OVEJAS ASESINAS

La nueva amenaza viene de Nueva Zelanda

Siguiendo la estela del experimento de sesión doble de cine explotation Grindhouse realizado por Quentin Tarantino y Robert Rodríguez y estrenado esta primavera en Estados Unidos pero separada en dos partes en Europa, la distribuidora Mangafilms ha presentado como un programa doble de terror las películas Ovejas Asesinas y Desmembrados (Severance).

Ovejas Asesinas es la primera película del director Jonathan King, realizada (y ambientada) en Nueva Zelanda, rodada en seis granjas distintas de la espectacular costa neozelandesa. La película sigue la línea de otras producciones gore como Bad Taste, de su compatriota Peter Jackson, donde las exhibiciones sangrientas se conjugan con un humor irreverente. El argumento no deja lugar a
confusiones al respecto: Henry Oldfield (Nathan Meister) regresa a la granja de ovejas familiar para vender su parte a su hermano Angus (Peter Feeney) y así dejar atrás sus traumas (que incluyen fobia a las ovejas), para descubrir que Angus y un grupo de científicos (locos) están creando mediante ingeniería genética una raza de superovejas, que pronto se descubrirá que no comparten las preferencias herbívoras y pacíficas de sus hermanas. Angus, junto con Tucker (Tammy Davis) el capataz de la granja y amigo de la infancia y Experience (Danielle Mason), una activista ecológica, deberá superar sus miedos para hacer frente a la amenaza de la nueva raza de ovejas, que pronto serán exhibidas en la misma granja a un grupo internacional de inversores.

Como ya he dicho, el argumento no engaña, estamos frente a una película que más que gore, podría calificarse de comedia gore, ya que el humor y la ironía no abandonan en ningún momento la película. Humor e ironía ante todos los tópicos que se plantean: los peligros de la ciencia, la tecnificación de la ganadería, el ecologismo de salón y sobre todo humor autoreferencial al mismo género de terror, son antológicas las escenas en que un grupo de blancas ovejitas baja corriendo una verde colina con música terrorífica y propósitos asesinos.

Para no ser una película de demasiado presupuesto, los efectos especiales, realizados por Weta Workshop (El Señor de los Anillos), sin ser fantásticos cumplen muy bien con su (sangriento) cometido.

En resumen, una película para pasar un rato divertido sin más. Los fans del gore con sentido del humor y gusto por la parodia la disfrutarán especialmente.

(c) 2007 Jordi Flotats