PROMETHEUS

Tan bien realizada como vacía precuela de Alien

En 1979 Ridley Scott, por entonces un joven director con una interesante película (Los duelistas) en su haber, revolucionó los géneros de terror y de ciencia-ficción con Alien: el octavo pasajero. A partir de Alien los monstruos en el cine pasaron a parecerse en mayor o menor medida a esos alienígenas diseñados por H.R. Giger, depredadores de aspecto elegante, pesadillesco, muy difíciles de eludir y casi indestructibles. Personalmente la encuentro una película magistral en todos sus apartados. En lo visual, aparte del maravilloso alien, la cinta propone un escenario de ciencia-ficción en el que la humanidad viaja entre las estrellas en largos viajes en los que la tripulación pasa hibernando la mayor parte del tiempo vigilada por robots biológicos. Casi toda la cinta transcurre en el interior de una vieja nave de carga, tripulada por una colección de variopintos personajes, empleados de segunda fila de una gran corporación que se ven mezclados en un asunto que les va muy grande, entre los que destaca la corajuda teniente Ripley, interpretada por una Sigourney Weaver que parece haber nacido para el papel. Ridley Scott usa el lenguaje del cine de terror de forma magistral, evitando casi siempre mostrar de forma explícita la amenaza, dejando trabajar la imaginación del espectador para que piense lo peor en cada caso y aprovechando bien al gran casting de actores de la película para que transmitan el espanto de las situaciones.

El éxito de Alien trajo las inevitables secuelas, empezando por la más que digna Aliens: el retorno, dirigida por un James Cameron en plena forma que convirtió el terror en acción, consiguiendo una película trepidante y espectacular. Las siguientes Alien 3 (1992), de David Fincher y Alien: Resurrection (1997), de Jean-Pierre Jeunet, son películas mucho más flojas (especialmente la primera), muestras del agotamiento de la fórmula.

Ahora, más de veinte años después, Ridley Scott vuelve al universo de Alien con Prometheus, una cinta ambientada años antes de lo que se narra en la primera película. Suena a precuela, pero la promoción de la película insistió mucho en el carácter propio e individual de esta película. Una vez vista debo decir que sí me pareció una precuela, aunque eso no sea necesariamente malo. Por desgracia sí que me parecieron malos (y mucho) el guion y el montaje; lo bastante para que no compesasen una puesta en escena virtuosa.

Elizabeth Shaw (Noomi Rapace) y Charlie Holloway (Logan Marshall-Green) son una pareja de arqueólogos que durante años han perseguido evidencias arqueológicas que apuntan a que la humanidad había entrado en contacto con una especie alienígena en su pasado remoto. A través de esa evidencia han podido finalmente aventurar la localización de un planeta que esos visitantes habrían confiado a nuestros ancestros. Peter Weyland (Guy Pearce), el ancianísimo presidente de la gran corporación Weyland, muy interesado en esos hallazgos ha decidido fundar una expedición al planeta y prestar una de sus naves de exploración para ello. La nave tiene una tripulación reducida pero muy pintoresca, con David (Michael Fassbender) un androide de apariencia humana encargado del mantenimiento; el estoico capitán Janek (Idris Elba); Fifield (Sean Harris) un geólogo mentalmente poco estable; Millburn (Rafe Spall), un biólogo; una doctora, dos pilotos y un par de ingenieros. Al cargo de todo está la fría ejecutiva Meredith Vickers (Charlize Theron), que parece tener sus propios planes. La expedición empieza bien: en el planeta hay una gran estructura artificial, en apariencia deshabitada, con unas misteriosas ruinas. Pero pronto sus misterios irán aflorando y la situación se complicará mucho.

Salí de ver Prometheus con emociones encontradas; por un lado me maravilló su factura técnica y artística, por otro abominé su guion y su montaje, con lo que el regusto final fue amargo. Visualmente Prometheus es un regalo para la mirada, la fotografía de Dariusz Wolski es fantástica, tanto en los grandes espacios abiertos como en el confinamiento de la nave o los túneles, con una iluminación fantástica y un color frío y desasosegante. También me gustó la ambientación, que opta por una estética más moderna y limpia que la de Alien, con un cuidado diseño de la nave de exploración. El uso que se realiza de la tecnología 3D es muy inteligente y nada efectista, realzando la imagen y sin desagradables momentos de mareo o movimientos borrosos.

El trabajo de dirección de Ridley Scott también es irreprochable, no hay duda que es capaz de encontrar siempre el plano correcto, de crear tensión e imágenes muy poderosas y en Prometheus lo demuestra: su arranque es fantástico, gran combinación de música y fotografía de unos parajes increibles; los fragmentos de viaje espacial y la primera exploración de la estructura alienígena también parecieron técnica y visualmente soberbios.

El guion de la película en cambio me gustó muy poco por su exceso de ambición y su falta general de inspiración. Prometheus es una cinta de ciencia-ficción, con especulaciones sobre el origen del hombre y la vida en la Tierra que, ni tienen nada de original ni me parecieron muy bien tratadas; también es una película de terror, con monstruos, villanos y sustos. Y en mi opinión el problema es que no acaba de decidirse cuál de estos temas y géneros es el que define a la película, provocando que ninguno de ellos se trate particularmente bien. También me dio la sensación que precisamente por eso mucho material se quedó en la sala de montaje y que pronto veremos un "director's cut". Por si fuera poco los personajes me parecieron acartonados, absurdos y sin sustancia; un capitán bastante pasota sometido a la malvada ejecutiva que quiere controlarlo todo; un anciano megalómano que quiere ser inmortal; un biólogo y un geólogo que pretenden ser el contrapunto humorístico pero que simplemente se quedan en estúpidos; un arqueólogo al que encontrar restos de una civilización alienígena le sabe a poco y su esposa, obsesionada por encontrar el origen del hombre. Y es una lástima, porque el casting de la película está lleno de excelentes actores, algunos de ellos relegados a roles anecdóticos, como Idris Elba, Charlize Theron o Guy Pierce, al que el montaje sólo le ha permitido aparecer cuando sale con un horripilante maquillaje. Destaca Michael Fassbender interpretando con su maestría y versatilidad habitual a un turbio androide, el mejor personaje de la cinta. No me gustó particulamente Noomi Rapace, la protagonista, con un personaje poco consistente, a la que se exige lo mismo que a Sigourney Weaver tiempo atrás y que demuestra que las actrices como Weaver no crecen en los árboles.

Es una lástima que una realización tan soberbia no haya ido acompañada de una historia mejor, o al menos de un guion más hábil y menos pretencioso. Todo eso lastra a la película, convirtiéndola en un producto vulgar, de visionado aburrido y olvidable. También me molestó que tras tantas explicaciones y siendo tan a las claras una precuela, ni siquiera explique los hechos que suceden en Alien y encima su final insinúe más continuaciones. Que no cuenten conmigo para verlas.

(c) 2011 Jordi Flotats