MR. NOBODY

Magistral oda de ciencia-ficción

El director belga Jaco Van Dormael no se prodiga mucho, desde su debut en 1991 sólo ha dirigido tres películas: Toto el héroe (1991), El octavo día (1999) y Mr. Nobody (2009). Su método de trabajo es en extremo meticuloso y demanda mucho tiempo, escribe sus guiones en tarjetas, que luego ordena y reordena en tablones para componer la versión final. También suele tener dificultades para encontrar financiación para poder llevar a cabo sus ideas, una verdadera lástima, puesto que es un director con un lenguaje fílmico exquisito y personalísimo.

A su último trabajo, Mr Nobody, ha dedicado siete años, y viendo el impresionante y complejo guión y la tremenda riqueza visual del producto final no puedo decir que haya perdido el tiempo. La película muestra las vidas de Nemo Nobody, un hombre que está agonizando en un hospital a los 117 años; es 2092 y la mayoría de la población es inmortal gracias a los tratamientos, por lo que su agonía es noticia.  Nobody rememora las distintas vidas que ha podido vivir dependiendo de las elecciones a las que se enfrentó, empezando por la elección de con qué progenitor irse a vivir cuando se separaron La película muestra las tres ramas principales de su vida, con sus distintos matrimonios y circunstancias y varias posibilidades menores, junto con múltiples pistas de la explicación de la trama.

Mr Nobody es una película compleja, con un guión meditadísimo pero lleno de empatía, una suerte de película total, que mezcla las ideas con las emociones y con una exquisita construcción de personajes. Las distintas versiones de Nemo Nobody son todas ligeramente distintas entre sí, pero mantienen intacto el núcleo de personalidad, mostrando de forma creible cómo las circunstancias de una vida modifican a la persona. El mensaje de la película es que no hay buenas ni malas elecciones; todas son, en cierto sentido, buenas. Siguiendo la misma tónica, en un complejo juego meta referencial, se pueden encontrar imbricadas en la trama múltiples pistas y explicaciones sobre sí misma: un sueño, teorías sobre las super-cuerdas o la naturaleza del tiempo y la memoria.

Pero que nadie se asuste sobre este último comentario, Mr Nobody es ante todo una película (tres películas de hecho) sobre las vidas de un personaje cuyas adolescencias suceden en un bienestante Canadá o una oscura Gran Bretaña, cuyas esposas son el amor de su vida, una dependiente y maniacodepresiva compañera o un matrimonio de conveniencia arreglado por él mismo. Y es en esas vidas donde reside la fuerza de la película, puesto que están narradas con convicción y un estilo visual simplemente apabullante. La fotografía es simplemente impresionante; le da el toque justo de luz y color distintivos a cada parte para que en todo momento sepamos qué narración estamos contemplando. El montaje de la película es de auténtico virtuoso, mezclando con eficacia y claridad todas las posibilidades en un caleidoscopio pero sin despistar ni añadir confusión.

El trabajo actoral es de primer nivel, Jared Leto realiza una composición impresionante, dando a cada versión del personaje los matices que la distinguen pero sin perder de vista sus características básicas. Dianne Kruger interpreta con solvencia al auténtico amor de Nemo, aunque el suyo es un personaje bastante icónico, se desarrolla más cuando es adolescente, magníficamente interpretado por Juno Temple. Sarah Polley da vida un personaje torturado, una madre maniacodepresiva, que quiere a su marido e hijos pero que casi siempre pierde la batalla contra su enfermedad. Merece mención especial Toby Regbo, que interpreta a al Nemo adolescente de forma brillante.

Técnicamente Mr Nobody es exquisita, la fotografía, el montaje y la dirección de actores son de primer nivel. Visualmente la película es riquísima, un auténtico placer para la mirada. La banda sonora incorpora músicas que acompañan bien a las imágenes e intentan poner en contexto las distintas épocas. La película muestra una preocupación por el detalle increíble en todos sus apartados, especialmente en el guión, una auténtica obra maestra; complejo, bien estructurado, con grandes personajes, momentos de auténtica emoción y muy buenas ideas.

No me queda sino recomendar esta grandísima película a todo el mundo, sin duda una mis favoritas del año. Merece la pena verla sin opiniones preconcebidas y dejarse atrapar por ella.

(c) 2009 Jordi Flotats