Crónica del séptimo día del Festival. Películas vistas: Watcher, Project Wolf Hunting, Historias para no dormir: La pesadilla, Historias para no dormir: El televisor y Pearl
Hoy ha sido un día en que el Festival ha otorgado varios premios a nombres importantes del género fantástico. La actriz alemana Astrid Frank ha recibido la María Honorífica. Sus trabajos como directora en los años setenta fueron de las primeras muestras de cine de ciencia ficción dirigido por mujeres. La pionera del fantástico femenino ha recibido su galardón antes de la proyección de dos de sus cortometrajes más interesantes: Red y The Jealous Mirror.
Empiezo el día en el Auditori viendo la película norteamericana Watcher, opera prima de la directora Chloe Okuno. La protagonista de la historia es Julia (Maika Monroe), una ex actriz que se traslada a vivir a Bucarest junto a su esposo Francis (Karl Glusman) desde Nueva York cuando éste recibe una promoción en el trabajo. Francis habla rumano con fluidez y conoce la ciudad pero se pasa el día en el trabajo. Eso provoca que Julia se pase horas solas dando vueltas por su nueva ciudad. Se empieza a obsesionar por una figura que puede ver desde su ventana en otra ventana del edificio que está frente al suyo. Cree que es un hombre que siempre la está observando y que incluso la sigue cuando sale de casa. El hecho que haya un asesino en serie en la zona que parece ir detrás de mujeres de su edad no la ayuda a estar más tranquila. Le comunica sus sospechas a su marido, e incluso llegan a avisar a la policía, pero no sirve de mucho.
Watcher es una película formalmente impecable, con una fotografía preciosa que enfatiza la belleza decadente de Bucarest, usando tonos de luz fríos. Maika Monroe sostiene la película con una gran interpretación de una mujer que se desespera cuando se siente amenazada y sus temores son ignorados. El hecho de ser mujer, joven y hermosa la expone a la observación descarada de los hombres sin consecuencias. Cuando esa observación parece escalar sin llegar a niveles demasiado agresivos es ignorada hasta el punto de cuestionarse su estado mental. Este hecho constituye el eje central de una cinta en el que la tensión se va cociendo a fuego lento hasta su climax final. Un final que no me entusiasmó mucho por ser bastante forzado. Con todo, Watcher me pareció una buena película, muy bien dirigida e interpretada.
A continuación continuo en el Auditori para ver la película de Corea del Sur Project Wolf Hunting, de Kim_Hong-Sun. Pero antes se realiza la entrega del Gran Premio Honorífico de esta edición a Colin Arthur, uno de los artistas de FX más importantes de la historia. En su currículum están los simios de 2001: Una odisea en el espacio, la sangre saliendo del ascensor en el Hotel Overlook en El resplandor, el dragón Fujur de La historia interminable o la serpiente gigante de Conan, el bárbaro. Arthur, de 79 años, ha recibido el premio muy emocionado. En su aceptación ha recordado a muchos de los directores con los que ha trabajado como Stanley Kubrick, Steven Spielberg o Wolfgang Petersen, además de su gran mentor, Ray Harryhausen.
La proyección de Project Wolf Hunting ha sido presentada por su director Kim_Hong-Sun y el actor Choi Guyhwa. Un grupo de presos particularmente peligroso es extraditado de Filipinas a Corea del Sur en un barco de carga. Jong-du (Seo In-guk), un de los peores, orquesta un golpe para hacerse con el control del navío. Por si fuera poco transportan a un peligroso experimento militar que cuando queda libre contribuirá aún más al caos y a la violencia del motín.
Project Wolf Hunting es una película de acción ultraviolenta. Para hacerse un idea de cuánto, un dato: en su rodaje se emplearon más de 2500 litros de sangre falsa. Kim_Hong-Sun alterna secuencia tras secuencia de luchas en las que la gente se ataca y mutila de todas las formas imaginables. El entorno cerrado del barco, que impide la huida de presos y guardias, sirve como escenario de las luchas entre presos y guardias primero y entre el monstruo y todo el mundo después. Aunque me gusta el cine de acción, Project Wolf Hunting no me ha parecido gran cosa; la película construye un argumento que no parece tener demasiado sentido, gasta demasiado tiempo en la acción para tener tiempo de explicarlo debidamente. Si la idea era encadenar escenas de acción sería más conveniente una premisa más sencilla. La película carece de un protagonista claro, los personajes están poco dibujados y además no tiene aprecio por la vida de ninguno, hechos que provocaron que no me importara mucho el destino de nadie.
Pero el peor pecado de Project Wolf Hunting es que la acción no está demasiado bien coreografiada; ni los tiroteos ni las luchas destacan demasiado. La gran violencia demostrada no se siente real a pesar de los litros y litros de sangre derramada. Las escenas del monstruo además tienen efectos sonoros exagerados. De momento es lo peor que he visto en esta edición del Festival. Me parece extraño que hayan elegido esta película para la Sección Oficial.
