Crónica del octavo día del Festival. Películas vistas: The Dirties y New World
Hoy Takashi Miike, uno de los invitados estelares de esta edición, ha dado una masterclass. Miike, que recibirá mañana el Gran Premio Honorífico del Festival durante la gala de clausura, ha declarado sentirse emocionado por el trato que ha recibido en Sitges. En el acto se ha presentado el libro Takashi Miike. La perversión que llegó de Oriente, coordinado por Àngel Sala y Desirée de Fez, que ofrece una retrospectiva sobre su obra. El Festival además proyectará dos de sus últimos trabajos: Shield of Straw y Lesson of the evil, además de una selección de su obra.
Hoy el director Manuel Carballo, un habitual del Festival, ha presentado The Returned (Retornados), una cinta que ofrece una vuelta de tuerca al género zombie. En Retornados los zombies están controlados; existe una droga que mantiene su infección a raya, permitiendo que vivan vidas normales. Pero su suministro parece estar agotándose por motivos desconocidos. La película ha sido producida por Filmax y tendrá una amplia distribución internacional.
Por mi parte empiezo viendo The Dirties, de Matthew Johnson (sección Noves Visions - Ficció) en el Casino Prado. El director, coguionista, actor y montador de la película estuvo en la sala para presentarla. Comentó que la habían realizado como proyecto en la escuela de cine, con un presupuesto de 10.000 dólares y la participación de sólo cinco personas. Su referente había sido la masacre de Columbine, pero antes de su presentación en festivales se produjeron nuevos tiroteos en otros institutos, poniendo el tema de la película de total actualidad. Quizá en parte por esto, la cinta está teniendo mucho más recurrido y repercusión de lo que sus autores esperaban.
Dos amigos inseparables, Matt (el director Matthew Johnson) y Owen (Owen Williams), sufren abusos regulares en el instituto. Por eso no es extraño que como proyecto de la clase de cine den salida a sus frustraciones con una ultra-violenta y tarantinesca película sobre dos chavales que deciden vengarse de la banda de abusones de su instituto (The Dirties) acechándolos y matándolos. Una vez hecha y presentada, Matt, el más aislado de los dos, decide continuar con el proyecto, realizar una segunda versión de la película; como un juego, empieza a pensar en conseguir armas reales, los planos del instituto, qué ropa vestirán, donde estarán sus torturadores a la hora que entren o qué le dirán a la gente cuando les vean. Owen por su parte se empieza a integrar más en la vida del centro y a hartarse de la película, lo que provoca un alejamiento entre ambos y un aislamiento mayor aún de Matt.
La película muestra el material ya editado que un tercer amigo de Matt y Owen, anónimo toda la película, va grabando, tanto mientras ruedan la película como en sus vidas reales. El tercer amigo parece haberse eliminado a sí mismo del montaje final, por lo que no sabemos nada de él.
The Dirties es una película imaginativa, inteligente en su ejecución y con un aspecto muy realista. Trata temas tan serios como el abuso en las escuelas y la violencia que pueden llegar a generar en consecuencia desde el punto de vista de los que la sufren sin caer en estereotipos. Matt y Owen, especialmente el primero, son chicos imaginativos, inteligentes y bastante sociables. Su ostracismo parece provenir precisamente de esto, de ser demasiado poco convencionales. En este sentido, la película parece estar de acuerdo con la visión del instituto americano como la tumba de la creatividad y el infierno de los iconoclastas tan repetida en el cine y la literatura. Esta construcción de personajes, su forma de rodaje de película-dentro-de-la-película y la multitud de referencias cinematográficas que contiene hacen que su visionado sea muy divertido.
The Dirties me ha gustado mucho, es una buena película, bien planteada, bien escrita y bien interpretada. Si bien es cierto que no ofrece grandes respuestas al problema de la violencia en los institutos, la verdad es que no parece que nadie las tenga.
Termino mi día de cine en el Retiro viendo New World, de Park Hoon-jung (sección Focus Asia). El director, guionista de las magníficas The Unjust y I saw the devil, estaba en la sala para presentar su trabajo, una película de mafiosos magníficamente producida e interpretada con un enfoque muy surcoreano y obvias influencias de producciones como Infernal Affairs o incluso El Padrino (el gran referente de las películas con mafiosos). Park Hoon-jung manifestó estar encantado de visitar Sitges por primera vez.
La película empieza con la muerte del líder de Goldmoon, la mayor organización criminal de Corea del Sur en un sospechoso accidente de coche tras haber salido de prisión por mandato judicial. Goldmoon es un conglomerado de diversas acciones y bandas criminales con un trasfondo legal. Su estructura es empresarial, con un presidente, vicepresidentes y un consejo de administración. Tras la muerte del presidente, uno nuevo debe ser elegido por el consejo. Los dos candidatos mejor situados son Jung (Hwang Jung-min), que dirige las operaciones financieras de lavado de dinero y Lee (Park Sung-woong), que se ocupa de mantener el orden (de forma brutal) entre las diferentes facciones del grupo y de sus intereses en China. El primero es sofisticado, engreído y de maneras suaves, el reverso de Lee, campechano, bromista y sencillo. El número 2 de Jung, Ja-sung (Lee Jung-jae) sigue con mucha atención la rivalidad, porque es un policía encubierto y su jefe Kang (Choi Min-sik) quiere manipular la elección.
New World es una película que hace más hincapié en las intrigas y en los personajes que en la acción, a pesar de tener un par de escenas de lucha espectaculares. Los personajes están bien construidos y son muy interesantes; en esta película no hay buenos, sólo malos en diferentes grados. Choi Min-sik da vida con su carisma habitual pero sin buena parte de su aura de agresividad a un policía manipulador, que mueve desapasionadamente a sus infiltrados como fichas en un juego en el que su único objetivo es perjudicar a la organización mafiosa, sin importar cuántas muertes se provoquen para conseguirlo. Lee Jung-jae hace un buen trabajo interpretando a un policía que lleva demasiados años infiltrado en la banda. Tras mucho tiempo con Jung, ha acabado trabando amistad con él, por lo que le duele tener que traicionarlo, y a la vez tiene un miedo terrible (muy justificado) a que le descubran. Park Sung-woong hace un gran trabajo dando vida a un tipo simpático, sencillo y poco pretencioso que puede convertirse en una fiera en un pestañeo.
Formalmente la película es fantástica, con una gran fotografía firmada por Chung Chung-hoon, colaborador habitual de Park Chan-wook. La dirección de Park Hoon-jung también está a un gran nivel, dosificando muy bien la acción, y dando a la película un ritmo pausado que encaja perfectamente con la historia que quiere contar. El final de la cinta me pareció magníficamente realizado, muy influenciado por películas como El Padrino II o Uno de los nuestros, pero pertinente e inspirado de todas formas. El guión también es muy bueno, con una historia compleja, interesante, muy bien contada y unos personajes bien trazados.
Los fans del cine de mafiosos no deberían perderse New World. Aunque no aporte nada fundamentalmente nuevo al género, su gran calidad e interés hacen su visionado interesantísimo. Me lo pasé en grande.
(c) 2013 Jordi Flotats