EN TIERRA HOSTIL

Una excelente y tenso retrato de artificieros en Irak

Kathryn Bigelow es una directora que se ha prodigado muy poco a lo largo de los años. Desde su debut con The Loveless en 1982 sólo ha dirigido siete películas más. Quizá la que más notoriedad le reportó fue la futurista Días Extraños (1995), un thriller con muy buenas ideas, dirigido con ritmo y pulso firmes y un muy buen reparto. Sus dos últimos trabajos, El peso del agua (2000) y K-19 The Widowmaker (2002), aunque películas muy distintas, me parecieron igualmente fallidas; la primera por no acabar de arrancar con la historia, por su ritmo moroso y por las malas interpretaciones (algunas de actores tan buenos como Sean Penn); la segunda es el típico producto-fórmula de Hollywood que mezcla una historia real, con actores con gancho en taquilla, algo de acción, algo de (melo)drama humano y muy poca personalidad. En cambio con su última película, En Tierra Hostil, Bigelow ha dado con un excelente guión al que ha hecho justicia con una magnífica dirección.

En Tierra Hostil tiene como título original The Hurt Locker, algo así como "el armario del dolor", una terminología que usan los soldados estadounidenses desplazados en Irak a las zonas donde se colocan y explotan las bombas que plagan el país de atentados. El guión, escrito por el periodista freelance Mark Boal, se basa en su propia experiencia acompañando a un grupo de artificieros del ejército americano durante uno de sus turnos en Irak después de la invasión y ocupación del país. La película sigue a un grupo de artificieros americanos (EOD: Explosive Ordnance Disposal) formado por su líder de grupo, el sargento mayor William James (Jeremy Renner), encargado de examinar las zonas donde pueden haber explosivos y detonarlos de forma controlada o desactivarlos si es posible; el sargento J.T. Sanborn (Anthony Mackie) y el soldado especialista Owen Eldridge (Brian Geraghty), encargados de asistir a James y protegerlo mientras está realizando su trabajo.

Dado el estado de caos y agitación en el que se encuentra Irak, el grupo de artificieros tiene que realizar muchísimas salidas, casi todas justificadas y enfrentarse a muchos tipos de bomba, que van desde lo simple a lo muy sofisticado, siempre con el riesgo que los que han puesto los explosivos los puedan hacer detonar mientras ellos los examinan. Los tres hombres sobrellevan el lógico estrés de diferentes formas: James se deja absober por su trabajo, olvidando todo excepto lo que está haciendo, incluyendo las normas que considere estúpidas o no aplicables en cada momento; lo que molesta muchísimo a Sanborn, un hombre que recurre al estricto cumplimiento de las normas de operación para sentirse más seguro. El soldado Eldridge, el menos experimentado de los tres, vive en un estado permanente de miedo y tensión e intenta recurrir a la ayuda psicológica que proporciona el ejército para sobrellevarlo.

En Tierra Hostil no es una película bélica típica en muchos aspectos. No tiene una gran cantidad de combates espectaculares ni adrenalínicos, sus protagonistas son hombres que se enfrentan a situaciones de tensión extrema pero que deben proceder de la forma más cauta y pausada posible. Su tono es casi documental y muy neutro, muestra las escenas de la vida de sus protagonistas tomando una cierta distancia, mostrando sólo su punto de vista, que es muy estrecho; no pretenden nada más que intentar realizar su trabajo sin que les maten en el proceso. Y como ellos, la película no realiza ninguna valoración moral explícita del conflicto de Irak, se limita a mostrar las vivencias de esos hombres. Aunque claro, la situación de confusión total, la destrucción y el caos que se retratan no dejan en muy buen lugar la intervención de Estados Unidos, aunque sí al profesionalismo y la dedicación de sus soldados.

La dirección de Bigelow me pareció sobresaliente porque retrata perfectamente las intenciones del guión; su estilo de rodaje es pseudo-documental, con cortos momentos de cámara en movimiento para dar sensación de inmersión sin llegar a marear y usando múltiples cámaras para poder dar diferentes puntos de vista en cada escena para acabar de dar realismo. El montaje de la película también es excelente, logrando intensificar la tensión que desprende la mayor parte del metraje. La fotografía y la ambientación también son fantásticas en su naturalismo.

El cásting, con actores relativamente desconocidos en los papeles principales, es muy bueno. Las interpretaciones de Jeremy Renner, Anthony Mackie y Brian Geraghty son excelentes, especialmente la del primero, llena de matices para dar vida a un personaje más complejo de lo que aparenta al principio. En papeles secundarios pueden verse bastante caras conocidas como Guy Pierce, Ralph Fiennes, David Morse o Evangeline Lily.

Me pareció muy destacable también el final de la cinta, que enlaza magistralmente con su cita inicial del periodista Chris Hedges, "La urgencia de la batalla es  una adicción potente y a menudo letal, porque la guerra es una droga", mientras el sargento William James le cuenta a su bebé su particular visión del mundo e idiosincrasia en un diálogo fantásticamente escrito.  Un colofón perfecto a una muy buena película, tensa y dura, quizá no plato de todas las mesas, pero que recomiendo encarecidamente.

(c) 2010 Jordi Flotats