melancolía me gustó, me pareció una película hermosa, triste y un punto extraña, uno de los trabajos más sobrios de Lars Von Trier y muestra incontestable de su talento como director.

(c) 2011 Jordi Flotats