Crónica del quinto día de Sitges 2010. Mis películas del día: Dream Home y Vanishing on 7th St.
Hoy el director y guionista norteamericano Richard Kelly ha recibido el premio Màquina del Temps del Festival por su corta pero decisiva carrera cinematográfica. Kelly, de sólo 35 años y con sólo tres películas, ha conseguido ya que dos de ellas sean de culto: Donnie Darko (2001), estrenada en el Festival de ese año, pasó sin pena ni gloria hasta que el boca a boca la convirtió en uno de los referentes del cine de género de esta década. Southland Tales (2006) ni siquiera llegó a estrenarse en cines, pero mucha gente empieza ya a reivindicarla. Más suerte comercial tuvo con The Box (2009), una cinta mucho más convencional aunque con casi todas las marcas que definen su cine. Kelly quiso agradecer al Festival tanto el premio como el apoyo que siempre brindó a su cine, comentando que ahora lamenta haberse perdido el estreno de Donnie Darko en Sitges en 2001 por su miedo a viajar después de los atentados de las Torres Gemelas en Nueva York.
Durante el día de ayer tuvo un encuentro con el público en la sala Tramuntana. Cuando se le preguntó por la premonición de algo como los atentados del 11-S en Donnie Darko, Kelly comentó que la cinta se rodó antes de los atentados, pero se estrenó después y le resultaron chocantes los paralelismos que podían hacerse entre película y realidad. El director manifestó que en todas sus películas ha tratado del tema de una u otra forma; en Southland Tales quiso hacer una sátira del paisaje político post 11-S y en The Box el botón representa la tecnología separando a las personas de la responsabilidad que comporta la violencia. Cuando se le hizo notar que un tema muy común en su cine es el sacrificio de un protagonista para alcanzar un bien mayor, Kelly lo reconoció y comentó que aunque le daba pena matar a un personaje con el que se había familiarizado, y esperaba hacer algún día una película con final feliz, el sacrificio del personaje era necesario para que los filmes no acabaran de forma catastrófica. De Southland Tales comentó que la política en Estados Unidos se había acabado convirtiendo en una mala serie de dibujos animados, así que si iba a tratar el tema, decidió hacerlo de forma divertida, con colores brillantes y canciones pegadizas. Además también decidió estrellar iconos de la cultura popular como The Rock, Sarah Michelle Gellar o Justin Timberlake y estrellarlos contra el contexto de disparate apocalíptico que plantea.
Yoshihiro Nishimura, director y artista del maquillaje y los FX, y maestro del gorree japonés, ha dado una masterclass en la sala Tramuntana. Mientras iba contestando las preguntas del público, iba maquillando a una chica del público y le iba deformando el rostro como si estuviera recibiendo una paliza. Nishimura, cuando fue preguntado de dónde salían las delirantes criaturas que aparecen en su cine, contestó que solía imaginar sus universos mientras estaba bebiendo en el bar. También comentó la velocidad a la que rodaba, unas dos semanas por película, debido a los problemas de financiamiento, ya que ese tipo de cine no es muy popular en Japón. Preguntado sobre el contraste entre la buena acogida de este tipo de cine en los festivales y en su país natal, Nishimura comentó que en Japón el gore tenía mala fama desde los años ochenta, cuando se descubrieron muchas cintas de este tipo en posesión de un asesino. Nishimura aventuró que si se filtrara la buena acogida de este cine en el extranjero quizá se volvería a poner de moda. El director preguntó al público asistente si se reían con sus películas; ante el triunfo casi unánime del "sí", comentó que en Japón es muy difícil de asimilar esta mezcla de humor y violencia, que su cine es irreal y exagerado pero al mismo tiempo espera que de él se pueda extraer algún tipo de mensaje; Mutant Girls Squad trata sobre el racismo de su país y Helldriver sobre su incapacidad de tomar decisiones y las consecuencias que ello conlleva y ésa es la única manera que tienen de tratar esos temas. Nishimura se ganó por anticipado al público que llenaba el cine El Retiro durante la maratón nocturna de Helldriver, Mutant Girls Squad y Aliens vs Ninja apareciendo vestido sólo con pañales mientras agitaba un bebé ensangrentado.