Continuo en el Auditori para ver la segunda sesión de la segunda temporada de Historias para no dormir. La sesión ha sido introducida por el productor Alejandro Ibáñez y los directores de los dos episodios que se presentan, Alice Waddington y Jaume Balagueró. Alice Waddington, que ya presentó en Sitges su película Paradise Hills, dirige La pesadilla, una historia ambientada en una aldea gallega a finales del siglo XIX. Allí están apareciendo jóvenes asesinadas en extrañas circunstancias. Un noble local (Álvaro Morte) investiga los hechos, pero todo el pueblo sospecha de un hombre negro y musulmán (Boré Buika) que vive en un gran casa. Todos excepto una chica (Mina El Hammani) que alberga un secreto.
La pesadilla está muy bien realizada e interpretada. Waddington crea un ambiente oscuro, nocturno y ominoso para una historia de terror gótico. La fotografía, ambientación y vestuarios son excelentes. La historia, aunque previsible, está bien lograda; usa elementos del terror más clásico para introducir elementos que celebran la diversidad y empiedran a los personajes femeninos. En mi opinión el capítulo invierte mucho tiempo en la preparación de la historia y muy poco en su resolución; quizás un formato de largometraje le hubiera ido bien.
El televisor actualiza uno de los capítulos más populares de la serie original de Chicho Ibáñez Serrador. La historia nos presenta un matrimonio (Manuela Vellés y Pablo Derqui) con dos hijos que se muda a un viejo chalet con jardín, pista de tenis y piscina situado en las afueras. Tras instalarse, el marido observa algo raro en el jardín una noche que le hace preocuparse por la seguridad. Contrata a una empresa de seguridad que le instala cámaras y sensores de movimiento por todo el exterior de la casa. Desde su móvil puede monetizar todo los dispositivos. Empieza a mirarlo buena parte del tiempo que está en casa; acaba conectando todo de manera que puede ver las cámaras desde el televisor. Pasa las noches en el sofá mirando; empieza a ver extrañas interferencias y figuras en las cámaras. Pronto empezará a perder el control de su obsesión.
Jaume Balagueró y el guionista Alberto Marini (que ya escribió el episodio Freddie de la temporada anterior), han creado una historia de terror tirando a clásica pero muy bien construida. Se toman el tiempo justo para presentarnos a los personajes y hacer que nos importen antes de empezar con su ordalía. Balagueró, un experto en cine de terror, dirige con gran competencia, creando tensión de forma impecable. Sin duda uno de los mejores capítulos de la serie hasta el momento.
Termino el día en el Auditori para ver Pearl, el último trabajo de Ti West. Antes de la proyección el director ha recibido el premio Máquina del Temps del Festival por su trayectoria impecable dentro del género de terror. West recordó como presentó su primera película, The Roost en Sitges. Films como The Innkeepers, The House of the Devil, The Sacrament o The Valley of Vengeance también pasaron por el Festival, mostrando la evolución de un cineasta estupendo, una voz imprescindible del terror. West contó como se gestó Pearl; la película se rodó en Nueva Zelanda durante la pandemia debido a que era un país libre de COVID. Durante la cuarentena obligatoria que imponía el país a los que entraban en el país, West y Mia Goth idearon una precuela para X, la película que iban a rodar, que aprovechaba el set de rodaje que tenían que construir. West presentó el proyecto a la productora A24 para rodar dos películas seguidas, que aceptó con la condición de que tuvieran un guion preparado. Las dos películas se rodaron seguidas.
Pearl cambia la ambientación de granja ruinosa, viejos inquietantes y colores saturados de X por la misma granja en 1918, en plena pandemia de gripe española, mucho más nueva y habitada por granjeros pobres. La joven Pearl (Mia Goth) -interpretando el mismo personaje que en X en su juventud- vive en la granja bajo la mirada sofocante de su dominante madre Ruth (Tandi Wright) y su padre minusválido (Matthew Sunderland). Pearl está casada con Howard (Alistair Sewell) y cada noche reza para que vuelva a salvo de la Primera Guerra Mundial. Pearl quiere salir de la granja a toda costa; para evadirse de la realidad se pierde en sus propias fantasías, que muchas veces tienen un tinte siniestro. Ama con pasión las películas musicales, practica números de baile para algún día poder estar en ellas. Cuando se entera que hay un casting en la iglesia para representar un musical por varias localidades de Texas, ella lo ve como una señal para poder salir por fin de su asfixiante vida.
A pesar de compartir escenario, Pearl y X son películas muy distintas. Ti West usa una fotografía preciosa, con colores vibrantes que contrastan con el oscuro interior de la granja. La película nos muestra a un personaje fascinante, una mujer que quiere ser vista a toda costa, que se sabe distinta de los demás y es consciente de que algo no acaba de funcionar en su interior. Mia Goth usa magistralmente su rostro para transmitir un auténtico abanico de expresiones que van de la inocencia y la ilusión por el baile hasta la crueldad casual. El plano final de la película es impresionante. Ti West usa los recursos del terror de modo inteligente, creando una película con menos muertes que X, pero rodadas de forma impactante. Hasta el momento de lo mejor del Festival.
(c) 2022 Jordi Flotats