Crónica del tercer día de Sitges 2010. Mis películas del día: Vampires, Legend of the Fist: the return of Chen Zhen, Fire of Conscience y The Last Exorcism
Tom Savini, una institución dentro del mundo de los efectos y el maquillaje en el cine de terror, que ayer recibió el premio Màquina del Temps, ha charlado con el público en la sala Tramuntana sobre su dilatada carrera. Savini, acompañado por su discípulo y amigo Greg Nicotero, empezó el encuentro con la proyección de un montaje que recopilaba unos cuantos de los muchos momentos sangrientos que ha regalado al género, saludado con grandes aplausos por el público.
Savini habló de su (de momento) única experiencia como director en el remake de La noche de los muertos vivientes (1991), comentando que él inicialmente sólo esperaba ocuparse de los efectos y que le sorprendió mucho cuando George A. Romero le preguntó si quería dirigirla. Savini hizo reír al público cuando contó que durante el rodaje de Abierto hasta el amanecer, donde Savini actuaba y Nicotero estaba a cargo de los efectos, se pasó tres días viendo bailar a Salma Hayek, hasta que ella les pidió que dejaran de mirarle el culo, a lo que Savini contestó "¿Qué quieres que haga? Me pagan justamente para eso". Savini criticó muy duramente la censura de cualquier tipo cuando le preguntaron sobre el estreno en España de Saw VI. Sobre el futuro de los efectos aventuró que quizá pasaba por una combinación de maquillaje tradicional e infografía. El momento más serio fue cuando fue preguntado por su experiencia en la guerra de Vietnam y cómo había afectado a su obra, a lo que contestó que esa guerra había supuesto para él una lección de anatomía, y que desde entonces sabía cuándo había hecho un buen trabajo cuando veía que el resultado final le transmitía las sensaciones que tuvo allí. El encuentro terminó con la proyección del trailer de la serie Los muertos vivientes, de cuyos efectos es responsable Greg Nicotero.
El actor francés Vincent Cassel ha recibido hoy el premio honorífico en reconocimiento a su trabajo tanto dentro como fuera del género fantástico. Cassel está presentando en Sitges la película Notre jour viendra, de Romain Gavras, donde interpreta a un psicoanalista sociópata que acompaña a un joven con problemas de integración social y familiar a un viaje a ninguna parte. Ambos son pelirrojos, y sienten que la sociedad les discrimina por ese hecho. La película es una metáfora sobre los problemas sociales que implica el ser diferente. Cassel comentó que a pesar que muchas de las películas donde ha actuado pueden considerarse de género fantástico y de terror, no le gusta distinguir entre géneros, sino simplemente entre buenas y malas películas. También ha comentado su papel como productor de directores como Romain Gavras o Kim Chapiron, a los que conoció muy jóvenes, atraído por su talento.
Se ha presentado la película Carne de Neón, de Paco Cabezas, con todo el equipo en el Festival para presentarla. Cabezas, un habitual de Sitges, firma con esta su segunda película tras Aparecidos. En esta ocasión firma un thriller de alto octanaje con claras referencias a Tarantino y a Ritchie. Cabezas comentó que la idea original se le ocurrió cuando se ganaba la vida cantando en el metro en Sevilla y conoció a mucha gente de la calle, a la que retrató en el guión del que sería un corto de 15 minutos que reivindicaba el cine quinqui de los años setenta. A lo largo de diez años, Cabezas fue escribiendo diferentes versiones de un guión para convertir el corto en película, potenciando finalmente los matices humorísticos y puliendo y enriqueciendo mucho a los personajes. También destacó que la película se rodó en parte en Buenos Aires aparte de por motivos económicos por su amor por la "suciedad estética" y los barrios decadentes de esa ciudad.
Se ha entregado el premio María Honorífica del Festival a la actriz británica Caroline Munro, una de las musas del cine de terror, que ha trabajado con grandes mitos del género como Vicent Price, Cristopher Lee o Peter Cushing. Munro, que también rodó una película con Paul Naschy, estuvo presente en su homenaje el día anterior. El premio se le ha hecho entrega aprovechando una maratón de tres películas en el Auditori.
Como viene siendo habitual en los últimos años se ha celebrado la Zombie Walk. Todo el mundo que lo ha querido ha sido maquillado de forma gratuita en el exterior del Edifici Miramar, para realizar un auténtico desfile de los muertos por el centro de Sitges. Para acabar fiesta en la playa y maratones de películas zombie en el Retiro a la 1 de la madrugada. Como cada año, la convocatoria ha sido seguida con entusiasmo y los muertos vivientes han vuelto a tomar Sitges.
Empiezo mi día de películas con la proyección de Vampires, una película belga de Vincent Lanoo, que en clave de falso documental cuenta el día a día de una familia de vampiros instalados en Bélgica. La familia está compuesta por el patriarca, su esposa; sus dos hijos, uno muy agresivo y la otra una rebelde que quiere ser humana (con el consecuente horror de sus padres) y una pareja de vampiros instalada en el sótano, amparada por las leyes ancestrales de su raza. Lanoo realiza una disección salvaje y llena de humor de los convencionalismos, la hipocresía, el racismo y el conformismo de la sociedad belga, riéndose de varios estereotipos del cine de vampiros por el camino; en una película que resulta tan divertida como necesaria en los tiempos que vivimos, ya que lo que cuenta de Bélgica se puede aplicar a toda la Comunidad Europea. Tal como dice el cartel de la película: "No dan miedo. No son sexys. No son elegantes. Sólo belgas". La recomiendo encarecidamente a todo el mundo, espero que llegue a las salas comerciales.
