VALOR DE LEY

Un excelente western de los hermanos Cohen

Los hermanos Joel y Ethan Cohen son a mi parecer los directores estadounidenses en activo con una trayectoria más sólida. Su característico estilo a la hora de dirigir y escribir impregna casi todas sus películas, haciéndolas claramente reconocibles a pesar de lo variado de temas y estilos de su ya extensa filmografía. Tampoco suelen equivocarse mucho, no han tenido grandes tropiezos y sí en cambio han firmado películas que considero simplemente magistrales, como Fargo, El gran Lebowski o Muerte entre las flores. Después de Un tipo serio (2009), una película personalísima y realizada con pocos medios, han vuelto con Valor de ley, un western clásico del que ya existe una versión de 1969 de Henry Hathaway protagonizada por John Wayne.

Valor de ley cuenta la historia de Mattie Ross (Hailee Steinfeld), una niña de catorce años cuyo padre ha sido asesinado por Tom Chaney (Josh Brolin) en el pueblo de Fort Smith, donde estaban para comprar caballos.  Cuando Mattie, una chica excepcionalmente despierta y de carácter fuerte, va a  recoger el cadáver para su entierro, se da cuenta que Chaney no va a ser perseguido con mucho empeño; ha huido a los territorios salvajes, uniéndose a una banda de forajidos muy peligroso y además su padre era poco conocido en ese pueblo. Siendo incapaz de dejar el crimen impune, ella misma se encarga de contratar al veterano alguacil Rooster Cogburn (Jeff Bridges) para que le de caza, pero no se acaba de fiar de él, e insiste en acompañarle. A la partida se unirá el ranger de Texas LaBoeuf (Matt Damon) que busca a Chaney por un asesinato cometido en su estado; el choque de caracteres entre él y el alguacil y el hecho que insista en que Chaney sea colgado en Texas hará que no reine mucha armonía entre los tres.   

Los hermanos Cohen afirmaron que para realizar Valor de ley se centraron en adaptar la novela de Charles Portis más que en realizar un remake de la cinta de 1969. Al igual que en No es país para viejos, donde adaptaron a Cormac McCarthy, los Cohen han renunciado a sus propias claves temáticas y narrativas para adoptar hasta cierto punto las del narrador del material original. Por eso Valor de ley es un western clásico, narrado con sobriedad, con toques de humor pero exento de ironía; la película cuenta una historia en apariencia sencilla de una forma muy directa, sin disgresiones. Pero la cuenta muy bien; el guion de los Cohen es excelente, con un equilibrio magnífico entre la acción y los personajes, el drama y los momentos de humor. Los personajes estan muy bien construidos, sus motivaciones y forma de ser se dibujan con eficacia con muy pocos trazos. Naturalmente el reparto ayuda mucho en esto; Jeff Bridges está simplemente magnífico en su caracterización de un personaje crepuscular, un hombre maduro, alcohólico, con muchos tiros pegados y muchos muertos a sus espaldas, capaz de ser brutal para conseguir sus objetivos (aunque estén dentro de la ley) pero también de empatizar con una niña lo suficientemente valiente como para seguirle. Brigdes tiene el papel más complicado por ser el que interpretaba John Wayne en la versión de 1969; Wayne, con su indudable carisma, monopolizaba por completo la película. Bridges ha optado por un enfoque completamente diferente: aunque no posee la fuerza icónica de Wayne, su personaje tiene muchas más facetas, es más rico, creíble y  está lleno de matices; y eso también enriquece la actuación de sus compañeros de reparto. Sin duda Jeff Bridges es un soberbio actor. Hailee Steinfeld realiza otra interpretación modélica; con una seguridad y unas tablas impropias de una actriz tan joven (tiene los mismos catorce años que su personaje), Stenfeld da vida a una chica fuerte, decidida, inteligente y de resolución férrea que no resulta antipática ni repipi; lo logra dejando escapar su vulnerabilidad, su miedo por entre las rendijas de su autocontrol. Stenfeld logra transmitir mucho sin resultar demasiado histriónica, resultando un contrapeso perfecto a Jeff Bridges; no en vano la interacción entre ambos actores es de lo mejor de la película. Matt Damon interpreta de forma competente y con gran sentido del humor a un personaje algo más secundario, usado por el guion para ayudar a definir a los protagonistas. El resto del reparto, como en casi todas las películas de los Cohen, también es excelente, aunque esta ocasión hayan renunciado a trabajar con muchos de sus actores fetiche.

En el aspecto técnico la película es impecable. Para la fotografía los Cohen han recurrido a Roger Deakins, con quien ya habían colaborado previamente en Un tipo serio, No es país para viejos, Ladykillers, O'Brother, El gran Lebowski , Fargo, El gran salto y Barton Fink. La fotografía de Deakins es simplemente impresionante, con unos colores fantásticos, movimientos suaves de cámara y una iluminación de aspecto muy natural, que convierte en intimistas o angustiosas las escenas nocturnas, según sea la intención de los directores. En las escenas diurnas retrata impecablemente los grandes espacios naturales tan propios del western. La música de Carter Burwell, responsable de las bandas sonoras de casi todas las películas de los Cohen, acompaña (una vez más) la acción de forma soberbia. Para Valor de ley Burwell ha realizado una música más melódica de lo que es habitual en él, usando melodías de himnos religiosos como leimotiv; el conjunto encaja como un guante con la ambientación y el tono de lo que se narra.

Sin lugar a dudas Valor de ley es una magnífica película, sin fisuras en ningún apartado; un western clásico con una espléndida ambientación realista; una narración tan sobria como su trasfondo que sin embargo cuenta con los suficientes respiros en forma de humor para que no se atragante; dos actores en estado de gracia, Jeff Brigdes y Hailee Steinfeld, acompañados por un magnífico grupo de secundarios y una cinematografía de primer nivel. Naturalmente la historia puede o no gustar dependiendo de los gustos de cada uno, pero técnicamente la película me pareció irreprochable; precisamente por preferencia personal me han gustado más otras películas donde los hermanos Cohen dan rienda suelta a su forma de narrar, a su sentido del humor y visión del mundo, pero sin duda no han bajado su listón creativo, continúan entregando cine espléndido con una regularidad que no puedo sino desear que dure muchos años más.

(c) 2011 Jordi Flotats