DEAD SNOW

Zombis Nazis, ¿se puede pedir más?

En estos tiempos tumultuosos de crisis, pandemias y desplomes, parece que el género de terror está floreciendo, y dentro de él, el subgénero de zombies, que en el último año ha multiplicado el número de propuestas, yendo desde lo más clásico, como la última entrega del decano del género, Geoge A. Romero, pasando por la comedia sin cortapisas como la casi-mainstream Zombieland hasta llegar a producciones con un presupuesto de 50€ como Colin, de Marc Price, que incluso ha llegado a ser presentada en festivales de prestigio.

Dead Snow nos llega de Noruega, un país poco conocido por su filmografía, de la mano de Tommy Wirkola, que en su anterior trabajo, Kill Buljo, parodió sin complejos a Kill Bill. Con Dead Snow se podría decir que ha creado una comedia gore, un festival de sangre lleno de sentido del humor, de parodia y homenaje al género de terror que seguro que hará las delicias de sus aficionados. Además por si los zombies no fueran suficientemente malos, los ha mezclado con los malos por antonomasia del cine de la última mitad de siglo: los nazis.

El argumento de la película es muy sencillo: un grupo de estudiantes de medicina se van a pasar unos días a una cabaña aislada en las montañas de Noruega, en una zona en que un batallón de soldados nazis desapareció en el hielo al final de la Segunda Guerra Mundial tras robar toda la riqueza local. Los estudiantes topan por casualidad con el tesoro, provocando que los nazis salgan de sus tumbas heladas para devorarles. Aunque los jóvenes inicialmente reaccionan con comprensible terror, al descubrirse acorralados, los supervivientes lucharán con valor, entablándose una auténtica batalla.

Wirkola ha construido una película que juega deliberadamente al homenaje/parodia y que por tanto tiene unas partes bien diferenciadas que no sorprenderán a nadie: el inicio bucólico con unas pocas gotas de sexo, los primeros avisos al espectador de que se prepara una gorda, los primeros sustos y finalmente el clímax final de sangre y luchas. Wirkola busca la complicidad del espectador aficionado al género y a cambio le regala una película que no tiene tiempos muertos con el ritmo adecuado en cada momento. Su fotografía juega alternando los bucólicos paisajes nevados noruegos con espacios más oscuros y cerrados y su banda sonora es correcta y acompaña bien. En conjunto la película cuenta con una realización bastante sólida.

Poco más puede decirse, la cinta juega con muchísimo sentido del humor con los tópicos de las slasher movies, de las películas de zombies y del cine gore; está llena de referencias a clásicos de estos géneros como Braindead, Viernes 13 o Posesión Infernal y no esconde en muchas ocasiones un ánimo de parodia. A pesar de ello, la película chorrea sangre y muchas de sus bromas son por llamarlo suavemente, orgánicas. Digo esto no como una crítica, ya que me confieso fan del cine de terror y de las parodias hechas con gracia y desde el cariño, sino como un aviso a quien le molesta la visión de la sangre y el gore en el cine. Como no es mi caso, confieso que me reí con ganas y me divertí mucho.  La recomiendo fervientemente a los fans del terror.

(c) 2009 Jordi Flotats