Cambio de tercio totalmente yendo a ver Legend of the Fist: The return of Chen Zhen, una superproducción de artes marciales protagonizada por la megaestrella del momento: Donnie Yen, presente este año en tres películas más del Festival. Legend of the Fist transcurre en el Shanghai de la década de 1920, con China en plena guerra civil y la ciudad dividida en enclaves controlados por potencias extranjeras. En club Casablanca se codean en un ambiente lujoso hombres de negocios, militares y espías; chinos, británicos y japoneses. Y desde allí, de incógnito, el legendario Chen Zhen, acabado de llegar de las trincheras de la Gran Guerra, y que todo el mundo creía muerto, intentará luchar contra el poderío de Japón, que mediante asesinatos selectivos quiere doblegar la moral y el espinazo de los chinos.
Las escenas de acción de Legend of the fist son ciertamente espectaculares, especialmente la inicial, en un gigantesco escenario bélico. Y sin duda Donnie Yen tiene un estilo fantástico, lleno de elegancia y agilidad, pero la película resulta algo coja en el apartado argumental y actoral. Esperaba más del director Andrew Lau, responsable de la trilogía Infernal Affairs; escenas de acción aparte, la película resulta algo indigesta por lo manido de los personajes, lo molesto de algunos números musicales y las (odiosas) comparaciones con Casablanca. Sólo regular.
Después de Legend of the fist y con poco tiempo para respirar, asisto al pase de Fire of Conscience, de Dante Lam, un thriller de acción de Hong Kong que no da pausa al espectador. La película gira alrededor de dos personajes antagónicos, ambos policías; Manfred, rudo, honesto, indisciplinado y torturado por la muerte de su esposa y Kee, inteligente, frío, despiadado y ambicioso. Manfred empieza a investigar el asesinato de una prostituta que le pone en la pista de una banda extremadamente organizada, violenta y que parece tener algún contacto dentro de la policía.
Fire of Conscience es una película muy bien realizada, con una gran fotografía, buen tempo y unas escenas de tiroteos realmente apabullantes, rodadas con gran realismo y que dejan pegado a la butaca. Cuenta con personajes muy bien dibujados que huyen del maniqueísmo de buenos y malos y resulta muy grata de ver. Para ser redonda podría contar con un argumento algo más original y con un final más corto, ya que para mi gusto la conclusión se alarga un poco demasiado, pero de todas maneras me pareció una buena película.
Termino mi día de películas con la proyección de The Last Exorcism, del alemán afincado en Estados Unidos Daniel Stamm. Como en su anterior trabajo A Necessary Death, Stamm usa la forma del mockumentary para narrar cómo un equipo de reporteros sigue a un predicador desencantado, Cotton Marcus (Patrick Fabian) a una granja de Louisiana para que les muestre cómo realiza un exorcismo; pero la situación, muy clara al principio, se va complicando a medida que el proceso avanza. Stamm, presente en Sitges, manifestó sentirse muy cómodo con la forma de documental falso, muy adecuada en su opinión para el cine de terror para transmitir más realismo al espectador y que se sienta menos seguro. Del guión de Huck Botko y Andrew Gurbed, Stamm destacó su inteligencia, su definición de los personajes, el enfoque tan psicológico que tiene del terror y la reducción de la sangre al mínimo. También manifestó haber intentado alejarse lo más posible de El Exorcista para no repetir esquemas. Del papel de Eli Roth en la producción comentó su implicación en la escritura del guión y en el proceso final de montaje y de cómo les puso en contacto con el compositor Nathan Barr y con el especialista en maquillaje Greg Nicotero.
Precisamente Greg Nicotero, presente en el Festival, presentó su corto The United Monsters Talent Agency, que plantea un estudio que alquila "monstruos" para las producciones cinematográficas en la década de 1950. El corto, impecablemente realizado, tiene un guión simpático e ingenioso y demuestra el gran amor de su creador por las cintas clásicas de terror y ciencia ficción. Muy recomendable.
The Last Exorcism me pareció una de las películas de terror del año sin ninguna duda. Dividida en dos partes bastante diferenciadas, empieza con la presentación de un predicador desencantado, descreído, que revela al equipo televisivo los trucos y entresijos de su profesión. Esta parte, narrada en tono ligero, resulta divertida y permite al espectador la identificación con el protagonista, un genial Patrick Fabian que llena de matices a su personaje. La segunda parte es mucho más sombría y ya emplea el lenguaje del cine de terror, pero huyendo de efectismos fáciles, proponiendo al espectador un final fantástico, cerrado, pero que a la vez acepta múltiples lecturas. Fabulosa también la actuación de Ashley Bell, la chica sobre la que realizan el exorcismo, capaz de pasar de la inocencia tontaina a la malicia en un sólo plano. Stamm logra una película de exorcismos original, apasionante e inteligente, que divierte, asusta y da que pensar. Véanla, merece la pena.
(c) 2010 Jordi Flotats