INVASIÓN A LA TIERRA

Marines contra aliens

Desde hace unos años el cine de ciencia-ficción y de terror está viviendo un nuevo auge en todas sus variantes. Y, naturalmente, la variante de invasión alienígena no es ninguna excepción; en los últimos tiempos están proliferando las películas con aliens con diferentes enfoques: la excelente District 9 los convierte en incómodos inmigrantes ilegales encerrados en un ghetto; Monsters los sitúa como telón de fondo de la crisis vital de sus protagonistas; la más canónica Skyline los convierte en monstruos devoradores de humanos. Y aún están pendientes de estreno I am number Four, y Cowboys & Aliens que sitúa los extraterrestres en el salvaje oeste americano. Siguiendo la veta más tradicional de las invasiones aliens, esta semana ha llegado a las pantallas de España Invasión a la Tierra, que propone una especie de mezcla entre Black Hawk Derribado  e Independence Day, rodada con técnicas de cámara en mano al más puro estilo de algunas de la saga de Bourne.

En Invasión a la Tierra los aliens llegan de improviso camuflados como una lluvia de meteoros, aterrizan en el mar y proceden a invadir algunas de las principales ciudades costeras del mundo; al principio sólo con tropas de tierra y posteriormente con cazas automatizados. No negocian ni se comunican, su único propósito parece ser la conquista y la aniquilación de toda resistencia humana. El protagonista de la película es el sargento de los marines Michael Nantz (Aaron Eckhart); Nantz está destinado como instructor en una base cercana a Los Angeles, y, casualidades de la vida, presenta su renuncia justo el día antes de la invasión. Nantz se siente viejo, y peor que eso, está traumatizado por un suceso acontecido en Irak en el que su pelotón perdió muchos hombres y él sobrevivió. Cuando llega la invasión debe dejar todo eso a un lado al ser asignado a un nuevo pelotón y mandado al frente de Los Angeles. Allí se les asigna la misión de ir a rescatar a un grupo de civiles refugiado en una comisaría antes que bombardeen la zona. Durante el camino las coses se les irán complicando cada vez más, pero también irán comprendiendo mejor cómo derrotar a su adversario.

Me confieso un fan absoluto de las cintas de ciencia-ficción y también me gusta el cine bélico, así que acudí con gran interés a ver Invasión a la Tierra, una cinta que prometía buenas dosis de ambas cosas. No esperaba algo muy original, ni un argumento especialmente rico en matices, ni personajes especialmente memorables; a decir verdad, los avances de la película prometían poco más que combates entre esforzados héroes y malignos aliens. En cambio, a tenor del coste de la cinta, sí que esperaba unos efectos especiales muy cuidados y un rodaje poco original pero correcto y efectivo.

Tras ver la película he podido constatar que había acertado en lo primero pero fallado estrepitosamente en lo segundo. Invasión a la Tierra es efectivamente una sucesión de tópicos argumentales y tópicos personajes (el soldado, o mejor, el Soldado, héroe traumatizado, el teniente novato, el novato tontito, la guapa y dura a partes iguales, el que está a punto de casarse, el niño, etc.)  que sirven de enlace a las frecuentes escenas de acción, enmarcados en un argumento un tanto tontorrón con muchas lagunas. Por desgracia su realización deja mucho que desear. La película está rodada en estilo inmersivo, con planos tomados desde varias cámaras de mano; y para que el espectador no lo olvide no hay un solo plano en que la cámara no tiemble. Ni uno solo. La cámara tiembla sin parar en todos las escenas de la película, ya sean trepidantes combates o una escena en que los personajes están sentados hablando. Es difícil salir sin dolor de cabeza de tamaño festival del movimiento y harto complicado distinguir los detalles de las escenas de acción, particularmente movidas. Tanto es así que después de dos horas de combates (algunos casi cuerpo a cuerpo) aún es difícil hacerse una idea de cómo son en detalle los aliens. En ese sentido, está a años luz de uno de sus obvios modelos, Black Hawk derribado, cuya espléndida realización y dirección permite seguir la acción perfectamente, consiguiendo además la sensación de inmersión del espectador.

Para los que puedan sobreponerse al argumento y a los temblores visuales quedan casi dos horas de acción, mínimamente interrumpidas por los diálogos y los (¿necesarios?) toques humanos. La cinta hace un uso inteligente del sonido y los escenarios urbanos para aumentar la tensión de la narración y aprovecha al máximo a Aaron Eckhart, un muy buen actor que hace lo que puede para dar vida a una versión modernizada de John Wayne (la propia película bromea al respecto). Los demás actores se ciñen al estereotipo que les toca con convicción, especialmente Michelle Rodriguez, a quien empieza ser difícil no imaginar poniendo morritos con un arma en la mano.

En conjunto Invasión a la Tierra me ha parecido una muy mala película. Su argumento y guion prácticamente exigen que la realización sea por lo menos correcta para poder disfrutar de ella; por desgracia el horrible trabajo de cámara y los no muy logrados efectos digitales (por cierto, diseñados por Colin y Greg Strause, responsables de Skyline) contribuyeron más al dolor de cabeza que al entretenimiento, al menos en mi caso. Lástima de setenta millones de dólares de presupuesto, estoy seguro que en otras manos habrían lucido mucho más.

(c) 2011 Jordi Flotats