Crónica del Viernes 15/10/2010

Crónica del noveno día de Sitges 2010. Mis películas del día: Red Hill, Jackboots on Whitehall, The Second Civil War, A Serbian Film





 

Joe Dante, un de los invitados más activos de esta edición del Festival ha recibido un merecidísimo premio Màquina del Temps otorgado por su trayectoria dentro del género fantástico y de terror. Dante ha ejercido y ejerce todos los papeles dentro de la realización de una película, pero es en la dirección donde se ha prodigado más. Director de películas destinadas al gran público como Gremlins (1984) o El chip prodigioso (1987), de serie B como Piraña (1978) o de trabajos para la televisión como Homecoming (2005), dentro de la serie Masters of Horror. Precisamente el Festival ha presentado hoy mismo su TV-Movie The Second Civil War, rodada para la HBO en 1997. Tras el pase Dante ha ofrecido un Q&A junto a Álvaro Pita, periodista colaborador de la revista Scifiworld, que está preparando un libro sobre su figura. Dante ha respondido con paciencia y amabilidad las preguntas del público, comentando algunas de sus batallas con la industria de Hollywood, que le llevaron a apartarse un poco de ella y las actuales dificultades económicas por las que pasa la industria del cine, con los consiguientes problemas para conseguir financiación para nuevos proyectos.

Hoy se ha presentado Let Me In de Matt Reeves, un remake de la película sueca de Tomas Alfredson Let the right once in, presentada en Sitges hace dos años con gran éxito. Let me in es el primer proyecto de la nueva Hammer Films, y según sus creadores intenta respetar mucho los originales, tanto la película de Alfredson como la novela de John Ajvide Lindqvist en que se basa. Let me in cuenta la historia de un niño que está entrando en la adolescencia, marginado en el instituto y sin muchos amigos, que traba relación con la nueva vecina de su edad; ella se acaba de mudar con su padre a vivir allí, pero al cabo de un tiempo él descubre que su nueva amiga no es normal en absoluto. A Matt Reeves le atrajo mucho la historia porque en algunos aspectos le recordó a su infancia, y ha querido dejar clara la metáfora sobre la confusión de la adolescencia que ya tenía la película original. La película intenta mantener la historia, pero traslada la acción de Suecia a los Estados Unidos de los ochenta, bajo la presidencia de Ronald Reagan y en plena ola ultraconservadora y al parecer las escenas violentas son mucho más impactantes que en Let the right once in.

Se ha celebrado una mesa redonda alrededor de la resurrección de Hammer Films y su retorno a las producciones de cine de terror. El acto, que también ha servido de presentación al libro Pesadillas en la oscuridad. El cine de terror gótico, ha sido moderado por Antonio José Navarro y ha contado con dos expertos en la época dorada de la Hammer: David Pirle y Roberto Cueto, además de Matt Reeves, director de Let me in, primera producción de la compañía. Reeves ha comentado que este primer proyecto ha tenido la intención de modernizar la figura del vampiro, acercándola a la sociedad actual. Reeves ha declarado que Let me in ha sido un buen comienzo para la compañía y su buen rendimiento económico les ha asegurado un buen futuro a medio plazo, permitiendo el desarrollo de proyectos como The Woman in Black, de James Watkins; The Resident, de Antti Jokinen, con Christopher Lee, y The Way Back, de Peter Weir. Ojalá la compañía despegue y llegue a las cotas que alcanzó en sus mejores momentos.

Se ha presentado Uncle Boomie who can recalo hin past lives, del tailandés Apichatpong Weerasethakul, ganadora de la Palma de Oro de la pasada edición del Festival de Cannes. Uncle Boomie es una historia de fantasmas que gira alrededor de un hombre que tiene la facultad de recordar sus vidas anteriores. La película está empapada de las creencias en la transmigración de las almas entre los hombres, los animales, los fantasmas y las plantas, así como del imaginario y las ideas visuales del cine popular y las leyendas de Tailandia. Su estructura es episódica, mientras se recuerdan fragmentos de vidas pasadas y de tiempos pasados, permitiendo crear una serie de estampas que se mueven entre lo fantástico y lo poético. Weerasethakul, presente en Sitges, declaró no haber revisado las películas tailandesas de su infancia, de las que extrajo parte del imaginario e ideas visuales, sino que prefirió tirar directamente de sus recuerdos. También declaró que la Palma de Oro ha hecho que mucha gente piense en su película como "cine de autor", algo inaccesible para el espectador corriente, hecho que desmintió, afirmando que su película también hace reír y tiene comicidad.

