AIR DOLL

Una preciosa fábula fantástica

Hirokazu Koreeda es uno de los directores japoneses en activo con una trayectoria más personal y en mi opinión más brillante. Sus trabajos hasta el momento transmiten una sensibilidad y una credibilidad fuera de lo normal; su estilo de rodaje, que en ocasiones se acerca al documental (como en Nadie Sabe de 2004), los sólidos guiones y las grandes interpretaciones que consigue de sus repartos hacen su cine próximo y creíble. Después de su último trabajo, Still Walking (2008), una obra maestra del naturalismo, Koreeda se adentra con Air Doll en el terreno de la fábula fantástica, en lo que supone un giro más formal que temático en su carrera.

Air Doll, basado en el manga de veinte páginas The Pneumatic Figure of a Girl de Gouda Yoshiee, cuenta la historia de Nozomi, una muñecha hinchable de tamaño natural en posesión de Hideo (Itsuji Itao), un hombre que la usa como juguete sexual y casi como única compañía de su solitaria existencia. Un día Nozomi cobra vida y, tal como dice ella misma, encuentra "que tiene un corazón que no debería tener". Desde ese momento y poco a poco irá descubriendo el mundo desde la perspectiva fresca de una recién nacida y desarrollando una existencia paralela: durante el día, mientras Hideo está en su trabajo, ella sale a la calle, encuentra trabajo en un videoclub donde se enamorará de su compañero de trabajo Junichi (Arata) e intentará discernir el sentido de su existencia; por la noche continuará siendo una muñeca inanimada para Hideo.

En el cine ha explotado en bastantes ocasiones la idea de una muñeca viviente, pero generalmente desde la perspectiva sexual y/o social del concepto de mujer-objeto; Air Doll deja conscientemente de lado esta óptica. Al adoptar el punto de vista de la muñeca que acaba de despertar al mundo, la película adopta la perspectiva de la inocencia infantil al contar la historia. La película constituye una fábula sobre la soledad del ser humano, especialmente en un entorno urbano tan gigantesco y en cierta forma tan alienante como Tokyo. La mirada de Nozomi se posa en un elenco de personajes secundarios, cada uno con su propia historia, que desarrollan el tema de la película: su propio amo, Hideo, divorciado, sin amigos y humillado en el trabajo, que ve su muñeca como la sustituta de sus relaciones personales y sexuales; Junichi, que se culpa de la muerte de su novia en un accidente de moto y busca en Nozomi la posibilidad de redención, aunque sea por unos momentos; un anciano enfermo que vive solo y pasa el tiempo en los parques, recordando los días en que fue maestro; una mujer con pánico a envejecer y perder su belleza; una chica, vecina de Hideo con problemas de bulimia y depresión, una niña pequeña sin madre cuyo padre se esfuerza por criar o incluso un otaku que frecuenta el videoclub. Todos estos personajes ofrecen una visión de Tokyo como una gigantesca máquina que procesa a sus habitantes del mismo modo que ellos procesan sus cosas, hasta que al final sólo son residuos, reciclables o no reciclables.

A pesar de ser una película de ritmo lento, con bastante poco diálogo y con un trama bastante difusa, Air Doll funciona muy bien y atrapa la atención del espectador hasta el final. La cinta cuenta con una inspirada dirección y un guión inteligente de Koreeda, que logran encauzar la película siempre un momento antes de que se disperse por completo. Aunque en mi opinión lo que la distingue de otras producciones del director es la fotografía del taiwanés Mark "Pin Bing" Lee, la tremenda interpretación de Doona Bae y la banda sonora de World's End Girlfriend.

La fotografía de Lee, perfecta para la película, se aleja del naturalismo habitual en las producciones de Koreeda y se convierte en una parte sustancial de la producción, con unos bellos y larguísimos travellings de Tokyo que llaman la atención por lo acertado del enfoque y lo adecuado de la luz. Sin duda la fotografía consegue transmitir el aire triste, melancólico y algo distante que el guión le requiere. World's End Girlfriend, especializado en música experimental, logra con su banda sonora poner el marco sonoro perfecto para potenciar ese efecto y crear una atmósfera casi onírica. Pero ni guión, ni dirección, ni fotografía ni banda sonora habrían servido de nada sin la fantástica interpretación de Doona Bae. La actriz surcoreana lleva todo el peso de la película de principio a fin. Su intepretación es (por necesidad) extremadamente comedida, al fin y al cabo interpreta a una muñeca que acaba de cobrar vida, pero Bae cuenta con la capacidad de transmitir muchas emociones moviendo muy poco su rostro y usando magistralmente la mirada. La mirada que Bae provee a su personaje es límpida, inocente y punto distanciada, mientras descubre el mundo que la rodea e intenta buscar el sentido de su propia vida. Gracias a la interpretación de Bae, su personaje gana en "humanidad", ya que a pesar de su distanciamiento y lucidez, Nozomi se resiente de su condición de sustituta y de lo amargo del desamor. El trabajo de Bae en esta película sin duda roza la perfección. El resto de los actores realizan buenos trabajos, aunque mucho más secundarios; Itsuji Itao logra dotar de una cierta dignidad a su personaje y que el espectador logre considerarlo más allá de ser un hombre que vive con una muñeca hinchable.

Si tuviera que buscarle defectos a esta muy buena película serían relacionados bien con su algo excesiva duración, bien por la falta de desarrollo de algunos personajes. El final de la película me pareció excesivamente largo, quizá se habría podido sustituir parte del metraje desarrollando más algunas de las pequeñas tramas que plantea la película. Pero eso son inconvenientes menores, Air Doll me ha parecido una muy buena película, triste y melancólica pero nada dramática que retrata espléndidamente la soledad y el aislamento, condimentada con pequeños momentos de humor. Otro acierto de Hirokazu Koreeda, uno de los mejores directores japoneses en activo.

(c) 2010 Jordi Flotats