SOUND OF NOISE

Una original comedia musical sueca

No es frecuente encontrarse con películas como Sound of Noise, definida por sus propios autores como "una comedia de situación sobre el amor, la locura y percusiones fuertes". Su protagonista es el oficial de policía Amadeus Warnebring, un hombre sin oido musical, que odia la música que ha nacido en el seno de una familia llena de genios musicales famosos. Su vida se complica cuando un grupo de seis percusionistas excéntricos deciden lanzar un ataque musical usando la ciudad como su intrumento para tocar una composición compuesta por cuatro movimientos.

Los directores Ola Simonsson y Johannes Stjärne Nilsson siempre han estado interesados en la exploración de los límites entre música y sonido. Sus cortos Music for one apartment and six drummers (2001), Way of the flounder (2005) y Woman and gramophone(2006) reflejan muy bien este interés; en el primero se intenta que la música y las imágenes tengan el mismo peso en el resultado final, en los dos posteriores se elimina el diálogo y se sustituye por sonidos. Partiendo de la idea de realizar música con diferentes objetos cotidianos empleables como percusión, los directores y los músicos que participaron en Music for one apartment and six drummers, realizaron muchos experimentos musicales en distintas localizaciones, llegando a la idea de usar una ciudad como instrumento musical, la base de Sound of Noise.                                                           

Durante un año, los músicos estuvieron buscando y grabando los sonidos adecuados para la película junto al artista francés Nicolas Becker. El compositor Magnus Börjeson partió de este banco de sonidos grabados para componer las piezas que constituyen la Música para una ciudad y seis percusionistas. La intención de Börjeson era conseguir una música experimental y contemporánea pero accesible, incluso bailable. Para acabar la composición de una banda sonora clásica se contó con la colaboración del músico electrónico francés Fred Avril.                     

Después de lo que he comentado, creo lícito preguntarse ¿Sound of Noise es una película o un experimento musical que incluye imágenes?  o  ¿puede alguien no aficionado a la música contemporánea disfrutar de esto? En mi opinión Sound of Noise es una película, con argumento y guion, y a la vez un experimento musical que cualquiera puede disfrutar. De hecho, me pareció una comedia francamente divertida, con unos números musicales muy buenos, originales, con una puesta en escena espléndida y bien integrada en la trama.

Cierto es que la historia que propone Sound of Noise es peculiar, pero está bien narrada, sin excesivas  pretensiones; con una trama que se desarrolla alrededor de un personaje protagonista bien construido; gags muy divertidos y con un ritmo narrativo correcto, la película fluye sin llegar a estancarse nunca. Bengt Nilsson, el actor protagonista, realiza un buen trabajo interpretativo desde la contención, componiendo un personaje estrambótico como la película misma pero que de alguna manera se hace creíble por lo sólido de su parte "normal". Nilsson borda el policía serio, persona educada y respetable; y creyendo esa parte resulta más fácil aceptar su excentricidad, su odio por la música. Los demás personajes son mucho más anecdóticos, los seis percusionistas son Magnus Börjeson, Fredrik Myhr, Johannes Björk, Marcus Haraldson Boij, Anders vestergård y Sanna Persson (el mismo grupo que en Music for one apartment and six drummers. Todos excepto Sanna Persson son músicos profesionales, y de hecho, excepto Persson los demás se dedican básicamente a tocar.

Sound of Noise me pareció una película muy recomendable por la (muy poco frecuente) mezcla de originalidad y ambición artística con voluntad de entretener y llegar al público. Es una buena oportunidad de ver una película distinta y además pasar un buen rato; un musical donde los números están bien integrados en la trama y donde la música es imposible de separar de la acción. Ojalá logre salir del circuito de festivales y llegar a las salas comerciales, porque realmente lo merece.

(c) 2010 Jordi Flotats