Crónica del segundo día del Festival. Películas vistas: The Dark and the Wicked, Tailgate y Save Yourselves!
Hoy se ha presentado la película española La vampira de Barcelona, un drama histórico basado en hechos reales que transcurre en la Barcelona de principios de siglo XX con la presencia de gran parte de su equipo. Lluís Danés, su director, acompañado de gran parte del equipo artístico, ha hablado del origen y producción de la película, citando Casanova de Fellini como principal referente de su cine y de maestros como David Lynch o El gabinete del Dr. Caligari, leit motiv de esta 53ª edición, que "trabajan territorios y escenarios entre el teatro y el cine, donde la escenografía se convierte en un personaje más". Antes de la presentación oficial en el Auditori, el equipo artístico y técnico han pasado por la alfombra roja para los medios gráficos acreditados.
También se ha presentado Mandibules, la última película del incalificable Quentin Dupieux, un habitual del Festival. Antes de su proyección nocturna en el Auditori, el Festival ha entregado el Gran Premi Honorífic a la actriz Najwa Nimri. La actriz ha participado en poco cine de género, quizás sólo Abre los ojos, de Alejandro Amenábar, pero su carrera es indiscutiblemente sólida y su carisma poder de fascinación innegables. Cuando ha aceptado el premio -con una mascarilla de gasa seguramente poco homologada-, Nimri ha hecho un homenaje al propio Festival, afirmando que "Si alguna vez tengo que pensar en si el imaginario colectivo se ha estancado, que últimamente me da la sensación de que sucede bastante a menudo, miro a Sitges. Si quiero ver si todavía existe una cierta libertad a la hora de narrar, valentía, y creatividad desde esa libertad, miro a Sitges. De verdad". Ha terminado su alocución afirmando que "Sitges refresca. El miedo refresca. Y voy a citar para despedirme una frase, bueno, más bien una sentencia, que dijo un tipo del Variety de mi primera película, Salto al vacío, de 1996: 'Franco is dead but spanish cinema is violently alive', frase que vendría a traducirse como 'Franco está muerto pero el cine español está violentamente vivo'. Yo creo que lo que pasa con este festival es que Franco is dead but this festival, motherfuckers, this fucking festival is violently alive". Genio y figura.
Yo empiezo mi día en el Auditori viendo la película de terror estadounidense The Dark and the Wicked, de Brian Bertino. La película empieza con la visita de dos hermanos treintañeros a la granja familiar, situada en una zona rural de Texas. Van a pasar unos días para despedirse de su padre, que está en el estadio final de una enfermedad terminal y a ayudar a su madre, que lo cuida en estos últimos días con la única ayuda de una cuidadora a domicilio que va durante el día. Encuentran a su madre preocupantemente desmejorada; lejos de darles la bienvenida, intenta que se marchen lo antes posible y prácticamente no habla con ellos. La situación por la que pasa es durísima, pero parece haber algo más que la atormenta. Una noche se la encuentran ahorcada en el corral de las ovejas. A partir de ese momento ambos hermanos empiezan a ver que una entidad maligna está acechando a los habitantes de la granja y que empieza a ir a por ellos.
The Dark and the Wicked es una película de realización impecable; la ambientación y la fotografía son excelentes, logran que unos escenarios pastorales y cotidianos como los terrenos de la granja, los rebaños de ovejas y la vieja casa familiar sean inquietantes. Esto, combinado con la acertada dirección de Bertino, crean tensión y una sensación ominosa. El principio de la película me encantó, las escenas con la madre están cargadas de mal rollo y la idea inicial me pareció buena. El desarrollo me gustó mucho menos; el guion se olvida de dar contexto a los personajes. Los actores están muy correctos, y Marin Ireland, que interpreta a la hija está perfecta en su rol, pero sus personajes son planos. Sólo sabemos de ellos que son familia y que se llevan bastante bien aunque hayan acabado separados por la vida, poco más. Eso dificulta que nos importe su destino. Tampoco me gustó la falta de coherencia interna de la historia sobrenatural y el juego que nos propone el director de mostrar a los personajes cosas que pueden no ser reales. Y confieso que odié el final-final, los últimos fotogramas. A pesar de todo esto, la gran factura técnica y su gran planteamiento hacen que la película llegue a correcta para mi gusto; con otro desarrollo de guion podría llegar a ser muchísimo mejor.
