La adaptación de la novela de Cormac McCarthy que ha traido el Oscar a los Cohen
Debo decir por anticipado que tengo debilidad por el cine de los hermanos Joel y Ethan Coen, prácticamente toda su filmografía me parece como mínimo notable: su debut, Sangre Fácil (1984) sentaba las bases de una forma personal de hacer cine, de filmar y de dotar a todas las historias de un humor negro y una visión de las cosas muy personales. Aunque nunca han tenido miedo de homenajear géneros y estilos en sus películas, como en la propia Sangre fácil, El gran salto (1994), Muerte entre las flores (1990), El hombre que nunca estuvo allí (2001) o Crueldad intolerable (2003), casi siempre se ha podido reconocer su impronta en ellas.
Entre sus filmes más personales se pueden encontrar comedias tan divertidas (y tan marcianas) como El Gran Lebowski (1998) o Oh Brother! (2000), llenas de escenas antológicas o como para la que para mí es su mejor film y obra maestra: Fargo (1996). En Fargo se muestran sin tapujos en una trama propia del cine negro los peores sentimientos humanos, la envidia, la codicia, la cobardía y la violencia sin sentido del que contrata un secuestro y de los secuestradores y se los confronta con la relación entre la sheriff y su marido, cómoda como unas zapatillas viejas.
En No es país para viejos los hermanos Coen adaptan de forma fiel la novela homónima de Cormac McCarthy, un escritor que ha seguido una trayectoria muy personal y coherente y que nos ha regalado con obras maestras como Meriadiano de Sangre o la reciente La Carretera.
Con esta película la Academia ha decidido dar a los Cohen el reconocimiento que llevan años mereciéndose otorgándoles los Oscar al mejor guión adaptado, a la mejor dirección y a la mejor película. También Javier Bardem ha recibido con total justicia el Oscar al mejor actor secundario.
No es país para viejos se sitúa en los desérticos parajes de Texas a principios de los años 1980 y cuenta, en forma de trama casi policíaca, la historia en la que se ven envueltos tres personajes: Llewelyn Moss (Josh Brolin), un veterano de Vietnam que vive una caravana con su esposa Carla Jean Moss (Kelly Mcdonald) y trabaja como soldador, el veterano sheriff Ed Tom Bell (Tommy Lee Jones) hijo y nieto de sheriffs y Anton Chigurh (Javier Bardem), un implacable y perturbado asesino a sueldo sin muchos rasgos que permitan definirlo como humano. La historia empieza cuando Moss se encuentra en medio del desierto el resultado de una reyerta por drogas, con varios coches tiroteados, cadáveres, droga y una maleta con 2 millones de dólares que se lleva a su casa. A partir de ahí empezará su huida por Texas y Méjico mientras lo persiguen tanto los que traían la droga como los que traían el dinero, representados por Chigurh. El sheriff Bell irá atando cabos mientras recorre los escenarios de los crímenes que inevitablemente se van sucediendo.
Los tres protagonistas del film constituyen su eje narrativo y representan tres puntos del espectro humano muy alejados. En un extremo estaría el sheriff Bell, que tiene la sensación de haberse hecho demasiado viejo para su trabajo, que ha dejado de comprender los cambios en la sociedad y en la mentalidad de gente. Bajo su punto de vista esto se traduce en una crisis de valores que provoca un comportamiento más amoral y violento en la gente. El auge del narcotráfico en la frontera con Méjico además ha traído una espiral de violencia que sólo va en aumento. Como todo conservador, también tiene una visión del pasado bastante idealizada, como queda patente en una magistral escena donde tiene una conversación con un antiguo ayudante de su abuelo (Barry Corbin) y este le recuerda que la violencia sin sentido no es un patrimonio exclusivo del presente. Tommy Lee Jones, como en él es habitual, realiza un espléndido trabajo de interpretación, componiendo un personaje completamente creíble y lleno de matices que va rindiéndose paulatinamente hasta el final.
