ZEBRAMAN 2: ATTACK ON ZEBRA CITY

Segunda parte de Zebraman, más delirante si cabe

Takashi Miike es un director difícil de predecir, en su exuberante producción se puede encontrar absolutamente de todo: pelis de yakuzas de todo pelaje (realistas, surrealistas, de acción), musicales de horror, dramas románticos con escenas escalofriantes de tortura, adaptaciones delirantes de mangas delirantes, J-Horror, películas de acción juvenil, fantasía orientada a niños e incluso una película de samurais seria. Por eso cuando voy a ver una película suya intento no llevar conmigo ideas preconcebidas de lo que veré, aunque sea una secuela, porque incluso en las secuelas Miike puede sorprender al respetable con una relectura de la película original y simplemente cambiar de tercio, como en Dead or Alive 2: Birds. Con Zebraman 2: Attack on Zebra City, segunda parte de Zebraman (2004), Miike consigue una secuela en muchos aspectos superior a la original; ofreciendo una película que recoge algunas de las virtudes de su predecesora pero que en conjunto es bastante distinta. Eso sí, su delirante y algo malsano sentido del humor continua intacto.

Zebraman, la primera parte, era una película que homenajeaba en clave de parodia amable las películas de superhéroes japonesas de la década de los setenta y que dió a Sho Aikawa, un veterano actor curtido en todo tipo de producciones de yakuzas, la oportunidad de protagonizar un taquillazo. Además Miike introdujo en la película una trama que mostraba la descomposición de los lazos familiares, algo que ya hizo en Visitor Q, pero esta vez en un contexto mucho más amable. Su continuación continua usando el contexto de comedia, pero sin duda su tema es mucho menos amable y su tono mucho más gamberro.

La acción de Zebraman 2 tiene lugar en 2025; Tokio se ha convertido en una ciudad-estado gobernada totalitariamente por su alcalde, Aihara (Gadarukanaru Taka), que emplea la industria del espectáculo y los medios como sus herramientas de propaganda. De hecho, su hija Yui (Riisa Naka) es una estrella del pop, Zebra Queen, cuyos videos (al más puro estilo Lady Gaga), hacen vibrar a la ciudad y mueven legiones de seguidores. La gran innovación política que ha aportado el alcalde es la incorporación de la "hora Zebra", cinco minutos al día en que todo el mundo puede hacer lo que le parezca, incluida su brutal fuerza policial, que suele aprovechar para salir y liquidar unos cuantos indeseables.

Es este contexto despierta Ichikawa (Sho Aikawa), Zebraman, mucho más viejo y amnésico, sólo para ser atacado por la policía. Tras sobrevivir de milagro, acaba en un campo de refugiados, la Casa del Caballo Blanco, donde se reunen las víctimas del sistema y a pesar de tener pocos medios y entrenamiento, planean destronar al tirano. Allí Ichikawa, ayudado por un fanático de la serie de televisión que se hizo sobre Zebraman y por una niña con misteriosos poderes, recuperará la memoria y la capacidad de ser Zebraman; y justo a tiempo, porque no sólo deberá luchar contra el alcalde y su hija, sinó también con una invasión alienígena.

Con Zebraman 2, Miike y el guionista Kankurô Kudô, han construido una película alucinante y a ratos alucinógena, una mezcla explosiva de estética y música pop japonesa, comedia, homenajes al cine y televisión de superhéroes, gamberradas en general e incluso una ácida crítica soterrada a la sociedad japonesa. Sin duda esta película, como las mejores de Miike, es difícil de clasificar pero hace casi imposible el aburrirse en su proyección. Miike critica la sociedad de su país describiendo una sociedad futura regida de forma tiránica, con la opinión pública manipulada a través de los medios y la industria del entretenimiento y unos ciudadanos políticamente apáticos, sólo pendientes del último peinado de su Zebra Queen; pero la crítica no es sesuda, está camuflada bajo una avalancha de imágenes y de vestuarios irreales; las miembros de la Zebra Police, vestidas con minivestidos de cuero, que tanto forman un cuerpo de guardia como aparecen en los videoclips de Yui; videoclips que se muestran enteros, dirigidos por Shigeaki Kubo con un aspecto superficial y brillante que casa perfectamente con el uso del lenguaje visual publicitario que usa Miike con el resto de la cinta.

Pero aparte de estos aspectos, Zebraman 2 contiene elementos que empiezan a ser marca de fábrica de Miike; gags guarros, humor absurdo, unos vestuarios y caracterizaciones de los personajes clave completamente delirantes que recuerdan mucho a los de su anterior film Yatterman (2009); escenarios de rodaje extraños y de apariencia improvisada y un final de película que es pura gamberrada. De la primera entrega sólo queda el actor protagonista y un amor declarado a la serie B de superhéroes nipona, esta vez mostrado en la serie sobre Zebraman que muestra la película y que acaba siendo clave para el desenlace; también en la forma de rodar las escenas de "acción", propias de una parodia y rebosantes de humor negro.

Los actores cumplen perfectamente con los roles que les han sido asignados; destacan especialmente Sho Aikawa, un Zebraman crepuscular y la joven Riisa Naka. Aikawa, un actor con una gran veta cómica, aprovecha perfectamente la oportunidad que le brinda la película; está gracioso, a ratos incluso entrañable y aprovecha bien los (escasísimos) momentos de seriedad de su personaje. Riisa Naka (Pandora's Box, The girl who leaped through time), interpreta con gran energía y sensualidad a un personaje mitad Lady Gaga, mitad superpoderosa malvada.

Zebraman 2, a pesar de su aspecto de serie B alucinógeno, es una buena película, bien realizada (teniendo en cuenta los estándares de velocidad y cuidado de Miike, muy bien realizada), con una trama menos tonta de lo que parece, mucho humor y con un ritmo imparable. En definitiva un gigantesco divertimento freak, que debo confesar que me entusiasmó y me hizo reir con ganas. Con esta película Miike demuestra que sigue en forma, en un 2010 en que además ha dirigido la espléndida 13 Assassins. Espero que siga así mucho tiempo más.

(c) 2010 Jordi Flotats