Empiezo temprano mi día de cine con la proyección a las 10:00 de Red Hill en el Retiro. Red Hill, la primera película del australiano Patrick Hughes, es un película con un cuidadísimo aspecto visual que mezcla el western con el thriller. Toda la acción de la película sucede en 24 horas, que narran el primer día de trabajo del agente Shane Cooper (Ryan Kwanten) en el remoto pueblo de Red Hill, en las Highlands australianas. Cooper se ha mudado allí buscando tranquilidad para su esposa embarazada, pero su primer día no va a ser fácil: se acerca una gran tormenta y para colmo Jimmy Conway (Tommy Lewis), un asesino local, acaba de huir de una prisión de máxima seguridad y Old Bill (Steve Bisley), el sheriff, teme que vuelva para buscar venganza de los que le detuvieron.

Red Hill es una película estimable, una mezcla de western y thriller policial, realizada de forma impecable. En la primera parte, durante las horas del día, se usa el lenguaje del western, aprovechando al máximo los grandes paisajes semidesérticos y montañosos, retratados de forma espectacular, buscando también acentuar la soledad del pueblo y la del protagonista, no muy bien recibido por una comunidad muy cerrada y recelosa. En la segunda, cuando cae la noche, se cambian los grandes espacios por sitios cerrados o delimitados por la oscuridad, se acelera el ritmo narrativo y empieza la acción, con un estilo que me recordó un poco al John Carpenter de Asalto a la comisaría del distrito 13. Sin duda Red hill no es la película más original del mundo, pero su impecable realización, sus sólidas interpretaciones (grandes Steve Bisley y Tommy Lewis) y la ausencia de paja la convierten en una cinta de visionado muy agradable.

Continuo mi día viendo Jackboots on Whitehall, de Edward y Rory McHenry, una película de animación realizada con marionetas que propone una historia alternativa de la Segunda Guerra Mundial contada en clave satírica. La película asume que los ingleses se quedan varados en Dunkerke y que además pierden la batalla aérea con Alemania. Eso supone la invasión por tierra de Inglaterra de las malvadas tropas nazis, pero unos cuantos valientes rescatarán a Winston Churchill y unirán al resto del país para combatir.

Jackboots on Whitehall está realizada con medios escasos y no le da demasiada importancia a la animación ni a las marionetas, sólo preocupándose de que sean graciosas, un poco al estilo de Team America. En el aspecto argumental, y al estilo de Malditos Bastardos, no demuestra preocupación por la exactitud ni la verosimilitud. Tampoco es que importe mucho, la película es una comedia, con multitud de gags y chistes que se ríen de los clichés de las películas de la II Guerra Mundial; gran cantidad de referencias a otras películas como Braveheart, El Señor de los Anillos, Apocalypse Now entre muchas otras y muchísimos chistes regionales (nadie se libra, ingleses, alemanes, escoceses, hindúes, americanos,…). Personalmente me pareció sólo divertida a ratos, su humor no me terminó de convencer en algunos momentos (desde luego no me pareció que tuviera el espíritu crítico de Team America) y no me pareció que tuviera un argumento como tal, la película sólo se sostiene por los chistes. Sin duda lo mejor es el excelente doblaje, realizado por grandísimos actores como Ewan McGregor, Tom Wilkinson o Dominic West.

Continuo viendo el pase de The Second Civil War en el Casino Prado. The Second Civil War es una TV-movie que realizó Joe Dante para la cadena HBO en 1997 que plantea temas muy vigentes hoy en día. La película es una sátira política que parte de la premisa que Estados Unidos, a través de una ONG, decide acoger a un grupo enorme de niños refugiados de Pakistan, a la que India ha lanzado una bomba atómica. Los niños tendrían que ser enviados al estado de Idaho, pero su gobernador (Beau Bridges), opositor del presidente, decide negarse a acogerlos. Esto conducirá a un conflicto interno que irá escalando por momentos. La película muestra la perspectiva del presidente y el gobernador y la cobertura del evento que realiza un canal de noticias.

