Crónica del tercer día del Festival de Sitges. Películas vistas: Deadstream, Diabolik y Corten (Coupez!)
El director británico Edgar Wright ha recibido hoy el premio Máquina del Tiempo a una carrera en la que ha demostrado tanto talento como cineasta como amor por el cine de género, con títulos tan imprescindibles como Zombies Party. Precisamente esta ha arrancado la primera maratón después de dos años de pandemia en el Auditori. El tema zombi protagoniza este sábado con la vuelta de la Sitges Zombie Walk; durante todo el día el público ha hecho cola para ser maquillado en la playa de Sant Sebastià. El tiro de salida de la parada de los no-muertos lo han dado el director francés Michel Hazanavicius y la actriz Bérénice Bejo, que más tarde han presentado en el Auditori su película Coupez! (¡Corten!).
La directora Carlota Pereda, acompañada de todo el equipo de Cerdita, presentada ayer en la sala Tramuntana, también ha atendido a los medios de comunicación en rueda de prensa. Pereda ha comentado que la base de la película es realizar un retrato creíble de su personaje protagonista y del bullying que sufre. El pase de la película en el Auditori ha contado con la presencia del Ministro de Cultura y Deporte del gobierno de España, Miquel Iceta. Justo antes de la proyección, ha tenido lugar la entrega del Premio Nosferatu de la 55ª edición a Brigitte Lahaie, presentadora de radio y actriz erótica durante los años 70 y 80. En paralelo a su recorrido en el cine pornográfico, Lahaie participó en películas de género como Les prédateurs de la nuit (Faceless), de Jess Franco, que se ha proyectado en el día de hoy, o The Grapes of Death y Fascination, de Jean Rollin.
Yo empiezo el día muy temprano viendo la película estadounidense Deadstream, escrita y dirigida por Joseph y Vanessa Winter. Deadstream sigue a Shawn (Joseph Winter), un streamed que se gana la vida haciendo videos en los que se expone a toda clase de peligros. Tras protagonizar una polémica que le apartó de su actividad, ha vuelto a encontrar patrocinadores y decide volver por todo lo alto; decide realizar una emisión en directo pasando una noche entera en una casa encantada. Shawn, como muchos streamers, es egocéntrico, ruidoso y bastante cansino. Como es de prever, sus "provocaciones" a los fantasmas de la casa van a tener su efecto, haciendo que la noche esté llena de sufrimiento para él. Pero la película, lejos de convertirle en víctima, explora sus desdichas con un tono de comedia mezclada con eficacia con el terror.
Deadstream, como muy cine de terror de tipo found footage, tiene la forma de la emisión de su protagonista, mostrando la visión con múltiples cámaras que propone y los comentarios que van dejando los usuarios que siguen la emisión. Estos últimos además dan mucho juego cómico y llegan a formar parte de la trama. Joseph Winter pone mucha energía aguantando prácticamente sólo toda la película. La historia tiene humor desde el principio, pero las partes de terror empiezan más o menos serias. Pero gradualmente toda la historia va girando hacia la comedia para acabarse riendo de las peripecias de un personaje cada vez más desagradable.
Aunque barata, Deadstream tiene el tono y la factura correctas para resultar muy divertida. Los directores sacan el máximo partido de unos elementos muy sencillos para construir una historia completamente entretenida que hace mofa de un tipo de streamer tan típico como tristemente exitoso.
A continuación me desplazo al Auditori para ver la película italiana Diabolik de Antonio y Marco Manetti. Los dos hermanos estuvieron en la proyección para presentar la película. Una película que se basa en un comic italiano creado en la década de 1960 por Angela y Luciana Giussani. La película parece ambientarse la década de 1960 en la ciudad imaginaria de Clerville. Allí campa a sus anchas Diabolik (Luca Marinelli), un ladrón que aparece y desaparece como por arte de magia para robar los objetos más valiosos, sin que parezca importarle lo bien custodiados que estén. Sólo el inspector Ginko (Valerio Mastandrea) parece tener alguna posibilidad de capturarlo. La acción arranca con la vuelta a la ciudad de Lady Kant (Miriam Leone), viuda de un rico potentado sudafricano que trae consigo un fabuloso diamante rosa. Lady Kant, pretendida por el viceministro Giorgio Caron (Alessandro Roja), tiene sus propios secretos. Su diamante llama la atención de Diabolik, que pronto queda prendado de ella.
