THESE FINAL HOURS

¿Qué harías si llegara el fin del mundo?

El cine apocalíptico, que presenta escenarios en que el hombre se acaba extinguiendo de la Tierra, tuvo su primer gran auge en las décadas de 1950 y 1960, auspiciado por la Guerra Fría y los temores que provocaba la amenaza de un conflicto nuclear que pudiera exterminar a la raza humana. Ese temor colectivo cristalizó en obras como Ultimatum a la Tierra (1951), La guerra de los mundos (1953) o la magistral Teléfono rojo, volamos hacia Moscú (1964). El cine más palomitero ha ido revisitando estos horribles escenarios a lo largo de los años (Mad max, Deep impact, Armaggedon,...). Pero desde la crisis económica de 2008 que parece no tener fin, el número de títulos se ha vuelto a multiplicar. Los nuevos problemas económicos y sociales de las sociedades del primer mundo junto con la crisis ecológica que parece que empezamos a afontar, han generado nuevos miedos colectivos que como siempre han acabado permeando en el cine. Aunque son frecuentes las películas que tratan del fin del mundo, ha habido un gran auge del cine post-apocalíptico, en especial del cine de zombies, escenarios en que el orden social y económico ha caído y los supervivientes tienen que luchar para seguir vivos. Pero también tienen la ocasión de crear una nueva sociedad, con nuevas normas; un anhelo latente en muchos, clave para el éxito de este tipo de títulos. These final hours, una película australiana de Zak Hilditch presenta un apocalipsis sin esperanzas, del mismo modo que lo hizo Lars Von Trier en la notable Melancolía, aunque la película de Hilditch tiene la intención de mostrar cómo reaccionaría la gente a través de la historia que vive su protagonista.

En These final hours un meteorito ha impactado en la Tierra y la onda expansiva de la deflagración está arransando todo el planeta. A la zona de Perth, en Australia, le quedan doce horas antes de quedar sepultada bajo el fuego. El protagonista de la película es James (Nathan Phillips), un hombre que está empezando una relación seria con Zoe (Jessica De Gouw), que ese mismo día le dice que está embarazada mientras aún sale con la alocada Vicky (Kathryn Beck). Agobiado y asustado, James huye del lado de Zoe para ir a una megafiesta que organiza el hermano de Vicky para recibir el fin del mundo lo más drogado y aturdido posible. Pero circular por algunas calles no resulta sencillo, alguna gente ha reaccionado con violencia al anuncio y su comportamiento está fuera de control. Sin comerlo ni beberlo, acaba salvando a Rose (Angourie Rice), una niña preadolescente de unos individuos que la tenían prisionera. Rose iba con su padre a casa de unos parientes cuando se separaron y ahora está sola. James accede a que vaya con él, pero no la lleva a casa de los parientes, está demasiado lejos de la fiesta. Tras intentar colocarla a su hermana, la acaba trayendo a la fiesta. Su compañía hará que James se plantee qué es lo que realmente le importa y cómo quiere pasar sus últimas horas de vida.

These final hours no es Armaggedon, no hay ningún Bruce Willis con un gran taladro para salvar el día al planeta; ni tampoco Deep Impact, con cupos de población que puede refugiarse y salvarse. La película empieza con un mundo que ya está condenado. Zak Hilditch se plantea cómo reaccionaría la gente si se tuviera que enfrentar, no sólo a su propia muerte inminente, sino a la de todo el mundo. Un escenario en que ninguna acción tendría consecuencias a largo plazo, tampoco ni castigo ni recompensa. La película muestra una sociedad que ha caído en la anarquía; nadie está al cargo y mucha gente se ha abandonado a los más bajos instintos. A través del viaje del protagonista se muestran diferentes reacciones; unos se reúnen con sus seres queridos y esperan el fin; otros hacen lo mismo y se suicidan en grupo, para al menos controlar el momento y modo en el que mueren; otros se aturden para no tener que afrontar el final; otros, los peores, hacen aquello que en el fondo siempre habían querido hacer y el miedo a las consecuencias se lo había impedido. La visión de Hilditch es un poco misántropa, pero yo creo que acierta bastante. La película no es completamente negra; la propia evolución del protagonista y algún otro personaje también muestran gente que hace cosas por los demás de forma desinteresada. Uno de los grandes aciertos del film es la inclusión de un programa de radio, que sólo podemos oir cuando el protagonista va en coche, donde un locutor (al que pone voz de forma espléndida David Field) se ha quedado transmitiendo hasta el final. El programa sirve como hilo conductor y como contrapunto en los momentos más violentos del film.

La fotografía de Bonnie Elliot, algo quemada, junto con el sol inclemente y el calor que bañan toda la narración, la dirección y el montaje dan a la película un aire de agobio, de fatalidad y de inmediatez perfectas para la historia. Una historia narrada en muchos momentos con el lenguaje del cine de terror, con secuencias muy violentas y personajes de reacciones extremas. Pero también con secuencias de gran belleza. Me encantó la escena en la que una niña se despide, alegre, corriendo detrás del coche del protagonista. Los actores están estupendos en sus roles; Nathan Phillips aprovecha muy bien la oportunidad que le brinda la película de interpretar a un personaje de carne y huesos, con sus debilidades. Phillips interpreta muy bien la lucha interna su personaje entre las ganas de olvidar sus problemas y el fin inminente y la necesidad de aclarar sus sentimientos y sus prioridades. Aunque no le sirva para nada, aunque le queden sólo unas horas de vida, su personaje cambia, madura. Angourie Rice sabe dar a su personaje la inocencia y la bondad que le requiere el guion.

These final hours ma ha parecido una película notable; sencilla, pequeña, de presupuesto muy ajustado pero muy bien realizada e interpretada. Su historia y la manera en que está narrada me han gustado mucho; la visión de la humanidad que nos muestra es dura, quizá desgraciadamente realista, pero no desprovista de compasión.

(c) 2014 Jordi Flotats