ANIMAL KINGDOM

Cine negro desde la independencia

Animal Kingdom es el exitoso debut del director australiano David Michôd. Michôd, autor también del guión, ha creado un thriller de atmósfera turbia y personajes marginales con toques de historia cruel de crecimiento; una película muy australiana y a la vez suficientemente universal para cruzar fronteras con éxito. Sin duda el Gran Premio del Jurado obtenido en el pasado Festival de Sundance le ha garantizado la atención y distribución internacional a esta cinta realizada con espíritu independiente y un sello marcadamente personal.

Animal Kingdom se ambienta en la Melbourne de la década de 1980, unos años violentos en los que varios criminales buscados murieron a manos de la policía en circunstancias algo sospechosas; hecho que propició a su vez el asesinato de policías como venganza. El protagonista de la cinta es Joshua "J" Cody (James Frecheville), un chaval de diecisiete años que al inicio del film presencia como su madre muere de sobredosis de heroina delante suyo. Sin nadie a quien recurrir, Joshua llama a su abuela Janine (Jacki Weaver), a la que no ha visto en años. Janine no duda en acoger a Joshua en el seno familiar de los Cody, una familia de delincuentes con ella como pilar central. Su hijo mayor Andrew (Ben Mendelsohn) se dedica al robo a mano armada junto a su amigo Barry Brown (Joel Edgerton); su hijo menor Darren (Luke Ford) les sirve de ayudante y aprendiz y Craig (Sullivan Stapleton), su hijo mediano, se dedica al tráfico de drogas a pequeña escala. Joshua, un adolescente extremadamente callado y bastante pasivo, empieza una nueva vida: se integra a la familia sin hacer mucho ruido e inicia una relación con Nicky (Laura Wheelwright), una chica del instituto cuyos permisivos y liberales padres le permiten dormir en su casa. Todo cambia a peor cuando la polícia asesina a un miembro del grupo y Andrew decide vengarse; Joshua se verá metido en el medio del lío, por un lado presionado por su familia, por otro por Leckie (Guy Pearce), un policía honesto que quiere resolver los asesinatos y evitar que se inicie en el mundo criminal.

Animal Kingdom tiene una estructura y un ritmo narrativo muy peculiares. La película transcurre con paso más bien lento; al principio presenta la información de forma algo dispersa a través de escenas que muestran episodios aislados de la vida de Joshua y de su nuevo entorno familiar. A medida que se desarrolla el argumento las piezas van encajando y el ritmo aumenta ligeramente aunque sin llegar nunca al de un thriller más clásico. La película retrata con realismo unos ambientes que se mueven entre la sordidez y la vulgaridad de la clase media; la casa de los Cody y la de la familia de Nicky son creibles, reales, potenciando así el efecto de una narración que muestra la desintegración de una familia enferma desde su misma raíz, así como la cruel historia de maduración de un adolescente en un entorno cada vez más enfermizo y más brutal. Tal como le dice Leckie, el policía, a "J" en un momento de la película, los integrantes de la familia Cody se mueven siguiendo la ley del más fuerte, a semejanza de ese reino animal del título; también emplean escasa reflexión para organizar sus actos, se mueven por impulsos, muchas veces violentos, a veces contraproducentes para con sus intereses. Esta brutal filosofía se combina perfectamente con quizá lo que me pareció mejor de la cinta: un ambiente ominoso presente en cada escena que provoca la sensación de que siempre esté a punto de pasar algo terrible, logrado mediante la perfecta combinación de naturalismo, fotografía y desasosegante banda sonora.

Los actores realizan en general excelentes interpretaciones. Quizá el protagonista, el debutante James Frecheville es quien realiza el papel más discreto. Su personaje es un ser pasivo, apático, al que le cuesta reaccionar y ve todo de forma muy distanciada; la escena inicial, en la que espera a la ambulancia al lado de su madre muerta mientras mira la televisión le define a la perfección. Sus tíos tienen papeles más jugosos, especialmente Ben Mendelsohn, que realiza una interpretación escalofriante de un ser primario y amoral bajo una apariencia a priori poco amenazadora. Mendelsohn hace suya la máxima que menos es más, expresando mucho sin exagerar nada su gestualidad, construyendo un personaje repugnante y temible a partes iguales. Destaca también la veterana Jacki Weaver, que da vida a una matriaca que mantiene una relación malsana y un punto incestuosa con sus hijos; ejerciendo el control de forma tan solapada que hasta el final de la cinta no se llega a ver la temible extensión de su dominio. Guy Pearce, el actor más internacional del reparto, da vida con su habitual solvencia a un policía que se esfuerza en hacer su trabajo lo mejor posible y que intenta sacar al joven "J" de la espiral criminal en la que se está metiendo.

Animal Kingdom me ha parecido excelente en la dirección, ritmo, interpretaciones y banda sonora; puestos a buscarle problemas, lo que vi más flojo era la a mi gusto algo excesiva reiteración de algunas acciones; creo que había demasiadas escenas contando lo mismo, la degradada vida de esa familia vista como manada. Algo más definición de alguno de los personajes secundarios y, sobre todo, algo más de carisma y chispa en su apático protagonista, también habría hecho aumentar la empatía del espectador para con la narración. En algunos momentos la narración es tan distanciada que se corre el riesgo de que el público desconecte.

Aunque no la encontré redonda del todo, Animal Kingdom, me pareció una muy buena película; un trabajo que consigue ser original en un género en el que a veces parece que ya se ha dicho todo. David Michôd demuestra ser un director con una voz propia y unas ideas muy claras de lo que quiere hacer, demostrando oficio y una madurez narrativa impropia de una ópera prima. Habrá que seguir de cerca sus futuros trabajos.

(c) 2010 Jordi Flotats