Crónica del Sábado 15/10/2011

Décimo día del Festival. Mis películas: Drive, Killer Joe y The Artist





Empiezo el último día del Festival a las 11:15 en el Auditori viendo Drive, de Nicolas Winding Refn, una de las películas que me creó más expectación a priori de este año. El protagonista de Drive es un hombre silencioso que se dedica a conducir; reparte su tiempo entre trabajar como especialista en películas, trabajar en el taller mecánico de Shannon (Bryan Cranston) y alquilarse como conductor a delincuentes. En esta última faceta sólo promete conducir, no se implica para nada en lo que estén haciendo; sólo ofrece una ventana de tiempo de cinco minutos en los que se compromente a esperar pase lo que pase, pasado ese tiempo se sentirá libre de irse. Su vida se complica cuando se enamora de su vecina, cuyo marido está a punto de salir de la cárcel, se ve envuelto en sus problemas y no se siente capaz de mantenerse al margen.

Drive es la primera película que el director danés Nicolas Winding Refn realiza en Estados Unidos. En la edición de 2009 del Festival Sitges, ya presentó dos de sus trabajos anteriores, Bronson y Valhalla Rising, muy distintos entre sí pero ambos con las señales de identidad de su director: un trabajo de fotografía excelente y adaptado perfectamente a la narración, un trabajo de cámara impactante y una predilección por la narración visual, ahorrando diálogos innecesarios. En Drive, estas características se combinan con un guion milimétrico, un gran casting encabezado por un espléndido Ryan Gosling y una ambientación atemporal (en muchos aspectos, la película podría suceder entre los años 80 y la actualidad) para formar un maravilloso film noir. Sin duda una de las películas de 2011 y un futuro film de culto.

A continuación vuelvo a entrar al Auditori para ver Killer Joe, de William Friedkin, la película sorpresa de esta edición del Festival. Los protagonistas de Killer Joe son una familia de "white trash" (estadounidenses blancos pobres) que vive en Texas. Ansel Smith (Thomas Haden Church), el padre, vive en una caravana con su segunda esposa, Sharla (Gina Gershon) y su hija adolescente de su primer matrimonio Dottie (Juno Temple). Su hijo mayor, Chris (Emile Hirsch), vive con su madre. Chris está ahogado en deudas, por eso cuando se entera que su madre tiene un seguro de vida, conspira con su padre para matarla y repartirse el dinero. Pero no confían en ellos mismos para el trabajo, así que contactan con un asesino profesional que además es policía, Killer Joe (Matthew McConaughey). Joe les exige por adelantado una parte de su paga, pero como no tienen el dinero, acceden a pagarle en especias.

Killer Joe mezcla sin ningún tapujo el thriller con la comedia negra, mostrando a unos personajes ruines, estúpidos y codiciosos, mezclados en una historia tan turbia como sus propias personalidades, contada sin piedad alguna. El veterano director William Friedkin demuestra no tener miedo de incomodar, sembrando ya la de por si dura historia con detalles y escenas tan escabrosas como hilarantes y marcianas. Y la película funciona, divierte, horroriza y no hace concesiones; la dirección de Friedkin es viva, con ágiles movimientos de cámara mezclados con planos fijos; los actores resultan muy naturales, incluido Matthew McConaughey, muy lejos de sus registros habituales; y la historia avanza con fluidez hasta su inevitable conclusión. Una sorpresa muy agradable.

Después de Killer Joe asisto a la rueda de prensa donde el director del Festival, Ángel Sala, junto con el jurado de la Sección Oficial a Competición, ha realizado la lectura del palmarés de este año, cuyo reparto de premios básicamente ha sido recibida con aplausos (con algún silbido ocasional). Tras anunciar el premio final y comentar la "resurrección" de Kevin Smith, cuya Red State se ha llevado el máximo galardón, Sala ha abierto un turno de preguntas. Cuando se ha preguntado al jurado el por qué de los premios a las películas premiadas, Juan Antonio Bayona ha contestado con ironía "porque no han gustado". Sobre Red State, Quim Casas ha comentadp que les ha gustado por ser una película valiente que critica ciertos extremismos presentes en la sociedad estadounidense, con dos partes, una más dura al principio y otra más "Kevin Smith" al final (opinión que no comparto); Bayona ha recalcado que la película ha tenido una distribución difícil en Estados Unidos, hasta el punto que Kevin Smith la ha tenido que distribuir él mismo; en España aún no la tiene y este premio quizá le ayude a conseguirla. Bayona también ha señalado que la película ha sido, en opinión del jurado, tratada muy injustamente en su país por ser una cinta muy incómoda, que lleva al espectador a donde no espera.

