Crónica del tercer día del Festival de Sitges 2019. Películas vistas: Ventajas de viajar en tren, Vivarium, Little Monsters y Guns Akimbo
Charles Band, uno de los productores más prolíficos de la Serie B de Hollywood durante los años 80 y 90, con centenares de películas de terror, ciencia ficción, fantasía y comedia ha recibido esta noche el premio Màquina del Temps por su aportación al género fantástico. Por la tarde ha participado en los Sitges Encounters donde ha hablado de su trayectoria y carrera con anécdotas desconocidas de su vida en una Carpa Noray llena de fieles seguidores. A las 20:00 ha dado el pistoletazo de salida a la Zombie Walk, que como cada año, ha llenado de zombies el centro de Sitges.
Se ha presentado Ventajas de viajar en tren con la presencia de su director, Aritz Moreno, tres de sus productores y los actores Luis Tosar, Ernesto Alterio, Belén Cuesta, Macarena García y Javier Botet -que recibirá el premio Màquina del Temps durante el Festival-. Aritz Moreno debuta con este largometraje basado en la novela homónima de Antonio Orejudo Utrilla. Artiz Moreno ha destacado que la mezcla de géneros es lo que más le atrajo a la hora de hacer la película. "En la película, hay de todo; pasas de la comedia al terror, pasando por el thriller en pocos segundos y esta mezcla la hace muy interesante".
Precisamente empiezo mi día con Ventajas de viajar en tren en el Auditori a primera hora. La película arranca con el encuentro entre dos desconocidos en un tren; ella, Helga Pato (Pilar Castro), acaba de ingresar a su marido en una institución psiquiátrica, él, Ángel Sanagustín (Ernesto Alterio), se presenta como un psiquiatra que de vez en cuando colabora en el centro. El psiquiatra lleva consigo una libreta donde tiene las historias que le han contado sus pacientes a lo largo del tiempo. Mientras viajan, le cuenta la convulsa historia de uno de sus casos más complicados, el de Martín Urales de Úbeda (Luis Tosar). En una de las paradas el psiquiatra se olvida la libreta en el asiento y ella la recoge. A través de la libreta conoceremos otras historias de pacientes, y sabremos más de las historias de Helga y del psiquiatra.
Ventajas de viajar en tren es una auténtica tormenta de ideas, a cual mejor, presentadas de forma fantástica. La película contiene varias películas dentro de sí; una historia de tráfico de niños en el Kosovo azotado por la guerra; una historia de conspiraciones y control estatal a través del estudio de nuestra basura; un retrato de la progresiva deshumanización de una mujer atrapada en una relación tóxica y la historia de amor arruinada por el porno de un hombre que se ha pasado toda la vida en la cama aquejado por una enfermedad ósea cuando por fin puede caminar. El tono de la película es perfecto; desde el principio avisa al espectador que la verosimilitud está sobrevalorada. El psiquiatra advierte que la forma de ver el mundo de los esquizofrénicos puede variar; su realidad puede cambiar de un momento a otro y todas esas realidades suenan sinceras, aunque que se contradigan. Como una cebolla, una capa tras otra que encierran un centro donde no hay nada. Esta premisa permite crear frescos imaginativos, retratos distorsionados de nuestra sociedad que siempre encierran una pepita de verdad y que hablan de la identidad, de la pérdida de nuestra privacidad, de la corrupción del poder, del sexismo y de la posverdad. La crítica, velada por un humor tan negro como absurdo, tiene en su centro un nihilismo que parece afirmar que toda buena acción tiene su castigo. Lo acertado del guion, sumado a una fotografía de Javier Agirre que potencia lo extraño de la historia y unos actores en estado de gracia, hacen de Ventajas de viajar en tren una película espléndida. Me ha encantado, de momento es lo mejor que visto en esta edición del Festival, aunque por suerte aún quedan muchas otras películas que ver.
A continuación vuelvo a entrar al Auditori para ver Vivarium, de Lorcan Finnegan. La película arranca con una joven pareja, Tom (Jesse Eisenberg) y Gemma (Imogen Poots) que están buscando casa. Los ingresos de sus trabajos de profesora infantil y jardinero les ponen difícil encontrar algo. Por eso visitan una pequeña agencia inmobiliaria que venden casas de una nueva organización de los suburbios. Aunque la idea de vivir fuera de la ciudad no les atrae y el vendedor (Jonathan Aris) es ciertamente extraño, acceden a realizar una visita a una de las casas. Cuando llegan allí se encuentran un suburbio con interminables filas de casas idénticas una al lado de la otra. Visitan una de ellas, pero no les convence y además el vendedor se ha ido sin que se den cuenta. Pero cuando intentan irse no logran encontrar la salida de la urbanización, ni en coche ni a pie; están atrapados en una casa en un barrio en apariencia deshabitado. Al cabo de unas horas aparece misteriosamente una caja delante de la casa con víveres; al cabo de unos días la caja contiene un bebé.
Vivarium tiene una idea central que me parece muy interesante; bajo la evidente crítica al estilo de vida en los suburbios, bolsas de homogeneidad que acaban alienando a sus residentes y haciéndolos temerosos de cualquiera que no sea como ellos, hay una historia de ciencia-ficción inquietante. Los actores, en especial Imogen Poots, están fantásticos en sus roles, más teniendo en cuenta que tienen que aguantar todo el peso de la película. El diseño de producción, exagerando sólo lo justo el aspecto de los suburbios, es también muy bueno. El único problema que le encuentro es que la película no cuenta lo suficiente para un largometraje; a ratos se hace larga. Sería mucho mejor con veinte minutos menos, me dio la sensación de que era como un capítulo de Black Mirror excesivamente alargado. Con todo, es bastante interesante y está muy bien realizada.
