THE DIVIDE

La barbarie de los supervivientes

The Divide es el tercer largometraje del director francés Xavier Gens, cuyo debut Frontiers hizo furor entre los fans de cine de terror. Tras una infructuosa aventura en Hollywood dirigiendo la infame Hitman, con The Divide ha vuelto al cine de presupuesto y formato más pequeño pero con más libertad creativa. The Divide empieza con una explosión atómica en plena ciudad de Nueva York; allí, los habitantes de un bloque de pisos huyen de sus casas escaleras abajo, pero la calle está impracticable; sólo sobreviven algunos de los que bajan escaleras abajo y logran colarse a un sótano convertido a refugio antes que su propietario cierre la puerta blindada. Mickey (Michael Biehn) es un hombre solitario y arisco, un supervivencialista que tenía más o menos preparada esa eventualidad; su sótano tiene puerta blindada, suministro eléctrico propio y gran cantidad de comida y bebida acumuladas. No le hace ni pizca de gracia tener que compartirlo, pero como una de sus premisas es no volver a abrir la puerta en mucho tiempo se tiene que resignar a ello. Eso sí, impone al grupo una serie de normas: no abrir la puerta, no meterse en su habitación y no cuestionar sus decisiones. Poco a poco la tensión irá creciendo en el grupo, provocando enfrentamientos y un innegable embrutecimiento (físico y mental), y más cuando un suceso inesperado les convencerá que el rescate no será inminente.

The Divide es una película complicada de realizar, ya que la mayor parte de su metraje transcurre en un sótano y ni el espectador ni los personajes tienen mucha información de lo que sucede fuera de él. Para no aburrir al espectador, el diseño del sótano usado fue cuidadosamente concebido. Los autores se inspiraron en sótanos reales de Alemania construidos durante los años 30 y 40 para dividir el espacio en distintas habitaciones, con muchas columnas; algo muy útil para poder tener iluminaciones ligeramente distintas y para permitir a los personajes interactuar en grupos o por separado. Los movimientos de cámara y la iluminación están también cuidadosamente planeados para ir transmitiendo de forma visual cómo los personajes van cayendo en la barbarie, empezando por tonos de luz verdes y azules, que dan más sensación de orden y tecnología para terminar con colores más cálidos y más contraste de sombras al final.

Pero la auténtica apuesta de la película reside en los actores, básicos para que funcione. Al parecer la película se rodó en orden cronológico para facilitarles la tarea de interpretación y para que su aspecto fuera degradándose progresivamente. Xavier Gens también les concedió mucha manga ancha a la hora de reinterpretar a sus personajes e improvisar algunas escenas. Y en mi opinión funcionó, el casting es muy bueno y las interpretaciones de todo el mundo son espléndidas; destacan Michael Biehn, que logra humanizar y dar carne y huesos a un personaje algo típico al principio; Milo Ventimiglia y Michael Eklund, que pasan de personas más o menos correctas a terribles abusadores; Rosanna Arquette, que interpreta a una madre devastada por la pérdida que pierde el norte por completo; Lauren German, una chica que intenta mantener su humanidad y dignidad a toda costa y el español Iván González, su asustadizo novio, dominado por completo por el miedo.

Y resultado final de todo ello me pareció bueno; The Divide es tensa, claustrofóbica e intensa durante la mayor parte de su metraje; no me hizo perder el interés en ningún momento, algo meritorio dadas las características de la cinta. También ofrece una visión bastante pesimista y negativa del ser humano, asumiendo que casi todo el mundo tiene un fondo de egoísmo y barbarie, dispuesto a aflorar cuando las circunstancias lo propician. La acción muestra como sólo en unos pocos días se pasa de la organización al tribalismo, aunque sea bajo condiciones extremas. Los únicos detalles que me chirriaron un poco fueron algunos agujeros de guion muy perdonables respecto al aspecto científico del refugio y a una situación que la película no acaba de explicar (intencionadamente) al espectador. Aunque mi impresión final fue muy positiva, recomiendo esta película a todo el mundo, creo que merece un visionado.

(c) 2011 Jordi Flotats