EN EL PUNTO DE MIRA

Un thriller contado desde ocho puntos de vista

En el punto de mira supone el debut cinematográfico tanto de su director Peter Travis como de su guionista Barry Levy y para él han contado con un presupuesto y un reparto de auténtico lujo.

En el punto de mira es un thriller de acción cuya principal baza es la forma en que se narra la historia al espectador. La película está compuesta por ocho fragmentos donde se nos muestra el punto de vista de un solo personaje en el total de la historia, siendo el mosaico final el que nos dé una imagen de conjunto. Un poco al estilo de la genial Rashomon (Akira Kurosawa, 1950), pero con un objetivo muy distinto, mientras que en Rashomon se cuestiona la naturaleza objetiva de la verdad al mostrarnos como cambia según el personaje, En el punto de mira se compone una verdad absoluta a partir de las distintas visiones de los protagonistas.Al parecer ésa es su pretensión, ya que en el cartel aparece la frase de reclamo “8 extraños, 8 puntos de vista, 1 verdad”.

La película nos narra como se atenta contra el presidente de los Estados Unidos en la Plaza Mayor de Salamanca en un encuentro internacional sobre el terrorismo y los momentos inmediatamente posteriores. Curiosamente, la Plaza Mayor del film fue recreada en México, donde se rodó la gran mayoría de la película, por no llegar a un acuerdo con el ayuntamiento de Salamanca, que estimó el tiempo de rodaje excesivo (más de tres meses) para tener la plaza cerrada. Las tomas aéreas son las únicas en las que se ve Salamanca.

En el punto de mira nos muestra los puntos de vista de los guardaespaldas presidenciales Thomas Barnes (Dennis Quaid) y Kent Taylor (Matthew Fox), del turista americano de visita a Salamanca que estaba por casualidad en el acto Howard Lewis (Forest Whitaker), de la realizadora televisiva Rex Brooks (Sigourney Weaver) y su equipo, que están realizando el seguimiento del evento, de Enrique (Eduardo Noriega) que seducido por la bella Verónica (Ayelet Zurer) la deja entrar sin registrar en la plaza y que posteriormente intentará arreglar el desaguisado, de Javier (Edgar Ramírez), un antiguo soldado de las fuerzas especiales obligado a colaborar con los terroristas bajo chantaje, de Suarez (Saïd Taghmaoui), auténtico cerebro tras el atentado y del propio presidente Asthon (William Hurt). Como puede verse el reparto muy atrayente y más que solvente, pero la propia naturaleza de la película impide el lucimiento de los actores, al estar completamente enfocada a la trama que cuenta y dejar bastante de lado el desarrollo de los personajes.

La película está montada en fragmentos dedicados a cada personaje. Al principio de la cinta los fragmentos muestran el atentado desde muchos puntos de vista, en cada uno se van añadiendo datos y finalizando con un cliffhanger para mantener el interés del espectador. Esta primera parte cuenta muy poco tiempo objetivo (quizá una media hora) y despliega la trama al espectador, en la segunda parte se resuelve la trama haciendo avanzar el tiempo, por lo que los puntos de vista coinciden menos y el ritmo de la cinta aumenta, incluyendo escenas de acción como tiroteos y persecuciones en coche rodadas con garra.

A la hora de valorar la película podrían usarse distintos raseros. Si tuviera que valorarla como una película de acción para llenar una hora y media de tiempo sin pensar demasiado, la valoraría de forma positiva, puesto que la película, a pesar de un ligero exceso de repeticiones al principio, es muy entretenida, con un ritmo trepidante a ratos y con la dosificación de la información suficiente como para mantener el interés en la trama. Si tuviera que valorar la película con criterios más exigentes, como por ejemplo la verosimilitud de la historia ya debería ser más crítico, ya que no lo es mucho, a pesar de las (buenas) intenciones de autocrítica suave a la actual política exterior americana o a su actitud de soberbia como superpotencia mundial.

Los puntos de vista son usados de una forma bastante tramposa como vehículos para contar una trama que puede ser vista como una suma de las subtramas que representan cada punto de vista. Podría haber sido más interesante que realmente contara las diferentes reacciones que puede tener la gente en una situación de crisis o la forma en que realmente ve las cosas, pero entonces quizá la idea de contar con una sola verdad caería por su propio peso, porque la verdad puede resultar muy escurridiza.

(c) 2008 Jordi Flotats