DORORO

Fantasia japonesa

Dororo de Shiota Akihiko, estrenada a principios de 2007 en las salas japonesas ha supuesto un enorme éxito de taquilla para los estudios Toho. La película está basada en el manga homónimo de uno de los maestros y pioneros del medio, Osamu Tezuka.

La película cuenta la historia del héroe trágico Hyakkimaru (literalmente ‘Centenar de demonios’) interpretado por Satoshi Tsumabuki (Dragon Head), que como resultado de una maldición nació sin cara, órganos ni extremidades, sólo un torso y una cabeza. La maldición la trajo su propio padre, Daigo Kagemitsu (Kiichi Nakai), un señor de la guerra que, a punto de ser derrotado en una guerra civil, vende una parte de su hijo nonato a cada uno de los 48 demonios presos en un templo a cambio de la victoria. Hyakkimaru fue abandonado a su suerte al nacer en una cesta puesta a flotar en un río. De ahí lo recoge Jukai (Harada Yoshio), un chamán/inventor que usando técnicas necrománticas reconstruye las partes que le faltan con cadáveres caídos en batalla y se las implanta, junto con dos katanas (una en cada brazo) una de ellas encantada para matar a demonios. Cuando crece, Hyakkimaru irá recorriendo los caminos para cazar a los demonios que le arrebataron su humanidad. Con cada demonio que mata recupera la parte del cuerpo que le robó. Durante sus viajes se encuentra con Dororo (Kou Shibasaki), una chica huérfana cuyos padres fueron asesinados por Kagemitsu que, haciéndose pasar por un chico, se dedica a los pequeños robos. Ambos irán recorriendo los caminos y matando demonios, y a medida que Hyakkimaru recupera su humanidad su relación se irá estrechando. Finalmente se producirá la confrontación con Kagemitsu y con su segundo hijo Tahoumaru (Eita).

La película es una historia de fantasía con gotas de horror sin pretensiones, en la línea de Willow, Los inmortales o Una historia china de fantasmas. Las localizaciones, en Nueva Zelanda, son preciosas y variadas como corresponde a la historia. En el apartado de efectos especiales la película es un bastante más floja, los demonios son muy falsos, tienen un aire de muñeco de plástico, con movimientos torpes y poco naturales. Pero dependiendo de cómo se mire, le dan un aire simpático al film (confieso: soy fan de Godzilla). La música también merece una mención especial, tiene un aire latino que contrasta completamente con la película, hay un fragmento en especial de más de 10 minutos en que Hyakkimaru y Dororo liquidan a varios demonios sin prácticamente diálogo en que la música podría estar firmada tranquilamente por los Gipsy Kings.

Los personajes son muy estereotipados y estáticos, por lo que las interpretaciones tampoco pueden resultar muy lucidas. Merece especial mención negativa la interpretación de Kou Shibasaki, que declama los diálogos a berrido limpio con su aguda e irritante voz, quizá intentando hacer creer al espectador de que se trata de un hombre.

El ritmo de la película es también muy irregular, con fragmentos de ritmo moroso que no dejan de ser digresiones de la historia principal y con subidones de ritmo que a veces cuentan de forma apresurada hechos relevantes de la película. Del final sólo cabe decir que ya anticipa la siguiente película sin tapujos (de hecho van a rodarse dos partes más).

En resumen me ha parecido una película floja en conjunto pero que con el estado de ánimo adecuado y viéndola con compañía adecuada puede hacerte pasar un buen rato.

(c) 2007 Jordi Flotats