Sitges 2020: Crónica del Domingo 11

Crónica del cuarto día del Festival. Películas vistas: Vicious Fun, Lupin III: The First, Comrade Drakulics y The Owners

Portada del diario del Festival del del sábado 10 y el domingo 11 de Octubre Hoy el director Juanma Bajo Ulloa ha presentado Baby, su última película, en Sitges. La película cuenta la durísima historia de una joven drogadicta embarazada que cuando da a luz vende su bebé, pero luego se arrepiente y trata de recuperarlo. El director, el productor ejecutivo Ferran Tomás y las actrices protagonistas, Natalia Tena y Mafalda Carbonell, han hablado con los medios acreditados sobre el retorno del realizador al dramatismo perturbador de sus obras más personales.

Por la tarde se ha presentado la serie 30 monedas, dirigida por Álex de la Iglesia para HBO Europe. Terror, fenómenos paranormales y conspiración en la España rural son los ingredientes principales de la nueva serie que cuenta con Miguel Ángel Silvestre, Macarena Gómez, Megan Montaner y Pepón Nieto entre sus protagonistas. Los actores junto con su director y coguionista Álex de la Iglesia, el coguionista Jorge Guerricaechevarría y Miguel Salvat, Commisioning Editor of Original Programming de HBO España, han explicado todos los detalles y secretos de la serie que se estrenará en sesión oficial en el Auditori esta noche.

Empiezo mí día terriblemente temprano yendo a la sala Tramuntana para ver la película estadounidense Vicious Fun, del director Cody Calahan. La película es una comedia de terror que homenajea el cine de los ochenta con descaro y simpatía. Es 1983 y Joel (Evan Marsh), el protagonista, es un tipo al final de la veintena que trabaja para una publicación llamada Vicious Fanatics dedicada al cine de terror. Joel tiene el secreto convencimiento que sabe mucho más que los tipos que realizan las películas que comenta, pero lejos del éxito, comparte casa con una chica que le gusta y que no le hace ni caso. Una noche ella vuelve de una cita con un tipo nuevo, Bob (Ari Millen) y Joel decide seguirlo. Bob acaba entrando en un bar/restaurante chino y allí Joel le intenta sonsacar algo que pueda usar en contra suya, pero sólo acaba borrachísimo y pagando las copas. Tan borracho va que acaba encerrado en un cuartito para las escobas dentro del bar. Cuando despierta, se encuentra el bar cerrado; dentro se está celebrando una reunión del estilo Alcohólicos Anónimos pero cuando se acerca a ellos se da cuenta que son un grupo de psicópatas que se reúnen para contarse cosas que no pueden compartir con nadie -sin matarlo después-. Joel se tendrá que hacer pasar por uno de ellos si quiere sobrevivir, pero no va a ser sencillo.

Vicious Fun es una película engañosamente sencilla y sin pretensiones, pero está muy bien escrita y realizada. El tono comédico que la acompaña no quita que sus escenas violentas y tensas no funcionen muy bien. La fotografía aprovecha perfectamente los neones del bar donde transcurre la mayor parte de la película para dar a la imagen un tono completamente ochentero. La banda sonora también logra el mismo efecto sin exagerar la nota. Las referencias a las slasher movie de la época están introducidas con gracia en un grupo de asesinos tan variopinto como divertido y cualquier fan del género las podrá reconocer sin problema. De vez en cuando sienta bien una comedia de terror, últimamente el género se está poniendo muy serio.

Continuo el día en el Auditori para ver la película de animación japonesa Lupin III: The First, dirigida por Takashi Yamazaki. El personaje de Lupin, el encantador ladrón de guante blanco que se mueve por la Europa de postguerra, lo creó el mangaka Monkey Punch en 1967 y desde entonces ha protagonizado multitud de películas (la más destacada El Castillo de Cagliostro de Hayao Miyazaki), series y OVAs. Esta película es la primera que se lanza desde la muerte del creador del personaje en 2018 y también la primera realizada en animación 3D por ordenador, por lo que había muchas dudas entre los fans sobre si estaría a la altura. Y en mi opinión el resultado es muy digno, la película mantiene el tono y el espíritu de la franquicia aunque visualmente rompa -necesariamente- con lo que había hasta ahora y resulta un entretenimiento estupendo.

La película se ambienta en ese París de post-guerra donde el ladrón de guante blanco Lupin se mueve como pez en el agua perseguido siempre por el incansable Inspector Zenigata de la Interpol. Por allí están también la atractiva ladrona Fujiko Mine y los cómplices habituales de Lupin: el peligroso y elegante Jigen Daisuke y el samurai moderno Ishikawa Goemon XIII. En esta ocasión, Lupin y Fujiko Mine van detrás de un objeto que ni el abuelo de Lupin pudo robar: el diario del Profesor Bresson, un arqueólogo francés que encerró en un libro protegido con dos llaves el secreto de un gran tesoro. El diario fue buscado por los nazis sin éxito, y tras un tiempo perdido, vuelve a aparecer en un museo de París. Allí Lupin ha anunciado por carta que lo va a robar, y cuando se dispone a hacerlo sorprendentemente se ve adelantado por una guardia de seguridad, Laetitia, que a su vez es adelantada por Fujiko Mine, que parece llevarse la pieza. Laetitia, una brillante aspirante a arqueóloga, es la nieta adoptiva del Profesor Lambert, un hombre seco y desagradable que trabaja para Geralt, un tipo aún más siniestro. Ambos forman parte de la Ahnenerbe, una sociedad científica alemana fundada por el nazi Heinrich Himmler que ahora realiza sus actividades en secreto y que busca el secreto que encierra el diario.

