Crónica del sexto día de Sitges 2010. Mis películas del día: Zebraman 2: Attack on Zebra City, Outrage, The People vs. George Lucas y Stake Land
Joe Dante, uno de los grandes nombres del cine de género, ha dado en un cine Prado casi lleno una Masterclass donde ha presentado Trailers from Hell, un proyectó que arrancó sin querer hace años cuando empezó a recopilar trailers cinematográficos y televisivos en su garaje. Actualmente tiene más de 600 disponibles en la red en la página http://www.trailersfromhell.com. El objetivo del proyecto es educativo; los trailers están para todo aquel que tenga interés por el pasado del cine y la televisión y así pueda apreciar como los cambios continuos que vive nuestra sociedad los influyen y los transforman. Dante, un director que ha dado títulos tan populares como Gremlins o El Chip Prodigioso y que también ha trabajado pora la televisión dirigiendo TV-Movies para HBO como The Second Civil War (que proyectará este Festival) o capítulos de Masters of Horror tan emblemáticos como Homecoming, comentó que trabaja con el mismo entusiasmo haciendo serie-B con Roger Corman como serie-A con Steven Spielberg. También comentó la gran evolución tecnológica que ha vivido el cine; actualmente se puede plantear realizar cualquier cosa que el director tenga en mente.
Roger Corman, uno de los maestros y colaboradores de Joe Dante, también se halla presente en Sitges junto a su esposa Julie. Aprovechando que la productora de Corman, New Horizon presenta Sharktopuss en el Festival, se ha organizado una charla con ambos en la que los fans han podido dirigirles sus preguntas. Corman comentó que en la actualidad es mucho más fácil rodar películas de bajo presupuesto que antes por la mayor ligereza y sencillez de los equipos de rodaje, pero que por contra es más difícil distribuirlas, cuesta más que antes entrar en el circuito cinematográfico. Cuando fue preguntado por sus películas preferidas, Corman recordó con cariño sus adaptaciones de Edgar Allan Poe, sobre todo por sus colaboraciones con Richard Matheson, Floyd Crosby y Daniel Haller, destacando entre todas La ma?scara de la muerte roja. También destacó El hombre con rayos X en los ojos y The Intruder. Corman comentó que aunque hace unos años que había abandonado la dirección, se estaba planteando volver porque Nicholas Cage le había enviado un guión sobre fenómenos paranormales ambientado en el siglo XIX que le gustaría que tuviera el mismo tono que sus adaptaciones de Poe. Ojalá prospere el proyecto.
Hoy se ha producido un encuentro entre tres jóvenes directores presentes para presentar sus respectivas películas en el Festival: James Wan, que presenta Insidious, Brad Anderson que está en Sitges por Vanishing on 7th St. y Jim Mickle que presenta hoy Stake Land. Los tres directores son habituales del Festival y han querido comentar sus películas y la evolución del género del terror a lo largo de los últimos años. Mickle estuvo en Sitges en 2006 por Mulberry Street y precisamente durante su estancia conoció al que sería el productor de Stake Land, su última película. Mickle comentó que durante la promoción de la película por diferentes festivales ha podido observar como se han ampliado las temáticas y las propuestas distintas en el cine fantástico y de terror. Anderson, presente por Vanishing on 7th St. ha comentado que evidentemente estaba influenciado por las películas y los directores que le gustan, pero que precisamente se trataba de coger esas películas y reinventarlas dealguna forma para crear algo nuevo. James Wan presenta Insidious, un cambio de tercio dentro del género del director de Saw. Wan se declaró honrado cuando le dijeron que Jigsaw, el villano de Saw, se había convertido en un personaje icónico de la cultura popular.
Se ha entregado el premio María Honorífica del Festival a Sid Haig por toda una carrera dentro del género de terror. Sid Haig, de 71 años, inició su carrera en la década de 1960 en la televisión, para pronto pasar a producciones de terror de bajo presupuesto, algunas de ellas dirigidas por directores como Roger Corman. Su cara ha vuelto a popularizarse gracias a Rob Zombie, que le dio el papel de capitán Spaulding en La casa de los 1000 cadáveres en 2003, y que desde entonces lo ha transformado en su actor fetiche.
El Festival también ha otorgado una Maria Honorífica, en este caso póstuma, a Julio Coll i Claramunt (1919 - 1993). Julio Coll fue director, guionista y productor de cine, además de crítico musical y teatral. En el cine se movió básicamente dentro del género negro, destacando en su producción Nunca es demasiado tarde (1955), Distrito Quinto (1957), Un vaso de whisky (1959), Los cuervos (1961), La cuarta ventana (1961), Ensayo general para la muerte (1962) o Los muertos no perdonan (1963). El premio fue recogido por su hija y su nieta.
