LA ECUACIÓN DEL AMOR Y LA MUERTE

Una buena ópera prima con una hábil mezcla de géneros

La ecuación del amor y la muerte, escrita y dirigida por Cao Baoping, que ganó el premio al mejor nuevo director en el último Festival de Cine de San Sebastián, es una película con una historia sencilla pero que gracias al buen uso del lenguaje cinematográfico se convierte en una propuesta muy interesante.

El título inglés (y por consiguiente el título en castellano) del film no le pega mucho. La ecuación del amor y la muerte es demasiado pomposo para una película que tiene la virtud de la sencillez y que no pretende moralizar ni sacar conclusiones; su título chino, "Las conjeturas de Li Mi", es mucho más adecuado.

La película gira alrededor de su protagonista, una chica llamada Li-Mi (Zhou Xun) que trabaja como taxista y que hace cuatro años que no ve a Fang Wen (Deng Chao), su novio de toda la vida; durante ese periodo ha recibido más de cincuenta cartas suyas y no pierde la esperanza de volverlo a ver. Un cúmulo de casualidades conectarán a Li-Mi con Huo-Gui and Shui-Tian (Wang Yanhui y Wang Baoqian) , dos hombres desesperados por conseguir dinero que se han mezclado en una trama criminal, con Feifei (Wang Ning), una ex-drogadicta rehabilitada que ha abierto un negocio con su nuevo novio y con un policía, Ye Qingcheng (Zhang Hanyu), que está investigando a unos traficantes.

La ecuación del amor y la muerte está rodada con dinamismo, mezclando técnicas narrativas del thriller con un montaje muy dinámico y abundancia de planos cortos en las partes más trepidantes y angustiosas de la trama con elementos de cine de autor en los momentos más tranquilos de la película. Y el conjunto resulta muy homogéneo; la película va pasando del thriller al drama con suavidad sin que se le vean las costuras.

Los actores están estupendos en sus roles. Destaca Zhou Xun, la absoluta protagonista de la película; su actuación, extremadamente convincente y realista, insufla vida a una chica triste, valiente, algo petulante, irremediablemente romántica; una persona vulgar perdida en una gigantesca urbe de millones de personas. Wang Yanhui y Wang Baoqian también resultan muy creíbles en sus roles de desesperados, de gente masticada y escupida por la inclemente sociedad china.

La ecuación del amor y la muerte no es una película perfecta, su historia, mirada de lejos, resulta algo insustancial y atrapada por los pelos, pero sus virtudes la convierten en una película muy recomendable. Su mezcla de géneros y sus buenísimas dirección y montaje son sus puntos más fuertes, ya que permiten aunar el entretenimiento del thriller con una buena composición de personajes y con un pequeño reflejo de la vida de la gente normal en China.

(c) 2009 Jordi Flotats