OUTLANDER

Alien vs Vikingos

Según los productores de Outlander, la idea de la película partió de intentar explicar una versión "realista" de la leyenda de Beowulf; ¿y cómo hacer eso? pues muy fácil: Beowulf y el monstruo Grendel eran extraterrestres y aterrizaron entre los pueblos vikingos en su nave espacial estropeada para concluir su lucha.

Como puede verse, el punto de partida de Outlander no promete mucho en el terreno argumental, algo así como llevar Depredador o Terminator al mundo vikingo; pero en películas de acción a veces eso tampoco es un impedimento para lograr una película que entretenga, especialmente si su factura es buena. Por desgracia Outlander falla en muchos más aspectos que el argumental.

La película empieza cuando se estrella una nave espacial en un fiordo noruego alrededor del año 700, resultando superviviente un sólo tripulante y una criatura monstruosa a la que le chifla el gusto de la carne humana y tiene un apetito voraz. La criatura rápidamente huye a los bosques y empieza a atacar los asentamientos vikingos que encuentra. Kainan (Jim Caviezel), el tripulante alienígena con aspecto 100% humano, sale a la caza, pero a su vez es capturado por un pueblo vikingo situado en un poblado en el centro del bosque al lado del mar (varía según el momento del film). Naturalmente, el viejo y sabio rey (un desaprovechado John Hurt) tiene una hija, inteligente, guapa e independiente, que no quiere casarse con la mano derecha del rey, un bruto-pero-noble individuo con pocas luces pero mucho valor.

Naturalmente ella se enamorará del taciturno alien y él rivalizará con él hasta que reluctantemente lo acabe por respetar y le ofrezca su amistad. Ni que decir cabe que el impasible marciano aprenderá todas las bondades de la primitiva-pero-noble vida en la floresta costera y quedará embelesado por las pintorescas y divertidas costumbres vikingas. Como no podría ser de otro modo, la película también incluye niño huérfano hambriento de una figura paterna, que naturalmente encontrará en el protagonista.

Mientras tanto el monstruo irá campando por la floresta devorando un vikingo aquí, tres vikingos allá, hasta que nuestro héroe ayudado por tan noble pueblo le dé caza. Como hecho diferencial, la película nos ofrece la ridícula historia de porqué viaja el monstruo en la nave, dando un mensaje ecologista de esos que nos hace pensar lo mal que estamos tratando a nuestro planeta.

En el apartado técnico la película es casi tan pobre como en el argumental. El monstruo es clavadito, clavadito al de la surcoreana The Host, pero de plagio, vamos. Eso sí, su animación es bastante buena, sus movimientos son fluidos y naturales. La película tiene tantos errores de ambientación que no vale la pena ni mencionarlos; sus errores de continuidad y sus lagunas argumentales son paradójicamente lo mejor del film, o al menos lo único que consiguió arrancarme una sonrisa.

Jim Caviezel realiza una interpretación completamente inexpresiva, Chuck Norris y Charles Bronson (en paz descanse) estarían orgullosos de su contención expresiva. Llegué a contar sus sonrisas durante la película, y sólo utilicé un dedo. Buenos actores como John Hurt o Ron Perlman pasean por la película sin poder hacer nada por evitar el naufragio.

En definitiva, Outlander es un trágico error para cualquiera que entre en una sala para verla. Muy pero que muy aficionado al género hay que ser para poder disfrutar de ella.

(c) 2009 Jordi Flotats