STILL WALKING

Una obra maestra del naturalismo

Después de darse a conocer internacionalmente con Afterlife (1998), el director japonés Hirokazu Koreeda se consagró con la fantástica Nadie Sabe (2004), una película sobre cuatro niños que son abandonados a su suerte por su madre en un piso durante meses, grabada con un estilo prácticamente de documental con unas interpretaciones mayúsculas de los niños protagonistas. Su siguiente proyecto, Hana (2006), pasó más desapercibido y su crítica al Bushido (código del samurai) y a la leyenda de los 47 Ronin no le hicieron ningún favor en Japón, donde aún se respetan mucho estos temas.

Con Still Walking Koreeda ha tratado el tema por definición del cine "serio" japonés; el drama familiar, cuyo máximo exponente serían las películas de Yasujiro Ozu como Cuentos de Tokyo (1953), que continua manteniendo su vigencia. Incluso el inclasificable Kiyoshi Kurosawa está a punto de estrenar su aportación al género, Tokyo Sonata (2008).

Koreeda ha demostrado que es un maestro transmitiendo realismo al espectador aplicando técnicas de documental, dejando muy libres a sus actores y escogiendo los mejores momentos en el montaje. Para Still Walking en cambio ha apostado por un guión muy elaborado, basado en una novela suya y una estructura dramática más convencional para acabar consiguiendo una pieza casi perfecta de arte naturalista, una película que puedes creerte desde el principio.

La premisa es engañosamente simple: mostrar la vida y los conflictos de una familia mostrando un día y medio de sus vidas, manteniendo los diálogos y la acción lo más naturalistas posibles. Y lo consigue con creces, sin caer en dramatismos excesivos ni histrionismos, sin aburrir y siempre contado lo que pretende.

La familia retratada, los Yokoyama, se reune como cada año en la casa familiar donde vive el anciano doctor retirado Kyohei Yokoyama (Yoshio Harada) y su esposa Kyohei (Kiki Kirin) para conmemorar el quincuagésimo aniversiario de la muerte de su hijo Junpei, que murió salvando a un niño de morir ahogado. Kyohei está decepcionado con su hijo superviviente Ryota (Hiroshi Abe) por no haber seguido sus pasos como médico y haberse dedicado a la restauración de arte. Kyohei está decepcionada con Ryota por haberse casado con una mujer viuda y con un hijo porque teme que no tendrá hijos propios y enfadada con su hija Chinami (You) porque quiere irse a vivir con su marido Nobuo Kataoka (Kazuya Takahashi) y sus dos hijos a la casa familiar para poder cuidar de ella.

Y así sucesivamente. Still Walking no contiene ninguna revelación espectacular ni ningún momento dramático rompedor, toda la acción se narra a través de las acciones cotidianas de una familia, desde preparar la comida hasta tomarse un baño. Los diálogos suenan completamente naturales, como tomados de la vida misma, pero escritos cuidadosamente para que el espectador vaya entrando en la vida de la familia y se entere de todos los matices.

En Still Walking se trata el tema de la memoria, el abandono y del efecto del paso del tiempo, siempre de forma sutil y conectada a la reunión de la familia Yokoyama, una familia completamente creíble, que despertará ecos de sus propias familias a muchos espectadores. También hay momentos de humor, que provocan la sonrisa del espectador, sonrisa que a veces puede congelarse al evolucionar la escena, especialmente con la mala relación cordial de la pareja de patriarcas, que se aguantan por costumbre, sin simpatía alguna, pero que no pueden concebir la vida sin el otro.

Como en todas las películas de Koreeda, en Still Walking los actores están brillantes, especialmente los dos ancianos, Yoshio Harada y Kiki Kirin que componen dos personajes absolutamente creibles, que logran hacer sonreir, muestran sus lados malos y cómo el tiempo los ha erosionado.

El trabajo de dirección de Koreeda es también encomiable, logrando resultar casi invisible para el espectador, narrando casi a base de planos fijos y siempre colocando la cámara en el lugar correcto (aunque no siempre el más obvio).

En conjunto Still Walking me ha parecido una película magistral, el mejor trabajo de su director hasta el momento, una muestra de madurez y maestría en la dirección y el guión al alcance de pocos. No me queda sino recomendarla encarecidamente a todo el mundo.

(c) 2009 Jordi Flotats