A CIEGAS

Una curiosa mezcla de drama y terror con un trasfondo post-apocalíptico, dirigido por la directora danesa Susanne Bier. La película nos pinta un mundo donde la amenaza literalmente no puede ser contemplada; sólo el hecho de mirarla provoca unas inmediatas ansias suicidas. La protagonista, interpretada por Sandra Bullock, es una mujer embarazada cuya vida le ha llevado a cerrarse a los demás y temer la responsabilidad de su inminente maternidad.

Quizás por las incertidumbres y miedos que sufren las sociedades occidentales desde la gran crisis de 2008, en los últimos diez años ha habido una avalancha de películas post-apocalípticas. Plantear el fin del mundo puede ser una forma efectiva de criticar los males que aquejan a nuestra sociedad o de proponer nuevas soluciones. A veces simplemente puede ser un trasfondo para contar una historia. Este es el caso de A ciegas, el último trabajo de la directora danesa Susanne Bier. La película, una producción de Netflix que sólo ha pasado una semana por los cines estadounidenses antes de estrenarse en la plataforma televisiva, adapta una novela de Josh Malerman de 2014. La película, junto a Roma, de Alfonso Cuarón y La balada de Lester Scruggs de los hermanos Cohen, es una muestra de la fuerza con la que esta plataforma digital está entrando en el mundo del cine.

La película usa recursos del cine de terror para contar una historia bastante intimista sobre la conexión entre las personas, la maternidad y la educación que damos a nuestros hijos. Aunque parezca algo extraña, la mezcla logra funcionar durante la mayor parte del metraje, en buena parte gracias al excelente reparto encabezado por Sandra Bullock.

La película arranca con una mujer, Malorie (Sandra Bullock), dando instrucciones a un niño y una niña pequeños (Vivien Lyra Blair y Julian Edwards) para que puedan sobrevivir a un viaje; mientras están en el exterior deben tener siempre los ojos vendados pase lo que pase. Emprenderán una peligrosa travesía por un río para intentar llegar a un refugio. La película intercala esta línea temporal con flashbacks que explican cómo han llegado hasta allí. Malorie empieza la película embarazada, acompañada por su hermana Jessica (Sarah Paulson). Jessica parece ser su única conexión con el mundo; tampoco parece que la maternidad le haga mucha ilusión; no tiene pareja y vive sola. Tras salir del médico, el mundo parece haberse vuelto loco; la gente empieza a suicidarse; parece que las víctimas hayan visto algo tan terrible, tan insoportable, que sólo la muerte parece una solución posible.

Malorie se refugia en la casa de Greg (BD Wong) junto a otro puñado de supervivientes; Tom (Trevante Rhodes), un veterano de la guerra de Irak; Charlie (Lil Rel Howery), un empleado de un supermercado con aspiraciones de novelista; Doug (John Malkovich), el desconfiado pero lúcido vecino de Greg; Sheryl (Jacki Weaver) una mujer mayor; los jóvenes Lucy (Rosa Salazar) y Felix (Colson Baker aka Machine Gun Kelly) y la también embarazada Olympia (Danielle Macdonald). Pronto descubren que lo que sucede en su ciudad está pasando en todo el mundo; su supervivencia sólo depende de ellos mismos. La experiencia les enseñará que si miran al exterior sólo tienen pocos segundos antes de que las criaturas o entidades aparezcan y les hagan enloquecer hasta el suicidio. También descubren que unos pocos pueden mirar a las criaturas y sobrevivir, pero parecen obsesionados con con cazar a los supervivientes para forzarlos a mirar.

A pesar de las semejanzas aparentes con Un lugar tranquilo (John Krasinski), otra cinta de terror postapocalíptica estrenada este año con un fondo familiar y criaturas sólo insinuadas, A ciegas es una película muy distinta; al contrario que la otra, esta pone el acento en las historias personales de los personajes y deja más en segundo plano el terror. El terror siempre es insinuado; nunca se llegan a ver las criaturas que causan la locura de la gente, sólo vemos la reacción de los personajes ante ellas o oímos su presencia cuando acechan a alguien que lleva los ojos tapados. Esto en general suele ser un acierto; muchas veces es mejor dejar el monstruo a la imaginación del espectador. En este caso se lleva un poco demasiado al extremo; me ha parecido que el corazón de la directora no estaba muy puesto en la parte de terror de su película. Tiene algunas escenas muy tensas y bien rodadas, especialmente el primer viaje a ciegas que los personajes realizan fuera de la casa, pero el acento de la película no está en hacernos pasar miedo.

La fortaleza de la película reside en los personajes; están muy bien construidos y todos los actores bordan sus papeles. Sandra Bullock le da fuerza y credibilidad a una mujer dura cuya infancia se intuye complicada; le cuesta conectar con la gente y mostrar vulnerabilidad. Su maternidad la aterra; más aún cuando llega el fin del mundo. No sabe cómo deben criarse niños en un mundo moribundo; se niega incluso a ponerles nombre, los llama Chico y Chica durante toda la película. Tom, interpretado por un excelente Trevante Rhodes, representa casi su polo opuesto; no le cuesta conectar ni mostrar su vulnerabilidad. La química entre ambos actores es muy buena. También debo destacar el papel de John Malkovich, su mejor interpretación en años.

Aparte de lo acertado del reparto, la película cuenta con una buena dirección de Susanne Bier y buenos valores de producción. En conjunto es una buena película, pero no me acabó de parecer redonda del todo. La combinación de drama y terror se siente algo forzada a veces. Desde el primer momento cualquier aficionado al género intuye lo que va a suceder, pero el desarrollo pausado y la falta de escenas que sacudan al espectador estancan un poco la narración en algunos momentos. La parte de drama me gustó, los personajes funcionan y la película logró que me importaran. Por eso creo que gustará más a los aficionados al drama sin complejos que a los aficionados al terror puro y duro.

(c) 2018 Jordi Flotats