WATCHMEN

¿Adaptando lo inadaptable?

Watchmen, ideado y escrito por Alan Moore, dibujado por Dave Gibbons y entintado por John Higgins, fue publicado por DC Comics en 12 números entre 1986 y 1987. Su éxito fue inmediato y su influencia puede aún notarse en los comics actuales. Watchmen supuso un cambio radical en el medio, tanto temática como formalmente.

Watchmen es una ucronía que transcurre en un 1985 alternativo en que Estados Unidos y la Unión Soviética están al borde de la aniquilación nuclear. En Estados Unidos Richard Nixon está en su tercer mandato como presidente y hay una profunda crisis social. La diferencia entre este mundo y el nuestro es que, debido a un accidente, un físico americano adquirió poderes sobrehumanos. Ya convertido en Dr. Manhattan, ayudó a los estadounidenses en sus conflictos, consiguiéndoles la victoria en Vietnam. Aparte del Dr. Manhattan, también hubieron otros vigilantes disfrazados, pero sin poderes. Durante décadas estuvieron de moda y fueron tolerados, pero finalmente se les prohibió y ahora están casi todos retirados. La acción arranca con el asesinato de El Comediante, semi-retirado y ligado al gobierno americano en operaciones poco claras en Sudamérica. Rorschach, un vigilante que rehusó retirarse empezará a investigar su muerte, sospechando que se trata de alguien que va tras ellos y destapando un trama de increible alcance.

El cómic tiene una trama compleja y un planteamiento adulto de las situaciones y los personajes, exquisitamente definidos. La estructura narrativa es riquísima, con narrador objetivo pero con fragmentos del diario de uno de los protagonistas como hilo conductor, con frecuentes flashbacks con los recuerdos de los personajes que explican mejor las raices de la trama y el mundo donde transcurre; al final de cada capítulo se incluyen documentos diversos que complementan la narración; incluso en un ejercicio de metaficción, se llega a intercalar un comic de piratas que está leyendo uno de los personajes y que puede leerse en clave alegórica como la historia de uno de los protagonistas. El dibujo de Dave Gibbons, muy estático, sin líneas de acción, la increible abundancia de detalles y el panelado de 9 viñetas por página le dió al cómic un aspecto completamente diferente de lo que se hacía en el momento en que salió.

Aparte de estos factores, Watchmen contiene una reflexión, prácticamente deconstrucción, de la figura del justiciero enmascarado, base de los comics comerciales americanos. El título de la obra, parte de la cita del poeta romano Juvenal, "¿Quién vigila a los vigilantes?", ya indica a las claras esta intención. Moore presenta a los vigilantes como personas de carne y hueso con problemas como todo el mundo, pero también los pinta como seres desequilibrados en algún aspecto, ya que, al fin y al cabo en algún momento se disfrazaron para combatir al crimen. Su arrogación de la autoridad, la negación de sus propios defectos y su postura ante el mundo definen a muchos de los personajes como prácticamente fascistas. Por todo eso se llegó a decir que Watchmen suponía el entierro del comic de superhéroes, aunque naturalmente no fue así. De Watchmen se aprovechó su superfície, la forma de narrar, el aspecto oscuro, la violencia más real y se obvió el transfondo ideológico, su ironía y sus conclusiones.

Hollywood se interesó de inmediato por Watchmen, y tras muchos años y diferentes proyectos abortados, que tuvieron al frente a nombres ilustres como Terry Gilliam, Darren Aronofsky y Paul Greengrass, se puso al frente del mismo a Zach Snyder, que después del éxito de 300, también adaptación de un comic, tenía el crédito necesario ante la industria. Partiendo de un guión de 2001 de David Hayter, el guionista Alex Tse se encargó de la adaptación, mientras que el propio Synder se encargó de realizar un storyboard que partía directamente del comic original.

Como ya hizo en 300, Snyder ha optado por una traslación directa del cómic a cine, usándolo como storyboard y calcando viñetas en planos, usando también incluso parte de los diálogos originales. Pero Watchmen no es 300; su mayor longitud, su pretensión de realismo y su ritmo narrativo pausado han desembocado en una película de 163 minutos (después del recorte) con serios problemas de ritmo y a la que se le notan las costuras.

