La venganza como camino de redención
Dos años después de su realización y su presentación en España en el Festival Internacional de Cinema de Catalunya Sitges 2005 nos llega Sympathy for Lady Vengeance, la última película de Park Chan-Wook después de Sympathy for Mr. Vengeance (2002) y Old Boy (2003) y que cierra lo que se ha denominado ‘Trilogía de la Venganza’ por su temática central común.
La película cuenta la historia de Geum-ja (Lee Yeong-Ae), una mujer que fue encarcelada durante 13 años después de haber confesado haber secuestrado y asesinado a un niño pequeño. Pasará todos los años de prisión planeando cuidadosamente vengarse de su antiguo amante, el Sr. Baek (Choi Min-Sik), que fue el auténtico artífice del crimen. Para poder ejecutar su plan cultivará cuidadosamente la amistad de diferentes reclusas que van pasando por su celda haciéndoles favores importantes, llegando a donar un riñón e incluso a matar, tanto es así que en la cárcel acabará siendo conocida tanto como Bruja y como Dulce (de hecho el título coreano de la película se traduciría como la Dulce Geum-ja). Al salir de prisión a los 33 años pondrá en marcha su plan, complicándose la situación con la llegada de su hija Jenny (Kwon Yea-Young), dada en adopción a una familia australiana cuando su madre fue encarcelada.
Después de la venganza visceral y del conflicto de clases planteado en Sympathy for Mr. Vengeance y de la venganza maquiavélica orquestada con teatralidad para mostrar la destrucción moral y anímica de un hombre “normal” de Old Boy, Sympathy for Lady Vengeance plantea una venganza más fría y cuidadosa y se plantea si dicha venganza puede actuar como vehículo de redención personal. Para ello Park Chan-Wook ha jugado de forma magistral con los componentes visuales y estéticos para narrar la historia. Toda la acción transcurre en invierno, el frío está presente en toda la narración, enmarcando perfectamente tanto la forma metódica y cerebral en que el plan para vengarse se va ejecutando como los paisajes interiores de los personajes: la desolación de los familiares de los niños que fueron asesinados, el arrepentimiento del policía que realizó la investigación chapucera que condenó a Geum-ja y dejó libre al principal culpable y la abrumadora necesidad de expiación de la propia Geum-ja, inocente del crimen, pero cómplice del secuestro.
La cuidadosa fotografía y la puesta en escena también ayudan en gran medida a contar la historia. El vestuario de la protagonista, negro y con sombra de ojos roja para mostrar su estado de ánimo y la consideración que tiene de sí misma, el blanco purificador de la nieve y del pastel que Geum-ja relaga a su hija (tras decirle ‘sé blanca’). La fotografía, cálida en las escenas iniciales, con colores progresivamente más fríos al empezar a ejecutarse el plan y finalmente en tonos casi monocromáticos en la conclusión enmarca perfectamente la película y la evolución interior de su protagonista.
También merece mención la banda sonora, con música suave y de ritmo muy marcado y ceremonial, influenciada por Vivaldi (de hecho el tema central es una adaptación de un tema de Vivaldi).
La compleja técnica de narración de la acción, con una narradora externa, con flashbacks que nos introducen a cada personaje cuando aparece por primera vez a la par que cuentan una parte de la historia (incluso en ocasiones el personaje introducido relata su testimonio como si se tratara de un documental) posibilita también que la película gane cuerpo con las pequeñas historias paralelas que nos son contadas y que muy a menudo muestran una cara bastante oscura de la sociedad coreana: las cárceles abarrotadas donde comparten celda hasta 6 reclusas, mujeres en la cárcel por adulterio, procedimientos policiales chapuceros (con escenificaciones del crimen con prensa amarilla cubriendo la noticia incluidas) y las jornadas agotadoras de trabajo, sólo sobrellevadas con anfetaminas.
Pero el peso de la película lo lleva su protagonista, Geum-ja, fantásticamente interpretado por Lee Yeong-Ae, pintando un retrato de una mujer fría, capaz de aparentar bondad y compasión con una luminosa sonrisa mientras lleva a cabo su plan de forma implacable, atormentada por la culpabilidad de haber participado en un secuestro que acabó en muerte y que tuvo que dar en adopción a su hija. Geum-ja busca la expiación a toda costa de estos pecados a través de la venganza sobre el principal culpable de ellos. Tal como le dice a su hija “Hay pecados grandes y pequeños, para los grandes hay que realizar grandes expiaciones, para los pequeños, pequeñas expiaciones”. Pero aunque logra el perdón de su hija tras su confesión en una bella y cruel escena, no logra la tan esperada redención por el secuestro del niño. En otra escena antológica el niño secuestrado, ya transformado en hombre tras trece años, no le permite siquiera disculparse y la amordaza igual que ella había hecho con el asesino.
La venganza, aunque inevitable no conduce a la liberación del dolor de los familiares de las víctimas ni a la redención de Geum-ja. Este parece ser el colofón, no sólo de esta película, sinó quizá de las ‘Trilogía de la Venganza’ entera.
En resumen, Park Chan-Wook ha realizado una película prácticamente redonda, mostrando un dominio del lenguaje cinematográfico magistral, conjugando el cine más artístico y cerebral con el entretenimiento.
(c) 2007 Jordi Flotats
Ficha Técnica:
-Título original: Chinjeolhan geumjassi
- Año: 2005.
- Duración: 112 min
- País: Corea del Sur.
- Director: Park Chan-Wook.
- Guión: Park Chan-Wook, Jeong Seo-Gyeong.
- Música: Choi Seung-hyeon, Jo Yeong-wook, Na Seok-joo.
- Fotografía: Jeong Jeong-hun.
- Reparto: Lee Young-ae, Choi Min-sik, Tony Barry, Anne Cordiner, Go Su-hee, Kim Bu-seon.
- Productora: CJ Capital Investment, Centurion Investment, Ilshin Capital, Investments, Korea Capital Investment, Moho Films, Samsung Venture Capital, TSJ Entertainment.
- Web oficial: www.ladyvengeancemovie.com/