Crónica del Miércoles 12/10/2016

Crónica del 6º día del Festival. Películas vistas: The Handmaiden y Midnight Special





Hoy ha llegado a Sitges Bruce Campbell, unos de los invitados más esperados de este año, el protagonista de las míticas Posesión Infernal. El actor ha comentado que a pesar de haber realizado todo tipo de papeles en el cine, los espectadores siempre le recordarán por su personaje en esas películas. Quizá por eso su último trabajo es una serie donde vuelve a interpretarlo: Ash vs Evil Dead. Campbell va a estar muy ocupado estos días: mañana recibirá el premio Màquina del Temps y pasado firmará autógrafos a las 18:00 y presentará en el Brigadoon My name is Bruce y Posesión Infernal.

Hoy se ha presentado 31, el último trabajo del director y músico Rob Zombie. Zombie ha visitado Sitges junto a Sheri Moon, su la actriz protagonista de la película y también su esposa. El director ha manifestado que detrás de su película hay una idea muy simple: humanos cazando humanos, así como su amor por el cine de terror.

Hoy se ha realizado la Blood Red Carpet, la plataforma que el Festival ofrece a los actores jóvenes que están empezando a pisar fuerte en la industria. En esta edición han participado los actores y actrices Jorge Suquet, Miki Esparbé, Àlex Maruny, Melina Matthews, Olivia Delcán y Miranda Gas y los directores Emiliano Rocha, Víctor Dryere y Raúl Cerezo.

Hoy ha sido el día más dedicado a los trekkies, algo deslucido por la lluvia que ha castigado todo el día. Por la mañana, el actor Walter Koening, que interpretó al personaje de Chejov en la serie original y las películas de la primera generación ha recogido el premio Màquina del Temps, tras lo cual se ha proyectado Star Trek: The Motion Picture – The Director’s Edition, de 1979, dirigida por Robert Wise. Tras la proyección, los miembros del club Star Trek, vestidos de gala, han desfilado por las calles de Sitges y visitado las exposiciones conmemorativas del Palau Maricel y el edificio Miramar. Por la tarde, Koening ha realizado una masterclass junto a David Fein, el productor del montaje del director de Star Trek: The Motion Picture.

Empiezo un día tranquilo yendo al Auditorio a ver una de las películas que más esperaba de esta edición: The Handmaiden, el último trabajo del surcoreano Park Chan-wook. Poseedor de una filmografía sólida, el director ha desarrollado un estilo de rodar tan personal como perfeccionista, unido a una estética brillante y un gusto por las historias extremas, morbosas y a veces muy violentas. Como Kim Jee-woon y Bong Joon Ho, otros dos grandes directores surcoreanos, fue atraído por la industria de Hollywood. Allí produjo Stocker (2013), una historia no demasiado interesante elevada por una dirección y fotografía virtuosas que le añaden grandes dosis de morbosidad y tensión. Ahora ha regresado a su país para dirigir una película donde retoma, a un nivel superior, algunas de las inquietudes de sus personajes femeninos de su anterior trabajo. La película adapta libremente la novela de Sara Waters Fingersmith, publicada en 2002, trasladando la ambientación de la Inglaterra victoriana a la Corea ocupada por los japoneses en 1930- Allí, un estafador coreano (interpretado por Jung-woo Ha) que se hace pasar por el conde japonés Fujiwara planea una estafa que lo haga rico. Quiere casarse con Lady Hideko (Min-hee Kim), una riquísima heredera japonesa que vive aislada bajo la tutela de su excéntrico y disoluto tío Kouzuki (Jin-woong Jo), un surocoreano que pertenece a la élite dirigente, y una vez esté en control de su fortuna su intención es lograr encerrarla en un psiquiátrico. Kouzuki vive en una gran casa con diversas alas, algunas de estilo japonés y otras de estilo occidental. Allí mantiene reclusa a su sobrina y la suele obligar a realizar lecturas ante sus invitados de fragmentos de libros de su amplísima colección de literatura pornográfica, por la que sufre una auténtica obsesión. Para facilitar sus planes, Fujiwara recluta a la joven ladronzuela Sook-hee (Tae-ri Kim) y la infiltra en la casa como doncella de Lady Hideko. El papel de Sook-hee es el de facilitar que su ama se enamore del conde cuando éste realice una visita a la casa y así lograr que consienta en huir con él a Japón para casarse. Sook-hee accede a realizar su papel, pero poco a poco va creciendo su atracción por Lady Hideko, lo que dificulta cada vez más que la engañe.

