MANDY

Una ópera-rock alucinógena y violenta

MANDY Panos Cosmatos es un director canadiense que debutó con Beyond the Black Rainbow, una película visualmente impactante llena de imágenes alucinógenas que no tuvo éxito comercial pero que triunfó en el circuito de festivales y pasó a ser una película de culto para muchos. Cosmatos, cuyo padre era el también director de cine George Cosmatos, responsable de películas tan exitosas como Rambo II, Cobra o Tombstone, vuelve con otra película tan personal como su debut, Mandy, una historia psicotrópica de venganza visualmente impactante con un reparto encabezado por Nicholas Cage, cuyo desenfreno expresivo va como anillo al dedo a su personaje.

Cage interpreta a Red, un leñador que vive con su esposa Mandy (Andrea Riseborough) en una cabaña en medio del bosque en las Shadow Mountains. Mandy trabaja en la tienda del pueblecito cercano y se dedica a realizar ilustraciones que no desentonarían en la portada de un disco de heavy metal o de una novela de fantasía heroica. Su vida con Red es apacible, ambos disfrutan de la sintonía que da la cotidianidad compartida. Todo cambia cuando Mandy atrae la atención del líder de una pequeña pero peligrosa secta, Children of the New Dawn (Niños del Nuevo Amanecer), liderada por Jeremiah (Linus Roache). La secta secuestra a Mandy con la ayuda de unos moteros infernales vestidos con armaduras y se la lleva a su líder. Tras drogarla, Jeremiah intenta seducirla y atraerla a su culto (en una secuencia llena de un sentido del humor muy extraño), pero sin éxito. Entonces las cosas se tuercen para ella y para Red, que también recibe la ira de la secta. Pero aunque herido, sobrevive y decide vengarse de ellos a toda costa.

La película se divide en dos mitades claramente diferenciadas separadas por un interludio; en la primera parte se nos muestra la relación de amor armoniosa entre Mandy y Red. Red es un hombre rudo suavizado por el matrimonio, mientras que Mandy disfruta de la soledad del bosque para pintar y leer novelas de fantasía. También se nos muestra la dinámica destructiva de la secta, donde cada miembro tiene su propia relación enfermiza con el líder. Tras el interludio donde secuestran a Mandy, viene la segunda parte, la de la venganza. En ella la película, ya de por sí bastante surreal, da el giro definitivo a lo psicotrópico. Los diálogos se hacen aún más escasos y todos parecen sacados de la fantasía heroica. De hecho, desde el secuestro de Mandy la película puede leerse perfectamente como una película de fantasía heroica ambientada en la década de 1980. En ella, el guerrero decide emprender una cruzada de venganza contra el sacerdote malvado que ha atacado a su esposa, una personificación del bien, y contra los guerreros impíos que lo han ayudado (los moteros adictos al LSD). Primero forja su hacha, una encarnación física de su venganza. Luego busca la ayuda de un guerrero anciano (su vecino Caruthers -Bill Luke-), que lo arma con su ballesta y la del oráculo (un fabricante de LSD interpretado por Richard Brake), que a través de una conversación sin palabras lo guía hasta la guarida de la secta.

En esta segunda parte la violencia hace su aparición; manteniendo este aire de fantasía, los personajes sólo usan armas blancas y antiguas, a excepción de un épico combate de motosierras. Nicholas Cage se desata en una escena épica en la que da rienda a su dolor en el lavabo de su casa, gritando mientras bebe de una botella de vodka y se rocía el licor en las heridas. A partir de ahí alterna entre el hieratismo y los rostros desencajados a medida que va despachando a los villanos. Pero esta vez su histrionismo sirve a los propósitos de la película. Sin duda su presencia atraerá a público que probablemente no vería la película de otra manera. Lo que no tengo tan claro es cómo reaccionarán al verla. Andrea Riseborough tira de su innegable carisma para dar vida a un personaje bastante plano, al que se le intuye una vida interior pero no se llega a desarrollar. Los demás actores también están muy bien en sus roles, especialmente Linus Roache como líder de la secta y Richard Brake, que tiene un papel muy pequeño pero que aprovecha muy bien para destacar.

En mi opinión Mandy es, por encima de todo, un especie de ópera-rock alucinógena. Panos Cosmatos impone su estilo visual con unas imágenes poderosas, una fotografía con una textura granulosa y filtros de color que potencian el tono de lo que quiere mostrar sin buscar ningún tipo de realismo. Las imágenes van perfectamente acompañadas en todo momento por la música del recientemente fallecido músico islandés Jóhann Jóhannsson. La excelente banda sonora, protagonista, omnipresente, está basada en sintetizadores con algunos momentos álgidos con guitarras distorsionadas. Todo esto hace de Mandy una obra personalísima, pero también difícil. Si se entra en la propuesta puede llegar a fascinarte, si no se entra es fácil que resulte muy irritante. Por este motivo estoy bastante seguro que se convertirá en película de culto para muchos, pero no provocará colas en los multicines. A mi personalmente me costó un poco conectar con ella, pero a partir de un cierto momento me enganchó y me fascinó.

(c) 2018 Jordi Flotats

Ficha Técnica:
- Título original: Mandy.
- Año: 2018.
- Duración: 121 min.
- País: Estados Unidos, Bélgica.
- Director: Panos Cosmatos.
- Guion: Panos Cosmatos, Aaron Stewart-Ahn.
- Productor: Brett W. Bachman, Peter Bevan, Nate Bolotin, Maxime Cottray, Christopher Figg, Nadia Khamlichi, Stéphane Lhoest, Martin Metz, Daniel Noah, Adrian Politowski, Beata Saboova, Josh C. Waller, Lisa Whalen, Robert Whitehouse, Elijah Wood.
- Música original: Jóhann Jóhannsson.
- Fotografía: Benjamin Loeb.
- Montaje: Brett W. Bachman.
- Reparto: Nicolas Cage, Andrea Riseborough, Linus Roache, Ned Dennehy, Olwen Fouéré, Richard Brake, Bill Duke, Line Pillet, Clément Baronnet, Alexis Julemont, Stephan Fraser, Ivailo Dimitrov, Hayley Saywell, Kalin Kerin, Tamás Hagyuó, Madd'yz Dog Lollyta, Corfu, Paul Painter.
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Subido por Jordi Flotats con fecha 15/10/2018 04:39:51