Se ha presentado el tercer largometraje del director Christian Molina, I want to be a soldier, acompañado en Sitges por parte del reparto protagonista, de donde destaca el joven Fergus Riordan, cuyo próximo proyecto será el rodaje de El motorista fantasma 2 junto a Nicholas Cage. La película cuenta la historia de Alex, un niño de ocho años que desarrolla una fascinación morbosa por las imágenes violentas. Empieza a tener problemas de comunicación con sus padres y los otros niños de la escuela e incluso se inventa dos amigos imaginarios. Molina comentó que el origen del proyecto surgió de una estadística que dice que cuando un joven sobrepasa la mayoría de edad ha presenciado 40000 asesinatos y 200000 actos de violencia por la televisión, en el cine o en videojuegos. Molina y la coguionista Cuca Canals contactaron con un psiquiatra para empezar la historia y construir a los personajes. Molina afirmó que no hay que culpar a la televisión de estos hechos, sino a la educación para controlar qué y cómo se da a los niños. Molina reconoció influencias de Michael Haneke, Stanley Kubrick y la película American History X. La presencia en el reparto de actores habituales de películas de acción y terror como Danny Glover y Robert Englund le pareció una forma divertida de dar una vuelta de tuerca y de paso homenajear a este tipo de cine.
Se ha presentado Super de James Gunn, una película que muestra el lado oscuro de los vigilantes disfrazados. Super cuenta cómo después de que su mujer caiga bajo la influencia de un traficante de droga, un hombre corriente se transforma a sí mismo en Crimson Bolt, un superhéroe con las mejores intenciones, pero pocas habilidades heroicas. Gunn, colaborador de Troma, ha creado una tragicomedia con toques de serie B gamberra. Cuando fue preguntado por las coincidencias con Kick Ass, Gunn afirmó que a pesar de las aparentes similitudes, las dos películas son muy distintas. Super no es sobre un superhéroe sino sobre un ser humano que tiene una revelación y cree que tiene un misión que cumplir. Gunn comentó que le gustaban las cintas de superhéroes tradicionales pero que se quiso desmarcar de ellas en Super, deconstruyendo al superhéroe como hizo Alan Moore en el cómic en los 80, preguntándose quién es él para decidir qué es el bien o el mal. El director también destacó el escaso presupuesto de la película, comparable a las cintas de Troma; los actores, algunos conocidos como Rainn Wilson (The Office) o Ellen Page, trabajaron gratis o casi gratis.
Empiezo el día de cine temprano con Zebraman 2: Attack on Zebra City, de Takashi Miike, continuación de la maravillosa Zebraman. En esta ocasión, la acción se traslada quince años en el futuro, donde se despierta de repente Ichikawa (Sho Aikawa), también conocido como Zebraman. Tokyo se ha convertido en Zebra City y está gobernada por un malvado gobernador y su hija, siniestra estrella del pop; cada día durante cinco minutos hay lo que se llama "zebra time", un periodo en que todo el mundo puede hacer lo que quiera, incluida la siniestra policía, y curiosamente, la medida ha hecho descender el crimen. Pero nuevas amenazas acechan e Ichikawa deberá desvelar el misterio en torno a sí mismo para poder salvar la ciudad de nuevo.
Zebraman 2 me pareció una película impagable, manifiestamente gamberra, que como la anterior, homenajea y parodia a partes iguales el cine de superhéroes japonés., pero que en esta ocasión además critica en forma de parodia la banalización de los medios propagandísticos gubernamentales. Zebraman 2 tiene un aspecto buscadamente cutre y chillón; vestuarios alucinantes, detalles de argumento risibles, localizaciones extrañas, actores exagerados e y un ritmo de videoclip (de hecho hay videoclips dentro de la película). La cinta es a ratos un delirio freak con un guión que contiene algunos gags divertidísimos. A los amantes de lo bizarro, de lo gamberro, de Ultraman y desde luego a quien le gustara Zebraman, ésta película les encantará, yo desde luego disfruté muchísimo de ella. Me alegra comprobar que Takashi Miike continúa haciendo de las suyas tras una cámara. Ojalá haya tercera parte.
Por la tarde me desplazo al Auditori para ver Outrage, el último trabajo de Takeshi Kitano. Kitano, tras su trilogía de películas en clave de autobiografía surrealista, formada por Takeshis', Glory to the Filmmaker! y Achilles and the Tortoise, vuelve al cine de yakuzas (mafiosos japoneses) con una película que tiene muchos ecos trabajos anteriores suyos como Sonatine o Flores de fuego. Outrage narra cómo el jefe de una enorme organización criminal decide enviar una reprimenda a uno de sus jefes de área. Le encarga el trabajo a otro jefe de área, y éste a uno de sus subordinados. La reprimenda será en forma de provocación, de forma que quien la reciba, al no tener apoyo del gran jefe, deberá aguantarla. Pero la cosa no saldrá del todo bien, porque despertará las ansias de poder de todo el mundo, empezando una espiral de violencia que se propagará por toda la organización.