Javier Bardem realiza otra grandísima interpretación que le ha valido el reconocimiento internacional y gran cantidad de premios (BAFTA, Boston Society of Film Critics, Critics Choice Award, Central Ohio Film Critics Association, Chicago Film Critics Association, Dallas-Fort Worth Film Critics Association, Florida Film Critics Circle, Kansas City Film Critics Circle, Sierra Award, New York Film Critics Circle, Online Film Critics Society, Phoenix Film Critics Society, Satellite Award, Screen Actors Guild, Southeastern Film Critics Association, Toronto Film Critics Association, Washington DC Area Film Critics Association, Globo de Oro, y el Oscar). Anton Chigurh es descrito por un personaje de la película como un ser sin sentido del humor, pero eso es quedarse escandalosamente corto. Bardem compone un personaje que vive al margen de todo, capaz de usar la violencia sin pestañear, que siempre intenta acabar lo que empieza y cumplir todas sus amenazas. Pero sin furia ni particular saña, casi siempre se mantiene muy tranquilo y muy inexpresivo, aunque sus escasas muestras de expresión ponen los pelos de punta. Chigurh actúa en la película (y más aún en la novela en la que se basa) como una especie de ángel de la muerte, una personificación de la destrucción y la entropía, un poco en la misma línea que el personaje del Juez en Meridiano de Sangre, otra gran novela de McCarthy.
Y entre la humanidad del sheriff y la inhumanidad de Chigurh se encuentra Moss, una persona más o menos normal que se encuentra en una situación muy complicada a la que reacciona de forma muy americana: intentando apañárselas él mismo sin buscar la ayuda de la policía ni de nadie. Josh Brolin interpreta a un individuo callado, seco, individualista y estoico con las suficientes virtudes y defectos como para que sea creíble para el espectador.
Toda la película está estructura alrededor de la persecución entre los tres principales personajes, los cuales no llegan a coincidir en la misma habitación prácticamente en ningún momento. Esta estructura, con numerosas escenas de acción hace que el ritmo no decaiga en ningún momento hasta la coda de la película, que cierra perfectamente la historia y le da una dimensión adicional.
Como en la novela de McCarthy, los personajes son parecidos a los parajes desérticos donde transcurre, secos, de pocas palabras e irónicos. Tampoco se realizan juicios de valor ni hay moralejas, la película se limita a mostrar a los personajes sin muestras emotivas o de preferencia. La fotografía, espléndida, le da un toque frío y realza la belleza desolada del desierto.
Dentro de la filmografía de los hermanos Coen, No es país para viejos tiene bastantes paralelismos con Fargo, también llena de paisajes monótonos y desolados (aunque de nieve), también cerca del cine negro en su planteamiento y con grandes dosis de violencia. Aunque en mi opinión No es país para viejos, aunque magnífica, no llega a ser tan redonda como Fargo.
Los Coen han conseguido en No es país para viejos lo que pocas veces se logra en el cine: adaptar fielmente una gran novela y conseguir una gran película. No hay que perdérsela.
(c) 2008 Jordi Flotats
Ficha Técnica:
- Título original: No Country for Old Men.
- Año: 2007.
- Duración: 122 min.
- País: Estados Unidos.
- Director: Joel Coen, Ethan Coen.
- Producción: Ethan Coen, Joel Coen, David Diliberto, Robert Graf, Mark Roybal, Scott Rudin.
- Guión: Ethan Coen, Joel Coen (Novela: Cormac McCarthy).
- Música: Carter Burwell.
- Fotografía: Roger Deakins.
- Reparto: Tommy Lee Jones, Javier Bardem, Woody Harrelson, Josh Brolin, Stephen Root, Kelly Macdonald, Garret Dillahunt.
- Productora: Miramax Films / Paramount Vantage / Scott Rudin Productions.
- Web oficial: http://www.nocountryforoldmen.co.uk/intl/es/