SOMOS LO QUE HAY

Un retrato de la descomposición familiar en clave caníbal

Somos lo que hay es el potente debut cinematográfico del director mexicano Jorge Michel Grau, una cinta muy personal que sin duda dejará a poca gente indiferente que muestra una visión muy negra de la vida y la situación social en ese país.

La cinta empieza con un hombre de mediana edad y aspecto descuidado anda por un centro comercial moderno; a pesar de que va a tumbos y no tiene buen aspecto nadie le dice nada, sólo los empleados de las tiendas, y sólo para echarlo. Finalmente el hombre sufre algún tipo de ataque y muere, para ser retirado por los empleados de limpieza del centro. Este hombre tiene una familia; mujer y tres hijos jóvenes (dos chicos y una chica), casi adultos que empiezan a echarlo de menos enseguida, ya que él, como padre y "líder" de la familia es el que tiene que traerles el sustento, y eso es una familia de caníbales significa traer a gente viva para que pueden realizar un ritual y comerla. Cuando descubren que ha muerto quedan consternados, más cuando el hijo mayor, que debería asumir el nuevo rol de líder, es algo pusilánime y no tiene el favor de su madre.

Aunque por esta sinopsis, Somos lo que hay pueda parecer una película de terror al uso, realmente no lo es. Jorge Michel Grau nos retrata la descomposición de una familia, unida por un fino hilo que se rompe con la muerte del patriarca; una madre feroz y posesiva (Carmen Beato) , guardiana del ritual, una hija joven, guapa y manipuladora (Miriam Balderas), que intenta que el hermano mayor asuma su rol para estar ella detrás y dirigir sus decisiones; un hijo agresivo, violento e irracional (Alan Chávez), que sólo parece guiarse por sus instintos primarios y el hijo mayor (Francisco Barreiro), un joven bastante apocado, responsable y que quiere asumir el rol de liderar a la familia, pero que a la vez le da miedo y que se siente odiado por su madre. Grau muestra a una familia en que lo que ata a sus miembros es la necesidad propia, y lo que les motiva a estar juntos es su propia posición en la manada y usa la muerte del patriarca para mostrarnos como se altera esa manada y cómo sus miembros buscan su nueva posición.

La búsqueda de víctimas y su persecución lleva la película a las zonas más marginales de Mexico DF, mostrando las bandas de niños indigentes que viven en bajo los puentes de las vías de circunvalación o los barrios de prostitutas y la torpe e ineficaz policía, corrupta hasta la médula. Los policías que aparecen en la cinta no tienen ninguna virtud: son corruptos, estúpidos, vagos y su única motivación a la hora de intentar resolver un caso es qué sacarán de él. Todo ese entorno, contrastando de forma brutal con el rico, limpio y cuidado centro comercial de inicio nos muestran una descomposición social que enmarca la situación particular de los protagonistas.

Formalmente, Somos lo que hay es una película cuidada, con un ritmo lento, con bastante planos fijos alternados con secuencias rodadas con cámara en el hombro para darle un aspecto más realista. Su guión es bastante parco en diálogos y se ofrecen pocas pistas al espectador que no sean visuales; Grau ha optado por contar más con las imágenes y no añadir demasiados diálogos. También ha optado por no realizar una película explícita; no se muestran grandes carnicerías ni litros de sangre, pero sí que se insinúan con gran habilidad.

En una película de estas características el trabajo de los actores es vital para enganchar al espectador y transmitir lo que el guión no verbaliza y el reparto cumple a la perfección con su tarea. Destacan las interpretaciones de los protagonistas, el núcleo familiar. Carmen Beato realiza una composición llena de fuerza y agresividad, en un personaje atormentado tortuoso, una madre sin pizca de cariño capaz de una violencia espeluznante. Miriam Balderas hace un buen trabajo transmitiendo una mezcla de inocencia y manipulación con una fuerte componente sexual. Alan Chávez, por desgracia fallecido recientemente en un tiroteo, interpreta a un personaje siempre a punto de estallar de forma violenta. Francisco Barreiro interpreta al hijo mayor, el papel más complejo de la película, y lo realiza con nota; su personaje está teme a su madre y busca su aprovación, a pesar que nunca la encuentra y adora a su hermana. Barreiro trasmite muy bien la vulnerabilidad, teñida de agresividad de su papel.

En mi opinión Somos lo que hay es una cinta con aciertos y fallos, pero con más de los primeros que de los segundos. Su temática es interesante, y aunque su desarrollo inicial es algo lento, encontré el clímax final de la película muy satisfactorio, ligando y cerrando perfectamente la trama. También me gustó y me pareció pertinente la intención y el mensaje del filme y las interpretaciones de los actores. No me gustó tanto el principio algo moroso de la cinta, que tras su muy buena presentación se ralentiza y tarda un poco a entrar en materia. También me hubiera gustado algo más de desarrollo de los personajes para entender mejor los orígenes de las dinámicas familiares que se muestran.

No dudo en recomendar Somos lo que hay, aunque tenga algún momento no apto para estómagos sensibles, su retrato de la descomposición de una familia, dentro del marco de la descomposición de un país está realizado con fuerza y convicción, resulta creíble, y por lo tanto perturbador; acaba dando más miedo que el canibalismo ritual que sirve de excusa y vehículo de la trama.

(c) 2010 Jordi Flotats