El comic original en el que basa la película ya fue adaptado en 1969 por Mario Bava en 1968. Los hermanos Manetti han querido volver al material original para construir su película. Y aunque no he leído el comic, puedo creer esta afirmación; tanto la ambientación como el tono de Diabolik retrotraen al espectador a la década de 1960. El vestuario, los colores y la fotografía están muy cuidados para recrear esa estética. Y la historia se narra sin tono paródico ni revisionista; no estamos ante Austin Powers, estamos ante una recreación no irónica del material original. Este punto me pareció curioso y me sacó un poco de la película; me pareció anacrónica y algo acartonada.
Su metraje de 144 minutos también me pareció excesivo; aunque Diabolik aúne dos tramas en una, la de una historia de origen de la relación entre el ladrón y la femme fatale y la de su primer trabajo como equipo, la película se me hizo larga. Su protagonista, Luca Marinelli, tampoco me gustó demasiado; es muy inexpresivo. Miriam Leone y Valerio Mastandrea en cambio están bastante mejor en sus papeles. En conjunto la película no me gustó demasiado; aunque no se pueden negar unos buenos valores de producción, su tono y su historia no gustaron demasiado.
Termino el día en el Audtori para ver uno de los platos fuertes de este Sitges, Corten (Coupez!), de Michael Hazanavicious. El director, ganador del Oscar a Mejor Película por The Artist y la actriz Bérénice Bejo, ganadora del Oscar a Mejor Actriz Secundaria por la misma película, estuvieron en la sala presentando Corten. La cinta es el remake de la película japonesa de 2017 One Cut of the Dead de Shin'ichiro Ueda que se pudo ver en el Festival de Sitges de ese año.
Corten (Coupez!) plantea una película dentro de otra; Remi (Romain Duris) un director de medio pelo dedicado básicamente a publicidad recibe el encargo de realizar un remake de un programa de televisión realizado con éxito en Japón; rodar un episodio de una historia de zombies de 30 minutos en un sólo plano secuencia ininterrumpido que se va emitir en directo. No hay posibilidad de repetición; cualquier fallo y todo el mundo se ve obligado a improvisar. La historia que rodarán es la de un equipo que rueda una historia de zombies en un centro comercial abandonado; para dar más realismo el director atraerá una maldición para que vengan zombies de verdad.
Michael Hazanavicious ha decidido ser muy fiel al material original, manteniendo intacta la estructura de la película y los personajes de la historia original. Incluso la ha homenajeado haciendo que el equipo francés que retrata esté haciendo también un remake de la película japonesa. De hecho la productora japonesa interpretada por Yoshiko Takehara interpreta al mismo personaje que en One Cut of the Dead. Como la historia original, la película es básicamente una comedia con una estructura narrativa genial; nos empieza pasando la película que han rodado (con sus extraños fallos y grandes defectos) para después contarnos como se ha llegado a ese punto. Hazanavicious demuestra que domina el tempo de la comedia, creando (y recreando) gags que funcionan muy bien e introduciendo algún personaje nuevo (como el del músico), de forma muy acertada.
Corten (Coupez!) funciona muy bien; me ha parecido divertida y me ha gustado su trasfondo de amor al oficio de hacer películas. Como en la cinta original, su final pone en imagen de forma perfecta el esfuerzo colectivo que supone tirar adelante una producción. Un Auditori lleno hasta la bandera ha compartido mi opinión, premiando a Hazanavicious y Bejo, que estuvieron en la sala hasta el final, con una gran ovación.
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