LA NIEBLA

Frank Darabont adapta una historia de terror de Stephen King

Stephen King es un novelista más que prolífico, con una producción de al menos dos novelas al año y un éxito fuera de toda duda. No es extraño que el cine y la televisión se hayan interesado desde el principio en adaptar sus historias a la pantalla, dando lugar a un montón de series y películas de desigual calidad, entre las que pueden encontrarse obras maestras como El Resplandor (1980), buenas películas como La Zona Muerta (1983), Misery (1990) o Verano de Corrupción (1998) y una larga serie de títulos mediocres o directamente malos. El director y guionista Frank Darabont parece tener una especial afinidad con su literatura; de los cuatro largometrajes que ha dirigido hasta la fecha, tres son adaptaciones de novelas de King. Las dos primeras, Cadena Perpetua (1994) y La Milla Verde (1999) adaptan respectivamente una novela corta presente en el volumen recopilatorio Las Cuatro Estaciones y un experimento del escritor de Maine con la novela por entregas. En mi opinión son dos muy buenas películas, especialmente la primera, que a través de un gran casting logran componer personajes creíbles y cercanos, la clave para que las películas (y las historias en que se basan) funcionen muy bien. Con su último adaptación, La Niebla, Darabont ha entrado por primera vez en el cine de terror, la auténtica especialidad de Stephen King, aunque en este caso hay también pinceladas de ciencia-ficción.

A la mañana siguiente de un devastador huracán en un pequeño pueblo de la (¡cómo no!) costa de Maine, todos evalúan los daños que han sufrido sus propiedades y se encaminan al pequeño supermercado local a comprar provisiones. De repente, una densa niebla envuelve el supermercado; y al parecer dentro de la niebla hay cosas que atacan a quien se aventura en ella. La gente del supermercado queda atrapada dentro e incomunicada, sin saber qué hacer. Aunque la reacción inicial de la gente ante la situación es bastante calmada y civilizada, a medida que pasan las horas y crecen la incertidumbre y el miedo, el ambiente se va enrareciendo y los peores atavismos van saliendo a la luz; algunos se niegan a aceptar la realidad del suceso a pesar de las pruebas que tienen ante sus ojos mientras que otros caen en el fanatismo religioso. Un pequeño grupo de gente intentará escapar jugándose el todo por el todo.

La Niebla es una película muy coral, los personajes más protagonistas serían el pintor de carteles David Drayton (Thomas Jane) y su hijo Billy (Nathan Gamble), la profesora Amanda Dumfries (Laurie Holden), el dependiente Ollie Weeks (Toby Jones), sensato y confiable y la chiflada local, la señora Carmody (Marcia Gay Harden), una fanática religiosa que irá cobrando protagonismo y ascendente sobre la gente a medida que la situación empeora.

Frank Darabont ha intentado dotar a la película de varias lecturas; aparte de una claustrofóbica historia de personajes encerrados también ha añadido una crítica velada a la política de su país con paralelismos quizá un poco metidos con calzador y una explicación pseudocientífica a toda la situación que en mi opinión sobraba. Porque la parte psicológica de la trama es lo suficientemente interesante por sí misma. Los personajes están bien definidos y los actores realizan un muy buen trabajo de interpretación, en especial los más veteranos; Marcia Gay Harden borda su papel de chiflada fanática sin nunca llegar al exceso de gestualidad en el que sería fácil caer.

La Niebla me da la sensación de ser una película casi de serie B pero realizada con muchos más medios de lo habitual. Tampoco desentonaría como un capítulo más largo de lo normal de The Twilight Zone. Y esa es, en mi opinión, su principal virtud. Por desgracia, al añadir algo de contenido “serio” se añadió también material redundante, lo que provoca un cierto tedio en momentos puntuales de su visionado.

La vuelta de tuerca final de la película, bastante sorpresiva tratándose de una película de Hollywood de relativo presupuesto, la reconcilia completamente con ese aire de serie B y provocó que saliera del cine contento de haberla visto. Eso sí, no todo el mundo reaccionó igual, mucha gente salió enfadada por el flagrante atentado al canon del cine palomitero que supone la conclusión de esta película.

(c) 2008 Jordi Flotats