The Second Civil War tiene un guión y un reparto absolutamente brillantes. Sin duda la historia, como en toda sátira, es exagerada en todos sus aspectos, pero como en toda buena sátira acierta a pisar el callo en casi todos los temas que toca. Nadie queda muy bien parado en la película; ni los políticos, estúpidos, vanos, preocupados sólo de la opinión pública y completamente dependientes de sus asesores; ni la prensa,  vendida al sensacionalismo y a la guerra de audiencias; ni las ONG, santurronas y acaparadoras de portadas; ni desde luego buena parte del pueblo americano. La película fluye imparable desde su inicio sin dar tregua ni tiempos muertos, Dante deja cancha al magnífico guión, lleno de ritmo, frases y momentos brillantes y a los actores, todos impecables. El reparto de la película es de lujo, algo muy importante en una película tan coral; destacan las interpretaciones de Beau Bridges y Phil Hartman, pero el resto no se queda atrás; grandes actores como Joanna Cassidy, James Earl Jones, James Coburn, Dan Hedaya o Ron Perlman realizan composiciones memorables que contribuyen decisivamente a que la película funcione.

Termino el día con una de las películas polémicas de esta edición del Festival, A Serbian Film, de Srdjan Spasojevic. La película cuenta como el actor porno retirado Milosh (Srdjan Todorovic), casado y con un hijo pequeño, acuciado por sus problemas financieros, accede a realizar un muy lucrativo nuevo trabajo para Vukmir (Sergej Trifunovic), un hombre de negocios obsesionado con llevar la pornografía a la categoría de arte. Poco a poco y desde que empieza el trabajo, Milosh se irá embruteciendo, mental y físicamente. Srdjan Spasojevic, presente en Sitges, comentó que la idea básica de la cinta era llevar a cabo una metáfora de la existencia humana, planteando la pornografía como una proyección de la vida real, donde en cualquier trabajo que consigas terminan explotándote. Según él, la película también puede verse como una metáfora general de la sociedad, aplicable a la sociedad serbia, una sociedad que niega tratar los conflictos que la afligen. Su estreno allí ha causado bastante polémica, especialmente en sectores nacionalistas por la imagen que se da del país y lo significativo de su título. Spasojevic ha comentado que sus influencias están en los directores americanos de los setenta: William Friedkin, Sam Peckinpah, David Cronenberg, John Carpenter, Brian de Palma, Roman Polanski o Walter Hill; su intención al rodar la película era usar esa forma de narrar tan visceral y directa desde una perspectiva moderna.

¿Qué decir de A Serbian Film? Desde luego, yo no la recomendaría a nadie. No puedo decir que sea una mala película; su fotografía con acusados contrastes de luz y sombra, su empleo del scope en escenarios casi vacíos, su iluminación fría y ominosa sin duda transmiten la incomodidad y desazón buscadas. También resulta clara la intención de la película de retratar la enfermedad moral de la sociedad, incapaz de refrenar la violencia y siempre dispuesta a enterrar cualquier problema. Pero, y es un "pero" básico, me niego a creer que ese mismo mensaje no pueda entregarse de otra forma que a través del desfile de atrocidades que plantea la película: violación, incesto, mutilación, tortura, pedofilia… rodados de forma escalofriantemente (y repugnantemente) realista. A Serbian Film es un carrusel maligno cuyo ritmo va acelerándose y que cada vez sube las apuestas a la hora de mostrar sin demasiados tapujos nuevas monstruosidades. Técnicamente no es una mala película, y su tema de fondo merece ser tratado, pero desde luego no con tanto mal gusto. No recomendada a menores de 200 años, especialmente si tienen hijos.

(c) 2010 Jordi Flotats

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Subido por Jordi Flotats con fecha 21/09/2010 11:00:10