La película mantiene el tono juguetón, ligero y aventuresco de la saga y destaca especialmente en sus escenas más movidas; las persecuciones por los tejados o una espectacular secuencia con coches. La historia arranca con gran ritmo, pero decae un poco cuando se desvela parte del misterio y la película pasa a recordar un poco a las de Indiana Jones. Con todo, he pasado un muy buen rato viéndola y pienso que los aficionados a Lupin en general no se sentirán decepcionados.

Continuo en el mismo Auditori un rato más tarde para ver la película húngara Comrade Drakulics, el segundo trabajo del director Márk Bodzsár. La película es una comedia romántica que usa la figura del vampiro para realizar una ácida representación de la era comunista de Hungría. La historia transcurre en la década de 1970, y el líder de la Unión Soviética está enfermo, pero aspira a la vida eterna. La policía secreta húngara aspira a satisfacerlo invitando al país al camarada Fábián (Zsolt Nagy), un antiguo compañero de trinchera de los mandamases del país, que se fue a la revolución en Cuba y que ahora está en Estados Unidos. Fábián tiene más de sesenta años, pero aparenta treintaypocos, por eso piensan -aunque sea absurdo- que puede ser algún tipo de vampiro. La excusa es que presida varios actos de donación de sangre que se realizarán en varias industrias del país para donar sangre a la causa de Vietnam del Norte. Destinan a los agentes Maria (Lili Walters) y Kun (Ervin Nagy), que son pareja a sacarle el secreto. Maria lo acompañará públicamente y Kun coordinará los seguimientos y escuchas. Cuando llega con su chaqueta de cuero, su coche deportivo estadounidense y una actitud de confianza máxima, los planes se tambalean, especialmente cuando Maria se empieza a sentir atraída por él.

Comrade Drakulics es una película menos loca de lo que me esperaba inicialmente, quizás el trailer suguiere una comedia más física y alocada de lo que al final resulta. No digo esto como demérito; la película me gustó, sus personajes y situaciones son divertidos y están muy bien buscados y la crítica del régimen comunista, envuelta en forma de farsa, es demoledora. Aunque seguro que me perdí muchísimos detalles que las personas que vivieron ese periodo pudieron apreciar, la historia es lo suficientemente universal como para que no importe demasiado. Realmente la película no puede ser calificada como terror, porque usa la figura del vampiro como macguffin para desarrollar toda la historia; es el vampiro el personaje que, habiendo vivido la revolución, comprende que lo que la siguió no es por lo que lucharon, y el que trae apertura a unos personajes encerrados en un régimen localista y cerrado. Me gustó, es una película muy interesante.

Acabo el día de películas en el propio Auditori para ver la película de terror inglesa The Owners, de Julius Berg, un director que debuta en el cine con esta película después de años trabajando en televisión. La película es una home invasion con muchas notas de humor negro y sin demasiadas pretensiones, pero que funciona muy bien. La historia arranca con tres jóvenes que se disponen a entrar a robar en una gran casa situada a las afueras de un pueblo inglés. Son Gaz (Jake Curran), el instigador, cruel y agresivo; Nathan (Ian Kerry), más tranquilo pero desesperado por conseguir dinero fácil y su amigo de siempre Terry (Andrew Ellis), con sobrepeso, dócil e infantil. La madre de Terry trabaja yendo a realizar la limpieza de la casa algunos días a la semana y de ahí Terry sacó que hay una caja fuerte, que todos suponen llena de dinero. La casa pertenece al anciano médico local de toda la vida, el doctor Huggins (Sylvester McCoy) y vive con su esposa Ellen (Rita Tushingham). La vida del doctor no está exenta de tragedia; perdió a una hija que nació muy enferma cuando era adolescente y ahora su esposa sufre los primeros estadios de la demencia. Cada viernes salen a cenar fuera, y es en ese rato que los jóvenes planean entrar, robar y salir sin ser vistos. Pero claro, todo se complica; primero se les une Mary (Maisie Williams), la novia de Nathan, que se presenta allí para recuperar su coche, que les ha prestado y necesita para ir a trabajar. Mary se horroriza ante el plan, pero finalmente se les une reluctantemente para que no se metan en aún más líos. Luego encuentran la caja fuerte en el sótano, pero no son capaces de abrirla. Así que deciden esperar a la anciana pareja y obligarles a decirles la combinación. Pero cuando llega ese punto, las cosas empiezan a descontrolarse muy en serio; los ancianos no son tan dóciles como aparentan y los propios jóvenes están divididos ante la brutalidad de Gaz.

En mi opinión, lo mejor de The Owners es el casting, empezando por los actores más veteranos; Sylvester McCoy borda el papel de anciano doctor de voz tranquilizadora que siempre parece saber qué es lo mejor que se puede hacer y Rita Tushingham el de mujer a ratos ausente por su enfermedad a ratos bruja cruel. Maisie Williams, en cierta forma el reclamo de la película gracias a la fama que le ha dado Juego de Tronos es la 'final girl', la chica llena de coraje y recursos que con suerte llegará al final con vida. Aunque esta 'final girl' no sea tan buena gente como lo suelen ser. La película resulta entretenida, está bien realizada y su humor negro siempre funciona; no pasará a la historia del cine, pero es un entrenimiento muy bueno.

(c) 2020 Jordi Flotats

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Subido por Jordi Flotats con fecha 24/10/2020 11:40:03