Continuo mi día de películas en el cine Retiro viendo la película holandesa de Lodewijk Crijns Tailgate. La película es un torrente adrenalínico de perseción desencadenado por un incidente tan molesto como cotidiano; el conductor agresivo que se pega al vehículo de delante suyo y le hace luces para que se aparte y le permita ir más deprisa (aunque sea muy por encima del límite de velocidad de la vía). La familia protagonista formada por Hans, un padre mandón, chulesco y gritón, una madre superficial y pasota con su esposo y sus dos hijas casi adolescentes, se dispone a visitar a los abuelos para comer. Viven algo lejos, salen tarde, la carretera tiene un tráfico bastante denso y encima la madre de Hans les llama continuamente para saber cuando llegarán. Por eso no es raro que Hans conduzca con más agresividad de la habitual hasta que se encuentra una camioneta blanca que circula por el carril rápido pero respetando el límite de velocidad; pronto se pegará a ella, le pitará e incluso llegará a estar al borde de chocar. Cuando finalmente la adelanta insulta a su conductor. A pesar de la prisa, paran en una estación de servicio donde se vuelven a encontrar con el conductor, pero esta vez cara a a cara. Es un hombre de mediana edad, muy educado, pero que firmemente insiste a Hans que debe disculparse con él. Hans se niega en redondo, pero se acobarda y prácticamente sale huyendo del área de servicio. Al reemprender el camino se da cuenta que la furgoneta los está siguiendo; cuando vuelve a parar para confrontarse de nuevo con el conductor se da cuenta que su vida corre peligro, lo que desdencadena una persecución trepidante.
Tailgate es una película muy realizada, Lodewijk Crijns imprime a la narración un ritmo endiablado y logra meternos dentro del coche familiar y sentir el peligro de la persecución que es el centro de la trama. Los actores también están fantásticos en sus roles, especialmente los dos protagonistas; Jeroen Spitzenberger en su papel de burgués repelente y Willem de Wolf en su papel de psicópata perfectamente cívico y educado. La trama tiene muy mala uva; no se preocupa de hacer que la familia nos caiga bien, casi al contrario, son repelentes pero extremadamente normales; seguro que los conocemos o nos hemos cruzado con ellos en la calle. Paradójicamente es el psicópata quien se pregunta acertadamente dónde está el límite de nuestra responsabilidad personal y que mantiene la educación incluso cuando está realizando actos horribles. Como mensaje de fondo me parece muy potente, pero provoca una cierta desconexión con los personajes porque es muy difícil empatizar con ellos. A pesar de eso me lo pasé en grande viéndola, tiene muchos momentos que se ven al borde del asiento.
Termino mi día en la sala Tramuntana para ver la película estadounidense Save Yourselves!, la ópera prima de los directores Alex Huston Fischer y Eleanor Wilson. Ayer recibí el anuncio del Festival que comunicaba que la película había sido retirada de la sección oficial por haber sido estrenada recientemente en plataformas de pago por visión, un hecho que personalmente no encuentro demasiado relevante porque en mi opinión Sitges no es un festival de premios sino de fans que quieren ver su cine favorito en un cine -este año más que nunca-. La película es una curiosa combinación de comedia romántica e invasión alienígena. Sus protagonistas son una pareja de hipsters millenials que vive en un minúsculo piso en Brooklyn, que trabaja muchas horas al día y que tiene muy buenas intenciones que no acaban de cristalizar; como hacerse vegetarianos, cultivar un huerto urbano o hornear su propio pan con masa madre. También se dan cuenta que están demasiado enganchados a sus dispositivos con conexión a internet; ordenadores, teléfonos móviles, altavoces inteligentes y un largo etcétera. Un hecho que acaba perjudicando su relación. Por eso cuando un amigo les ofrece una "cabaña" -en realidad es la versión lujosa de un chalet con forma de cabaña- en las montañas del norte del estado deciden aprovechar su oferta y pasar una semana allí dejando apagados todos sus dispositivos, desconectados del mundo por completo. Por desgracia tienen la mala suerte que justo esta semana unos alienígenas que parecen bolas peludas invade la Tierra y empiezan a sembrar el caos generalizado.
Save Yourselves! tiene un guion que aprovecha al máximo la química entre los dos protagonistas, Sunita Mani y John Reynolds, que son la base de la película y tienen la ocasión de demostrar su talento en papeles protagonistas. A pesar de pintarlos como personas con grandes intenciones, que tienen gran opinión de si mismos pero ningún espíritu práctico y pocas habilidades útiles, logran resultar entrañables. Los aliens, que los protagonistas empiezan confundiendo con puffs, son adorables a pesar de andar asesinando gente y su plan final para atrapar a los humanos me pareció genial. La película no tiene un gran argumento, se dedica a seguir las peripecias de los protagonistas y más que buscar la carcajada parece perseguir la sonrisa cómplice. Al menos en mi caso todo esto funcionó, me divertí y me identifiqué con la dependencia de los dispositivos conectados y la falta de habilidades prácticas de los protagonistas. Un muy buen final de día y un contraste refrescante con la misantropía de Tailgate.
(c) 2020 Jordi Flotats