DRIVE

Un magistral film neonoir

Nicolas Winding Refn es un director danés que se estrenó en el cine en 1996 con Pusher, un film que le reportó el aplauso de la crítica y se convirtió rápidamente en una película de culto. Bleeder (1999), su segundo trabajo, también gustó a los críticos, pero no tuvo mucha acogida comercial, tras lo cual rodó Fear X en 2003, su primer trabajo rodado en inglés con John Turturro como protagonista. La película, una vez más, gustó pero sus costes no se compensaron con los ingresos y Winding Refn se vio obligado a rodar dos continuaciones de su primer trabajo, Pusher II (2004) y Pusher III (2005) para salir adelante. En 2008 rodó Bronson, una impactante película sobre un preso británico que entró a la cárcel con una condena de 7 años y ya lleva allí 34, 30 de ellos en confinamiento solitario. La película fue comparada con La naranja mecánica por su estilo visual y contenido, comparación que me parece harto exagerada; aunque visualemente muy buena, tiene mucho menos contenido. Sólo un año después, en 2009 rodó Valhalla Rising, una fábula de pocas palabras y mucha violencia ambientada en el año 1000, otro trabajo visualmente impactante. Y es que algunas de las señales de identidad de este director son un trabajo de fotografía excelente, adaptado perfectamente a la narración; un trabajo de cámara impactante y una predilección por la narración visual, ahorrando diálogos innecesarios.

Drive, su última película ha sido rodada en inglés y en Estados Unidos y probablemente es la mejor hasta la fecha. El protagonista de Drive es un hombre silencioso (Ryan Gosling) que se dedica a conducir; reparte su tiempo entre trabajar como especialista en películas, trabajar en el taller mecánico de Shannon (Bryan Cranston) y alquilarse como conductor a delincuentes. En esta última faceta sólo promete conducir, no se implica para nada en lo que estén haciendo; sólo ofrece una ventana de tiempo de cinco minutos en los que se compromente a esperar pase lo que pase; y pasado ese rato se sentirá libre de irse. Su vida se complica cuando se enamora de su vecina, cuyo marido está a punto de salir de la cárcel, se ve envuelto en sus problemas y no se siente capaz de mantenerse al margen.

Drive es un magnífico film noir que transcurre en un Los Ángeles nocturno de ambientación algo atemporal con una clara influencia de la estética de la década de los ochenta, reflejada en la tipografía de los créditos y en las canciones de la banda sonora, pop con aire retro. El guion de la película es espléndido, recortando los diálogos a lo mínimo y yendo directo al grano en una historia violenta, fatalista. Quizá por temática alguien podría confundir esta cinta con títulos como The Fast and the Furious, pero la verdad es que no tienen nada que ver. Drive es cine negro, con escenas violentas y algunas persecuciones, pero su objetivo es contar una historia y mostrar a unos personajes. La fotografía y la dirección no se quedan atrás; la película es un auténtico placer para la mirada y la dirección de Winding Refn va como anillo al dedo a la historia. La película tiene casi todas sus marcas de identidad, enmarcadas en una historia mucho más convencional de lo que nos tiene acostumbrados, lo que le ha llevado a un estilo de dirección algo más sobrio de lo que es habitual en él.

Del espléndido casting destaca Ryan Gosling, el conductor, un personaje de pocas palabras, casi ridículamente duro. Gosling le aporta carisma, frialdad y un casi continuo aire de violencia contenida. Los veteranos Albert Brooks y Ron Pearlman tienen muy buenos momentos en los papeles de los dos gángsters que se cruzan en el camino del conductor, así como Bryan Cranston, que logra transmitir mucha credibilidad y humanidad en su retrato de un eterno perdedor.

En mi opinión con Drive Nicolas Winding Refn ha firmado su mejor película, una excelente muestra de cine negro, destacable en todos sus aspectos y de la que me gustó prácticamente todo. Una película que por argumento y realización tiene todos los números de acabar convertida en film de culto.

(c) 2011 Jordi Flotats