Según Alan Moore, su obra no puede ser adaptada al cine por ser medios distintos con lenguajes narrativos distintos; en un comic el lector puede entretenerse cuanto quiera en una página, se puede ser más sutil y más complejo. Yo no acabo de estar de acuerdo con eso, se puede adaptar un comic o una novela al cine, pero teniendo en cuenta que lo que hay que mantener intacto de la obra original son sus intenciones, su tema y sus personajes; su lenguaje, su forma, necesariamente deben ser cambiados por los cinematográficos. Y creo que Watchmen, la película, es un ejemplo que me da la razón; su inicio es magistral, huyendo del material original, la película abre con unos títulos de crédito que nos ponen en antecedentes de cómo es el mundo donde transcurre la acción y de algunos de sus protagonistas, pero después de eso se cae en un intento de calcar el comic que pone de manifiesto las diferencias entre los medios.

A partir de su inicio Watchmen es una película que transcurre con lentitud, que se toma completamente en serio a sí misma, que ofrece un montón de datos precipitadamente al espectador pero que a la vez resulta superficial y pomposa. Además el vestuario no ayuda. X-Men y las películas sobre Batman de Christopher Nolan mostraron que si se quiere incluir a héroes disfrazados en imagen real hay que actualizar sus disfraces; los trajes de Búho Nocturno y Espectro de Seda resultan ridículos. Además la película completa su falta de sutileza con mostrando un despliegue de violencia explícita que encontré gratuita en su mayor parte.

Y además, paradójicamente una película que adapta tan fielmente la letra pequeña de la obra original, por falta de tiempo o intención se olvida de realizar su reflexión crítica sobre el vigilantismo. De hecho, se puede salir del cine pensando que la película ha justificado las acciones de sus protagonistas, incluyendo el asesinato de millones de personas a manos de un solo hombre para evitar males mayores.

Los actores cumplen con desigual éxito con sus roles. Jackie Earle Haley compone estupendamente un Rorschach oscuro y carismático; Patrick Wilson también logra dar verosimilitud a Búho Nocturno (lástima de traje); Jeffrey Dean Morgan hace lo que puede para dar vida a El Comediante, pero le falta carisma; Malin Akerman luce espléndida como Espectro de Seda, pero sus capacidades como actriz son bastante limitadas; Billy Crudup compone un Dr. Manhattan demasiado tristón y finalmente Matthew Goode realiza un mal trabajo en la composición de Ozymandias, quitándole sutileza y planteándolo de entrada como un villano ridículo.

En el aspecto visual la fotografía de Larry Fong le da a la película un ambiente oscuro. Casi toda la película se rodó con decorados que intentaban crear una Nueva York alternativa más decadente, con reminiscencias a Taxi Driver. Visualmente la película me gustó, aunque muchas veces daba sensación de irrealidad. Para enfatizar la violencia, Snyder utiliza en exceso la cámara lenta, como ya hizo en 300.

La banda sonora, que mezcla canciones con música original de Tyler Bates no está a la altura salvo en algún momento puntual. Hay incluso elecciones sorprendentemente zafias, como el Halellujah de Leonard Cohen para ambientar el coito de un personaje impotente hasta aquel momento.

En definitiva, en el apartado de defectos de Watchmen yo diría que es una película demasiado larga, de ritmo moroso, que intenta utilizar el lenguaje de otro medio, excesivamente violenta y desprovista de sutileza. En el apartado de virtudes estaría una buena historia de base, algunas buenas interpretaciones y algunos momentos visualmente impactantes. Quizá en una serie de televisión, que permite mayor definición de los personajes y más detalle, se hubiera podido lograr cuadrar el círculo y lograr realizar una adaptación fiel en imagen real.

Por su precisa aunque superficial lectura del material original la película satisfará a tantos fans del comic como a los que molestará. Me cuesta imaginar qué me habría parecido la película si no hubiera leído Watchmen; supongo que me habría gustado más, pero no sé si mucho más, es probable que me hubiera parecido lenta y confusa. Quédense con el comic.

(c) 2009 Jordi Flotats