KILL LIST

Extraña mezcla de horror y thriller

Ben Wheatley es un director británico que empezó su carrera realizando realizando cortos y animación, consiguiendo mucho éxito en internet; su corto viral cunning stunt, que muestra a su amigo Rob Hill saltando por encima de un coche consiguió 10 millones de visionados. Posteriormente continuó en publicidad y televisión, hasta que en 2009 estrenó su primer largo, Down Terrace, que consiguió premios en los festivales de Austin y Raindance (Londres). Kill List su segunda película, también está cosechando muy buena recepción crítica y de público en los festivales que se ha presentado.

El protagonista de Kill List es Jay (Neil Maskell), un ex-soldado británico reconvertido a asesino a sueldo que suele trabajar junto a su amigo Sam (Michael Smiley). Tras una desatrosa misión en Ucrania que le dejó algo traumatizado y con un comportamiento algo errático ha pasado unos meses en casa sin hacer gran cosa. Y esto no le ha traido precisamente armonía familiar, su esposa Shel (MyAnna Buring) le presiona para que continúe ingresando dinero; sus constantes peleas no ayudan ni a su hijo pequeño ni a él mismo. Así que durante una cena en su casa, cuando su compañero le propone un encargo conjunto consistente en matar a los integrantes una lista de objetivos corta y que no les obliga a salir del país, finalmente acepta volver.

Kill List es una película dividida claramente en dos mitades; la primera parte de la cinta nos presenta a los personajes y cómo viven, usando un ritmo lento y tomándose su tiempo para construir el retrato. A través de las frecuentes peleas entre Jay y Shel vemos su matrimonio, dominado por el interés en el dinero de Shel y lo errático de la conducta de Jay, un tipo violento en un estado mentalmente inestable. También se presenta a Sam, mucho más centrado, pero moralmente despreciable y a su nueva novia. La segunda mitad de la cinta empieza cuando están a medias de su lista de objetivos, empezando a virar hacia el horror, presentando situaciones muy extrañas y a los empleadores de ambos asesinos.

Formalmente la película me pareció muy buena; la fotografía, muy adecuada, usa colores fríos y una luz muy gris en el primer tramo y muchos claroscuros en el segundo. El ritmo lento y los movimientos de la cámara también están muy medidos para provocar incomodidad, para avisar que no todo es lo que parece. El tramo final, con una cámara más móvil convierte al espectador en un espía de lo que sucede. Los actores realizan buenas interpretaciones de sus personajes, resultanto muy naturales.

Pero aunque técnicamente correcta, Kill List me pareció una película fallida. Su primera parte es interesante y desasogante a partes iguales, pero en su segunda mitad la película se va de madre, empezando a apilar hechos a cada cual más extraño sin dotar al espectador de información suficiente para su compresión. Literalmente. Cuando termina la película el espectador tiene que decidir qué ha sucedido y qué sentido tiene. El horrible (¿a propósito?) montaje de este tramo, que se salta a la torera cualquier continuidad y que deja escenas en apariencia inconclusas tampoco no ayuda nada. Supongo que si se entra en el juego que propone Ben Wheatley puede la cinta puede resultar interesante; si, como me pasó a mi, no es el caso, la película resulta bastante indigesta y muy absurda.

(c) 2011 Jordi Flotats