Se ha presentado The new daughter, una producción estadounidense dirigida por el español Luis Berdejo y protagonizada por Kevin Costner. La película, adaptación de una novela de John Connolly, es una historia de terror y suspense, donde un padre de familia (Costner) recientemente divorciado se traslada con sus dos hijos a una vieja mansión. Explorando sus alrededores, los niños descubren un extraño túmulo, y el comportamiento de la niña empieza a ser cada vez más anormal. Berdejo comentó que no había hecho ninguna gran reescritura del material inicial, sólo cambió la estación del año e hizo que el protagonismo recayera más en los niños. También valoró positivamente su experiencia con la industria estadounidense y con Kevin Costner, que al parecer se puso a su disposición desde el primer momento y estuvo colaborador en todo momento.
Se ha presentado Insidious, de James Wan. Huyendo de la ópera prima que lo encumbró, Saw, Wan ha realizado una cinta de terror que huye del gorree y se remite a las producciones ya clásicas de los 80 como Poltergeist. En Insidious un matrimonio con tres hijos se muda a una nueva casa, donde desde el principio ocurren cosas extrañas: ruidos en la habitación donde duermen los niños y objetos movidos. Una noche, Dalton, el hijo mayor sufre un accidente mientras investiga el ático y queda en un extraño estado comatoso. La familia, desesperada, recurre a científicos y mediums que acaban concluyendo que es Dalton quien está encantado, no la casa y que está prisionero de una entidad en un lugar llamado The Further. Con la ayuda de los científicos la familia viajará allí para liberarlo.
Empiezo mi día de películas con Dream Home, de Pang Ho-cheung, una curiosísima slasher-movie de Hong Kong. La protagonista de cinta es Cheng Lai-sheung (Josie Ho), una chica que lucha incansablemente para cuidar de su hermano menor y su padre enfermo manteniendo además dos trabajos que sueña con poder adquirir un piso con vistas al mar. Pero la fiebre inmobiliaria de Hong Kong hace que los precios de los pisos no paren de subir. Cuando después de tomar medidas increíblemente duras está a punto de comprar el piso soñado, la operación se va al traste. Entonces decide hacer bajar el precio del piso con medidas muy drásticas.
Dream Home es una película con un argumento interesante, con personajes bien construidos y con una actuación magnífica de Josie Ho en el papel protagonista. También es obvia su preocupación por denunciar la flagrante especulación inmobiliaria que sufrió Hong Kong, tanto o más drástica que la que hemos sufrido en España. Pero además es una slasher-movie. Las escenas increíblemente sangrientas y violentas se alternan con flashbacks que nos ponen en situación de cómo se ha llegado a esa situación. Y son realmente violentas y realmente sangrientas; la violencia es realista, los golpes dolorosos y las agonías escalofriantes. No es una película para estómagos sensibles, pero es una buena película y una combinación muy poco frecuente de gore y argumento.
Finalizo un día tranquilo con Vanishing on 7th St., de Brad Anderson. Anderson es un habitual del Festival, donde ha presentado Session 9, El maquinista y Transsiberian. En este caso nos presenta una cinta que empieza en un cine, donde en un momento dado desaparece todo el mundo menos el proteccionista. Cuando sale del recinto se da cuenta que casi todo el mundo ha desaparecido, como si se los tragara la oscuridad.
Me pareció que Vanishing on 7th St. tiene un punto de partida interesante, un poco en la línea de la Twilight Zone, pero por desgracia poco más. A la que el argumento empieza a desarrollarse, se ve que realmente la película tiene poco que contar; es trillado, con diálogos acartonados, una idea base francamente débil y un desarrollo moroso, que no cuenta nada y no conduce a ningún sitio. Tampoco puedo decir nada bueno de los actores; los que no son malos, como John Leguizamo o Thandie Newton, no están muy bien, pero los que ya no son gran cosa, como Hayden Christensen, están horrorosos; aunque su trabajo, vistos los personajes que les tocaron en suerte para interpretar, era ciertamente complicado. No se me ocurren muchas cosas a destacar de esta cinta, en mi opinión un tropezón mayúsculo de Anderson, que ha demostrado en el pasado poder hacer cine muy superior a esto.
(c) 2010 Jordi Flotats