GOEMON

Una fantasía de artes marciales del creador de Casshern

Goemon es la segunda película de Kazuaki Kiriya tras Casshern y pese al cambio radical de temática, continua demostrando el gran valor que le da a la estética de su cine. Goemon es una fábula encajada en el interesante contexto histórico de un Japón a punto de unificarse bajo el shogunato Tokugawa a finales del siglo XVI.

El protagonista de la película es Goemon, rescatado por el shogun Nobunaga en persona tras el asesinato de su familia y entrenado como ninja junto a su compañero y rival Saizo. Cuando murió Nobunaga y fue reemplazado por su general y mano derecha Hideyoshi Toyotomi, Goemon se lanzó a los caminos, empezando a emplear sus habilidades de ninja como ladrón y ganando fama gracias a su generosa repartición de lo robado con los más desfavorecidos. Años más tarde, Goemon roba una misteriosa caja de la casa de un noble y pone en marcha una cadena imparable de acontecimientos que sacudirán toda la estructura de poder de Japón y le pondrán a él y a sus seres queridos en situaciones de vida o muerte.

Una de las cosas que más me llamó la atención de esta película es su atrevimiento y su originalidad en el aspecto estético. El vestuario, la arquitectura y la decoración no pretenden el rigor histórico ni por un momento sino que crean una especie de mundo propio, con gigantescos palacios que alternan los tejados y los exteriores de los edificios de China y Japón con interiores que beben del gótico europeo, con trabajadas columnas, techos altísimos y suelos de mármol. Las armaduras también mezclan los cascos y cotas ligeras japonesas con las trabajadas y pesadas armaduras europeas; la vestimenta combina trajes tradicionales de Japón con ropa occidental con abigarrados conjuntos que no desentonarían en tiendas de ropa de Harajuku.

Casi todos los escenarios y buena parte de las luchas están generadas por ordenador de forma bastante obvia, lo que, aparte de reducir el coste de la película, provoca aún más su aire irreal, aunque casi siempre de forma deliberada. Porque Goemon, ambientación aparte, es básicamente una película épica de artes marciales, con bastantes escenas de lucha en las que Goemon y Saizo se lucen contra ejércitos enteros (literalmente) de rivales que además cuenta con una trama más compleja de lo habitual, con preocupaciones que estas producciones no suelen tener.

Irónicamente, lo que menos me gustó de Goemon son precisamente las escenas de lucha, que en muchos momentos parecen sacadas directamente de un videojuego por lo exagerado y obvio de los efectos digitales empleados. También me pareció un poco demasiado larga, con algunas vueltas innecesarias de guión que podrían haberse eliminado.

Lo que me gustó de la película fue su fantástica puesta en escena y fotografía y por intentar construir personajes con matices y claroscuros, ayudada por su sólido y competente reparto. Y es que en Goemon los buenos no son perfectos ni los malos perfectamente malvados y su final realista, en que Goemon elige el menor de los males, está a años luz del maniqueísmo que suele mostrar el cine de acción. Y es que por estética y desarrollo argumental Goemon está más cercana al manga que al cine de artes marciales convencional.

En conjunto Goemon me parece una película estimable, visualmente original, no exenta de defectos pero con suficientes virtudes para que merezca la pena su visionado.

(c) 2009 Jordi Flotats