Kitano ha vuelto a sus orígenes con esta película: personajes de faz hermética, una organización mafiosa completamente piramidal, con jerarquías muy claras que humillan a los individuos de base y estallidos súbitos de violencia. Quizá ese último es el rasgo más personal de Kitano; su violencia siempre llega casi fuera de tiempo, cuando el espectador no la espera y casi siempre brutal y escalofriante. En esta película Kitano no hace concesiones a su estilo, es lenta y de desarrollo muy pausado, con personajes codiciosos, ambiciosos y a menudo brutales, con pocas ayudas al espectador con la trama, que va avanzando poco a poco hasta su volcánico final. La película me gustó, como siempre me ha gustado el cine de yakuzas de Kitano, aunque me pareció unos cuantos peldaños por debajo de las que para mi son sus mejores películas: Flores de fuego, Dolls y Zatoichi, aún así me alegro que haya dejado de lado su etapa introspectiva y haya vuelto a hacer cine pensando un poco en el espectador.
Sin demasiado tiempo para nada más, conecto la proyección de Outrage con la de The People vs George Lucas en el Prado. Alexandre O. Philippe, director de la película y presente en el cine durante su proyección, ha creado un documental que mezclando entrevistas a cineastas, músicos y estudiosos con materiales realizados por fans de la Guerra de las Galaxias realiza una magnífica aproximación al enorme fenómeno fan de la franquicia galáctica. El documental empieza con amor incondicional, al hablar de lo que supuso el lanzamiento de la trilogía original para esa gente, que posteriormente se enganchó a la inagotable fuente de merchandising; continúa con las primeras notas de aviso cuando Lucas reestreno la trilogía original renovando los efectos y añadiendo pequeños, pero muy controvertidos detalles que pusieron furioso a más de uno. Al final se desata la desilusión al comprobar que la nueva trilogía no cumple en absoluto con las grandes expectativas que despertó.
Me gustó la propuesta de Alexandre O. Philippe, su radiografía del fenómeno Star Wars se presenta casi en forma de autorretrato, con una selección magnífica (e increíblemente laboriosa) de material que le enviaron fans de la saga y las entrevistas que van encauzando lo que el director quiere contar. La película está hecha por fans y básicamente se dirige también a fans, como yo, como los que abarrotaban el Prado y que durante 90 minutos aplaudimos las verdades como puños y que iban sonando. Aparte de eso, la cinta plantea con inteligencia los límites de la relación entre el creador, la obra y su público y la evolución de George Lucas desde rebelde enfrentado a los estudios hasta propietario de un estudio, para terminar haciendo las paces con él, porque aunque sus últimas decisiones no han gustado para nada, no deja de ser el creador de un universo que mucha gente ha vivido de forma tan auténtica como el real.
Termino el día entrando a la carrera a la proyección de Stake Land en El Retiro, ¿qué sería un Festival de Sitges sin ninguna carrera entre películas? Stake Land, de Jim Mickle, es una cinta post-apocalíptica que plantea un mundo que ha sido asolado por una epidemia que convierte a la gente en criaturas cruce entre zombie y vampiro; nocturnas, rápidas, muerden y beben sangre, pero ya no son inteligentes. Los protagonistas de la cinta son Martin (Connor Paolo), un joven huérfano y Mister (Nick Damici), un tipo endurecido por la situación que ha aprendido a cazar a las criaturas. Ambos atraviesan unos Estados Unidos deshechos en dirección norte, hacia Canadá, donde corren rumores que hay un gran asentamiento humano. En su camino se cruzarán vampiros y comunidades ultrareligiosas y fanáticas con extrañas creencias que amenazarán sus vidas.
Me gustó mucho Stake Land; es una película sencilla, sobria y sin pretensiones, con ecos de La carretera de Cormac McCarthy por el realismo de las reacciones de la gente a lo que pasa, por la relación paterno-filial que se establece entre los dos protagonistas y por la sequedad con la que son narrados los hechos y de Soy leyenda de Richard Matheson por la situación que narra y su aire de serie B. La película tiene una fotografía fría, llena de claroscuros que le va como anillo al dedo y el trabajo de los actores es soberbio. Las escenas de acción están bien resueltas, sin efectismo pero con mucha eficacia, son cortas y brutales. Una muy buena película.
(c) 2010 Jordi Flotats