CASUAL DAY

Real como la vida misma

Hay una mini-corriente en el cine español de los últimos años que intenta retratar de forma crítica y realista el mundo laboral moderno de las grandes corporaciones desde el punto del trabajador. Títulos como Smoking Room (2002), El método (2005) o la reciente Casual Day son buenos ejemplos de ello.

Casual Day nos muestra un fin de semana que van a pasar un grupo de trabajadores de una gran empresa en un hotel rural para realizar un “Casual Day”, es decir, un encuentro informal entre trabajadores con el fin de realizar actividades juntos que fomenten la relajación, las relaciones personales y la capacidad de trabajo en equipo. La película, muy coral, nos retrata a los trabajadores, que sin llegar a la caricatura, cubren muchos tipos de trabajador fácilmente reconocibles: el jefe, el enchufado, el gracioso, el pelota, etc. El protagonista es Ruy (Javier Ríos), un joven de 25 años que ha conseguido un buen trabajo en la compañía ayudado por José Antonio (Juan Diego), el padre de su novia Inés (Marta Etura) y cargo importante en la empresa. Ruy se siente atrapado por la situación; está harto de su novia, celosa, neurótica y malcriada hasta el extremo y de José Antonio, continuamente controlándole y adoctrinándole de forma pegajosa para que le suceda en un futuro. En una posición parecida está Marta (Estíbaliz Gabilondo), amiga de Inés y también “enchufada” en la empresa, aunque con un cargo peor que Ruy, a pesar de ser mucho más competente. Marta trabaja para Cholo (Luis Tosar), mano derecha de José Antonio y con una actitud similar ante el liderazgo que él. Dentro del grupo de trabajadores está Morales (Arturo Valls), amoral y graciosete, Arozamena (Álex Angulo), cobarde y siempre buscando complacer, Velasco (Carlos Kaniowsky), deprimido por su reciente separación y Almarcegui (Secun de la Rosa), resentido porque cree que la empresa no reconoce el mérito de su trabajo.

Con un humor muy negro, la película muestra una visión ácida del mundo laboral dentro de las grandes empresas en España, que mezcla toda la gestión paternalista y absorbente de las corporaciones americanas; con su obsesión por el trabajo en equipo y el continuo adoctrinamiento del trabajador, con la gestión castiza y caciquista tan típica que se ha realizado históricamente por estos lares; con sus enchufes, su autoritarismo, con la falta total de calificaciones de sus jefes, con la visión que pasar muchas horas en el trabajo es más importante que la productividad y con el sempiterno machismo. Casi todo ello se muestra mediante el genial retrato de José Antonio, excelentemente interpretado por un Juan Diego en estado de gracia, un jefe que amalgama características de muchos jefes (incluyendo algunos que he tenido yo mismo) y que vive aferrado a su cargo, su autoridad, su Audi A8 y a las muchas horas que pasa en la oficina, eso sí, sin enterarse de nada de lo que pasa en ella. Su visión del mundo se muestra en las charlas de adoctrinamiento a su futuro yerno, al que prepara para sucederle.

Aparte de Juan Diego el resto del reparto realiza un gran trabajo. Luis Tosar está fantástico en la versión más joven de José Antonio; Javier Ríos logra componer con gran credibilidad un personaje débil y pusilánime pero lo bastante listo como para saber el futuro que le espera; Estíbaliz Gabilondo realiza con solvencia el papel de joven preparada pero inocente respecto a la realidad laboral. El resto de actores, que tienen papeles algo menores, también cumplen con creces; es fácil identificar sus personajes con gente con la que el espectador puede haber trabajado.

Casual Day supone el debut de Max Lemcke como director, un director que habrá que seguir en el futuro, porque con esta película ha logrado contar exactamente lo que pretendía. El estilo de rodaje es sobrio y busca el realismo. La abundancia de primeros planos aprovecha al máximo las buenas interpretaciones de los actores, lo mejor del film junto con el guión. La idílica localización contrasta fuertemente con la carga de mala idea que destila la película.

La película, con todo su humor, en mi opinión pone el dedo sobre la llaga sobre la situación de muchos lugares de trabajo en España, especialmente en empresas grandes o multinacionales, donde se juntan los peores tics del sistema americano de gestión con el sistema de mala gestión tradicional de estas tierras. Y además logra que en muchos momentos el espectador se ría, o al menos sonría, sin abandonar nunca el tema ni rebajar el contenido del film.

(c) 2008 Jordi Flotats