Cuando se les ha preguntado por la ausencia en el palmarés de películas españolas, Juan Antonio Bayona ha contestado que las habían tenido en cuenta, destacando el premio a los efectos especiales de Eva, una vertiente habitualmente poco premiada en el cine patrio; también ha destacado que Mientras duermes, de Jaume Balagueró, que acudía fuera de competición, les ha gustado mucho. Ángel Sala ha comentado que tanto el cine español como el catalán han salido reforzados de esta edición, destacando que la película que más entradas ha vendido ha sido precisamente Mientras duermes, así como el éxito de Extraterrestre. Ya metido en el tema cifras, Sala ha dado una estimación de unas 65.000 entradas vendidas, un 10% más que el año anterior, con 115.000 espectadores en las salas y más de 150.000 visitantes en Sitges. También ha valorado muy positivamente la participación del público y del pueblo de Sitges, tanto en la Zombie Walk, como en otros actos, como los post-screenings, las clases magistrales y el foro FNAC, donde se dió al público la ocasión de interactuar con los creadores.

Sala ha valorado de forma completamente positiva la continuidad del Festival, plenamente consolidado dentro del panorama nacional, bien soportado por el público, patrocinadores y administraciones. Este año el Festival ha visto algo recortado su presupuesto, pero la organización ha jugado con lo que tenía. Sala ha remarcado la importancia de la cultura en general, y de los Festivales en particular, en los tiempos de crisis como herramientas de reflexión. Sala ha puesto su continuidad en manos del patronato, comentando que mientras se sienta a gusto y con ganas y le quieran en el puesto, continuará ejerciéndolo. Sala no ha querido avanzar nada sobre la edición del año siguiente, sólo comentando que intentarán seguir con la línea actual de tener un leimotiv, homenajeando a una cinta emblemática del género fantástico que además les permita traer invitados relevantes y poder organizar actos alrededor.

A las 17:00 voy al Auditori a ver la última película de este Festival que me ha pasado en un suspiro, The Artist, de Michel Hazanavicius. La película se ambienta en la primera edad dorada de Hollywood, durante la transición entre el cine mudo y el sonoro; su protagonista es George Valentin (Jean Dujardin), una estrella del cine mudo mezcla entre Douglas Fairbanks y Rodolfo Valentino cuyas películas gozan de extraordinario éxito. Gracias a un encuentro casual con él, Peppy Miller (Bérénice Bejo) una joven aspirante a actriz, logra encontrar trabajo. A medida que pasa el tiempo sus carreras progresarán en orden inverso, gracias al sonoro, Peppy progresará mucho, mientras que la estrella de George irá menguando.

The Artist es una película rodada en el mismo estilo de la época en la que transcurre la historia: en blanco y negro y muda, acompañada de una banda sonora y carteles con los principales diálogos; una premisa que me hizo desconfiar un poco antes de ver el resultado final. Michel Hazanavicius ha conseguido rodar una película preciosa, una declaración de amor al cine y a la época dorada de Hollywood, respetando el formato del cine de los años 20, con su misma magia y parte de su misma inocencia, pero en el fondo una película completamente moderna. Todos los detalles técnicos son sobresalientes: dirección, montaje, banda sonora (y en esta película no es un detalle menor) y actores. Jean Dujardin y Bérénice Bejo resultan elecciones perfectas para sus papeles; James Cromwell y John Goodman, siempre solventes, les secundan de maravilla.

The Artist me pareció una película espléndida; a partes iguales divertida, entretenida y conmovedora, con una realización virtuosa que combina el cálculo y la inteligencia con un evidente amor por el cine y por el Hollywood que transmitía el cine y la publicidad de la época. No hay que perdérsela.

(c) 2011 Jordi Flotats

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Subido por Jordi Flotats con fecha 08/11/2011 13:00:36