Por la tarde vuelvo a un Auditori lleno hasta arriba para ver Little Monsters, una comedia australiana de zombies de Abe Forsythe. La película empieza con las discusiones interminables de Dave (Alexander England) con su novia que acaban desencadenando su ruptura. Entonces Dave se muda con su hermana mayor Tess (Kat Stewart) y su sobrino de cinco años Felix (Diesel La Torraca). Dave malvive tocando la guitarra, pero su sueño de triunfar con su grupo de metal hace tiempo que está enterrado. Sin mucho que hacer, un día acompaña a Felix a su guardería, donde conoce a la guapa señorita Caroline (Lupita Nyong’o). Eso hace que cuando sale la oportunidad de acompañar a la clase a una excursión Dave se ofrezca de inmediato. La excursión es a Pleasant Valley Farm, un lugar donde se pueden ver y tocar animales de granja con un campo de minigolf y donde actuará Teddy McGiggle (Josh Gad), una auténtica estrella del entretenimiento para niños. Pero Pleasant Valley Farm está justo al lado de una base militar donde ensayan con sustancias regenerativas. Un accidente hace que se escapen algunos sujetos de prueba, provocando que una columna de zombies acabe escapando de la base y amenace a los niños. Entonces Miss Caroline y Dave empezarán una odisea para salvarlos y, por si no fuera suficiente, que crean en todo momento que se trata de un juego.
Little Monsters es una comedia divertidísima; sus gags funcionan my bien y los actores bordan sus interpretaciones. Lupita Nyong’o impone una energía tremenda a la profesora decidida a cuidar a los niños y a proteger su inocencia; Alexander England da vida a un tipo inmaduro y gamberro que necesita crecer y romper su estancamiento vital. Pero el mejor personaje es el de Teddy McGiggle, un politoxicómano endiosado, convencido que su talento se malgasta en el entretenimiento infantil y obsesionado con acostarse con tantas madres como sea posible. McGiggle le da el contrapunto perfecto a Miss Caroline y es responsable de algunos de los mejores gags. La película usa los zombies casi como excusa, en el fondo no deja de ser una comedia romántica con muertos vivientes como detonante de la trama. Sea como sea, Little Monsters divierte, tiene la duración justa, el tono correcto y los actores ideales. Las risas están aseguradas.
A continuación vuelvo a entrar al Auditori para ver Guns Akimbo, de Jason Lei Howden. El protagonista de la película es Miles, interpretado por un Daniel Radcliffe que parece abonado a los papeles extremos. Miles es un informático que trabaja en una empresa de videojuegos para niños con un jefe abusador y que vive solo en su piso tras haber roto con su novia Nova (Natasha Liu Bordizzo). Miles es aficionado a trolear en las páginas web, aprovechando el anonimato y la impunidad, pero un día trolea en el foro de la web de Skizm, una web prohibida dedicada a retransmitir luchas a muerte entre rivales armados hasta los dientes celebradas en plena ciudad. Los combates son seguidos a través de drones y cámaras pirateadas. Tras insultar hasta quedarse a gusto e ignorar las advertencias de los administradores de la web, unos tipos liderados por el siniestro Riktor (Ned Dennehy) entran en su casa, lo secuestran y lo duermen. Por la mañana despierta en su piso con dos pistolas implantadas quirúrgicamente a sus dos manos y con la noticia que lo han elegido para participar en un combate de Skizm contra Nix (Samara Weaving). Nix es la actual estrella del show, ya ha eliminado de forma brutal a una gran cantidad de competidores, hasta el punto que la policía va tras ella. A partir de este punto Miles deberá luchar por su supervivencia, teniendo la dificultad añadida de que con las pistolas implantadas ni siquiera es capaz de ponerse los pantalones sin ayuda. Pero su torpeza, lo que se alarga su supervivencia contra todo pronóstico y sus peripecias enganchan al público, convirtiéndolo en una especie de celebridad instantánea.
Guns Akimbo es una película de acción cuya estética bebe directamente de los videojuegos. Su argumento es tenue, pero su ritmo narrativo es brutal, su reparto excelente y sus abundantes momentos cómicos son francamente divertidos. Estos tres últimos factores hacen que la película sea muy disfrutable. Daniel Radcliffe vuelve a demostrar su excelente vis cómica y que se le dan muy bien los papeles extraños; Samara Weaving (la protagonista de Ready or Not) vuelve a demostrar su energía y agresividad en un papel que recuerda un poco a Harley Quinn y Ned Dennehy borda el papel de malo medio loco. Las abundantes escenas de acción, que beben a medias de los shooters, con momentos de cámara casi subjetiva y a medias de las películas de John Wick, están bastante bien rodadas, aunque a mi me sobraron un poco los excesivos movimentos de cámara de algunos momentos. Me hizo gracia el retrato cruel pero acertado del público de un programa que termina con la muerte de personas; sus reacciones son exactamente las mismas que las tendría con cualquier reality. En conjunto Guns Akimbo me divirtió mucho, la encuentro muy recomendable para los fans del cine de acción.
(c) 2019 Jordi Flotats