La película está dividida en tres partes completamente diferenciadas, en las que se cuenta la historia desde el punto de vista de cada uno de los tres protagonistas, de forma que el espectador se va formando una idea cada vez más completa de lo que realmente está sucediendo. En la primera, vemos el punto de vista de Sook-hee, una joven acostumbrada a una vida dura en la calle, de la que quiere salir a toda costa, pero que en el fondo es aún un poco inocente en algunos aspectos. Poco a poco acaba enamorándose de su ama y siendo una cómplice cada vez más reluctante a los planes del falso conde. Tras un tercio de película, los hechos se recuentan y amplian desde el punto de vista de Hideko, viéndose que no es tan inocente e indefensa como parece en la primera parte. Reclusa y víctima de su tío, su principal ansia es escapar de su control. En la última parte las piezas encajan del todo cuando vemos la parte del estafador y la conclusión de la historia.

Formalmente la película me ha parecido soberbia. Park Chan-wook, apoyado en la fotografía de Chung Chung-hoon, ha rodado con su preciosismo habitual una cinta que es un regalo para los ojos. La cámara retrata con maestría la mansión, medio japonesa, medio occidental, donde sucede la mayor parte de la trama, mostrando los contrastes de iluminación y decoración entre las diversas zonas. El ritmo de la narración es pausado pero nunca llega a detenerse, y como en casi todo el cine de Park Chan-wook, la música va justo al ritmo de la imagen. La interpretación de las dos actrices también es fantástica. Como película es quizá la más completa que ha dirigido hasta la fecha; tiene elementos de thriller, de historia de amor, de terror psicológico e incluso una reflexión sobre la ocupación japonesa de su país. Una maravilla.

Acabo el día en sesión golfa en el Auditori para ver Midnight Special, una película norteamericana de Jeff Nichols. El director de momento tiene una trayectoria muy interesante con películas como Take Shelter un fabuloso drama con aires apocalípticos o Mud, una especie de Huckleberry Finn ambientado en la actualidad. Midnight Special es una cinta un poco marciana, una mezcla de thriller y road movie que poco a poco va tomando elementos de la ciencia-ficción hasta un final epatante. La película arranca con dos personajes, Roy (Michael Shannon) y Lucas (Joel Edgerton), refugiados en un motel con Alton (Jaeden Lieberher), un niño de ocho años al que parecen haber secuestrado. Aunque el niño es hijo de Roy, al parecer estaba semiprisionero de una secta encabezada por Calvin Meyer (Sam Shepard), que cree que el niño tiene poderes y es capaz de comunicar revelaciones divinas. Y aunque parezca raro, sí que parece tener algún tipo de poder. Ray y Lucas le hacen llevar gafas oscuras de piscina porque la intensidad de su mirada puede resultar peligrosa para el que la mire. Los hombres huyen con el niño, perseguidos por la secta y también por el gobierno, que acaba interesándose en sus poderes.

Take Shelter es una película muy poco convencional, algo arriesgada en su planteamiento, rodada con un clasicismo que acerca al espectador a unos personajes retratados como gente normal que están sumergidos en lo extraño. Es precisamente la cotidianidad de los personajes y los soberbios actores que los interpretan lo que me acercó a la narración. No hay casi ningún papel, por pequeño que sea, que no tenga a un gran actor interpretándolo: Michael Shannon, Joel Edgerton, Sam Shepard, Kirsten Dunst, Adam Driver, Bill Camp y el joven Jaeden Lieberher. La solidez de los diálogos y las situaciones refuerzan la parte de ciencia-ficción de la película, un poco en la línea de otras cintas como Starman o Encuentros en la tercera fase. Y sin duda el final no dejará indiferente a nadie, para bien o para mal. En mi caso fue para bien; Midnight Special me pareció una muy buena película. Lástima que su tardía hora de proyección la haya alejado de mucho público potencial.

(c) 2016 Jordi Flotats

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Subido por Jordi Flotats con fecha 15/04/2017 04:28:12